«Priviligié lo correcto sobre lo conveniente.» Con esa frase, Juan José Aranguren explicó ayer la decisión de vender sus acciones en Royal Dutch Shell, mientras caminaba los pasillos del Centro Cultural Kirchner donde se desarrolla el Foro de Negocios e Inversiones. El ministro de Energía fue notificado el viernes del dictamen de la Oficina Anticorrupción (OA) que le recomendaba deshacerse de sus papeles en la petrolera. El lunes a la noche, resolvió desprenderse de ese capital, tras analizar durante el fin de semana un paso que puso en juego cuestiones familiares, económicas y afectivas.
Fue Mauricio Macri quien ofició de primer «vocero» de la decisión del ministro. «Tengo una primicia para ustedes, Aranguren vendió las acciones», anunció el Presidente al inicio del foro considerado el «mini-Davos» del Gobierno. Según pudo conocer LA NACION, el ministro de Energía vendió sus acciones por vía electrónica a última hora del lunes, previa consulta con su contador personal. Vendió los papeles en los mercados bursátiles en los que cotizan y se desprendió así de los$ 16,3 millones en acciones Royal Dutch Shell PLC clase A. Para despejar todo tipo de especulaciones, lo hizo frente a un escribano público.
Se lo comunicó a Macri esa misma noche, horas antes de que ambos recibieran a los CEO de las principales multinacionales en el Centro Cultural Kirchner. Durante la tarde de ayer el ministro manifestó: «Tomé la decisión a partir de haber conocido la recomendación de la OA, que consideró, como creo yo, que no existió incompatibilidad alguna y que las decisiones que he tomado no afectaron a Shell. Pero en la sociedad de hoy hay que dar señales más claras de lo que significa esa ausencia de conflicto de intereses».
Aranguren no fue el único que debió tomar nota de las advertencias de la Oficina Anticorrupción. La Casa Rosada también tomó cartas en el asunto y determinó derivar al ministro de Producción, Francisco Cabrera, todas las cuestiones «particularmente relacionadas con la empresa Shell». Lo hizo por decreto, en una resolución que fue comunicada ayer en el Boletín Oficial.
Según explicaron fuentes de Casa Rosada, Aranguren había pedido desligarse de todas las cuestiones vinculadas a Shell hace tres semanas, en un pedido formal de excusación al Presidente. Fue el 23 de agosto, pocos días después de presentar su descargo formal a la OA, que estaba en la etapa final de su caso.
Macri resolvió así despegar a Aranguren de todo lo vinculado específicamente a Shell. Mantendrá, sí, el poder de decisión sobre las cuestiones generales vinculadas al sector petrolero. Ayer, en el Centro Cultural Kirchner, el presidente de Shell Argentina, Teófilo Lacroze, dijo no ver inconveniente en que Cabrera pase a ser el interlocutor de la empresa en el Gobierno.
Decisión difícil
Vender las acciones de Shell no fue una primera opción para Aranguren. El ministro insiste en que no hay infracción a la ley de ética pública mientras no tome decisiones oficiales que afecten particularmente a esa petrolera. Fue la presión de propios y ajenos la que lo llevó a dar un giro.
Cuando en junio se conoció su declaración jurada, donde informó poseer $ 16,3 en acciones de Shell, el ministro explicó que, cuando le tocaba intervenir en cuestiones puntuales de la petrolera, delegaba el tema en sus segundos. Y cuando el 4 de agosto la OA le pidió su descargo, insistió en que no había incompatibilidad y pidió descartar la denuncia.
Ya para fines de agosto, el ministro le hizo a Macri un «pedido de excusación» para que le derivara las cuestiones de Shell a otro funcionario. El dictamen de la OA terminó de convencerlo de que debía también vender las acciones para sepultar la controversia.
fuente LA NACIÒN