El “club de los arrepentidos” podría sumar en los próximos días un nuevo integrante. Mario Segovia, más conocido como “El Rey de la efedrina”, evalúa esa posibilidad ante el desarrollo de su situación judicial, pudo saber Clarín. La semana pasada dio el primer paso: fue trasladado desde la cárcel de Ezeiza para declarar ante la jueza María Servini, que investiga el Triple Crimen y el tráfico de la efedrina. El operativo se mantuvo bajo reserva, pese al despliegue de efectivos en Comodoro Py. Segovia no dijo nada relevante, aunque dio a entender que tendría información importante sobre el negocio de la efedrina. Por ahora, es sólo una promesa.
¿Por qué quiere hablar ahora? Su situación es cada vez más complicada: en junio la Cámara de Casación le confirmó una condena a 14 años por integrar la banda que elaboraba metanfetaminas en la quinta de Ingeniero Maschwitz. Ese episodio ocurrió en julio de 2008, apenas un mes antes del Triple Crimen. La otra cabeza de esa banda era el empresario mexicano Juan Jesús Martínez Espinoza, también condenado a 14 años.
El operativo de Maschwitz fue la exhibición pública de una guerra de poder por el control del negocio. La política y los servicios de inteligencia no estaban al margen. En el allanamiento, las fuerzas de seguridad actuaron bajo el mando del entonces ministro Aníbal Fernández, ahora salpicado por el escándalo. Sin embargo, en una entrevista reciente con el diario La Nacion, el ex jefe de Operaciones de la SIDE, Jaime Stiuso, se apropió del mérito: “Pérez Corradi es un peón. Al verdadero rey de la efedrina, Mario Segovia, lo detuve yo en 2008 y ahí estalló el tema de la mafia de los medicamentos”.
Segovia cayó recién en noviembre de ese año, cuando intentaba abordar un avión en Aeroparque. «Estaba trabajando en este momento en un negocio de fabricación de CD y DVD truchos y para nosotros es el mayor proveedor argentino de efedrina a los carteles mexicanos», fue el anuncio de un exultante Fernández.
Al año siguiente, en plena campaña legislativa, denunció que el entonces juez federal Federico Faggionato Márquez, cercano a la ex Side, le había ofrecido beneficios a cambio de implicar a Francisco de Narváez. No lo consiguió y el diputado le ganó a Néstor Kirchner y a los candidatos testimoniales.
Segovia, oriundo de Rosario, reapareció esta semana luego de ser mencionado por otro de los “arrepentidos”, Ibar Pérez Corradi. La Justicia nunca pudo determinar si forman parte de la misma banda o si eran rivales.
El supuesto autor ideológico del Triple Crimen ya lleva siete jornadas declarando. En su relato, por momentos desordenado y fantasioso, mencionó a Aníbal Fernández; al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández; el radical Ernesto Sanz y hasta la ex presidenta Cristina Kirchner, quien, según su testimonio, tenía una casa cerca de la quinta de Olivos para reuniones secretas.
Segovia también había sido involucrado por Martín Lanatta, quien lo asoció a los hermanos Zacarías. “Forza nos cuenta (a él y al agente de inteligencia Máximo) que a Mario Segovia le vendían los hermanos Zacarías, que después Segovia le termina trayendo él, con línea directa con una contrabandista que colocaba la efedrina en containers de autos”, relató el condenado por el Triple Crimen ante Servini.
Dentro de la cárcel, el “Rey de la efedrina” escribió un libro para contar su historia. Fue una forma de defenderse. No puso en aprietos a nadie.
La realidad parece haber cambiado. Segovia decidió cambiar de abogados. El 2 de agosto se concretó la renuncia de Claudio Caffarello y Mariano Cúneo Libarona y asumió su nuevo defensor, José Ramón Velázquez.
En los próximos días, Segovia volvería a declarar. Quienes siguen de cerca su estrategia aseguran que aportará documentación y pruebas contra ex funcionarios kirchneristas. En Tribunales son muy cautos.
fuente CLARÌN