La investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman estuvo encorsetada y la Justicia buscará avanzar ahora en todas las hipótesis del arco que trazó la Corte cuando dijo que se deben analizar el homicidio, la muerte por mano propia y, en el medio, la instigación o ayuda al suicidio o incluso actos de coerción que condujeran a que el funcionario se matara.
Con esta idea trabajan desde ayer los investigadores de la muerte de Nisman: el juez federal Julián Ercolini y el fiscal federal Eduardo Taiano, que tiene delegada la causa. Ya recibieron los más de 60 cuerpos del expediente después de que la Corte -a instancias del fiscal Ricardo Sáenz- determinó que el caso debe ser investigado por la justicia federal. El máximo tribunal entendió que la muerte del fiscal obstaculizó sus tareas federales, como la investigación del ataque a la AMIA o la denuncia contra Cristina Kirchner por el encubrimiento a Irán que presentó Nisman antes de morir.
«El éxito de la investigación para nosotros es determinar qué es lo que pasó. Después de tantas idas y venidas, el camino que nos proponemos es llegar a la verdad judicial. Contestarnos a la pregunta de qué pasó», dijo el fiscal Taiano ayer a LA NACION.
En su despacho estaba reunido con parte del pequeño equipo con el que encarará la investigación. Lo acompañan Inés Rodríguez, su secretaria, y otros cuatro empleados, entre secretarios, prosecretarios y empleados. Cuando tuvo el caso por primera vez contaba con la ayuda de la fiscal Laura Belloqui, pero el equipo se desarmó cuando el caso volvió a instrucción y la fiscal regresó a su fiscalía correccional.
Taiano y Ercolini se reunieron ayer para repasar los próximos pasos. Se van a continuar y ahondar las últimas medidas de prueba que dispuso la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini.
Entre ellas, el pedido de los números telefónicos que utilizó Cristina Kirchner para la época en que el fiscal apareció muerto. La idea es cruzar esas llamadas con las que realizaron los otros imputados por la denuncia de Nisman y verificar si hubo comunicaciones entre ellos.
Dos empresas telefónicas y el Gobierno ya aportaron los datos de los números asignados a la ex presidenta. La jueza Palmaghini pidió además los números de línea que le asignaron la ex SIDE e inteligencia militar.
En la causa llamaron la atención las comunicaciones que tuvieron el día 18 de enero, cuando nadie sabía que Nisman estaba muerto, el ex jefe del Ejército César Milani y el entonces director general de Reunión de la ex SIDE, Fernando Pocino. Milani explicó ayer por radio y en la causa que con Pocino «tenía relación» y hablaban «muchísimo», incluso los domingos. Ese día lo llamó -dijo- porque días antes «había desaparecido un misil vencido en la Unidad Blindada N° 1 de Tandil».
«Vamos a profundizar lo que ya se hizo, sobre todas las pistas que se siguieron», dicen ahora los investigadores, que se mostraron extrañados por la reciente muerte de un testigo, el ex custodio de Nisman y sargento retirado de la Policía Federal Héctor Goncálvez Pereira. Fue tiroteado por una banda de piratas del asfalto que intentaron robar la carga de un camión que custodiaba.
La Corte en su fallo fijó un «arco investigativo», interpretaron en los tribunales: indicó que se debía investigar no sólo el crimen o el suicido, sino si hubo ayuda al suicidio o coacción.
En el caso de la muerte de Nisman, el único imputado es Diego Lagomarsino, el técnico informático que le dio el arma con la que se produjo la muerte del fiscal, un día antes.
En esta nueva etapa de la investigación habrá una renovada mirada sobre Lagomarsino y su actividad, para determinar si su conducta fue dolosa o no y si sólo fue portador del arma o también de algún mensaje.
La lectura en la justicia federal es que el caso debió estar en Comodoro Py 2002 desde el principio. Sólo la presencia de Sergio Berni en la escena de Puerto Madero permite sospechar por qué la causa quedó en instrucción y que no se dieran los clásicos tironeos de competencias entre un juez federal y uno de instrucción cuando la policía les da intervención ante un delito. El fiscal federal Carlos Rívolo y el juez Sergio Torres estaban de turno en la noche del 18 de enero y no recibieron ninguna consulta para tomar el caso, que quedó en manos de Fein y del juez Manuel de Campos.
En la justicia federal creen que la investigación quedó encorsetada en la hipótesis del suicidio y ahora buscarán seguir la línea de la Corte, abriendo el espectro, con el objetivo de saber qué paso. Sólo eso. Un objetivo modesto pero determinante.
Las líneas de la investigación
El juez Ercolini delegó el caso en el fiscal Taiano
Homicidio a suicidio
La Corte señaló que entre el homicidio y el suicido hay otras hipótesis sobre las que se debe trabajar: ayuda al suicidio, suicidio inducido y, aún, una coacción para que Nisman se quitara la vida por mano propia. Planean revisar el rol de Diego Lagomarsino que proporcionó el arma disparada esa noche
Esclarecer qué pasó
Es el objetivo principal de la investigación en este momento. Buscar la verdad judicial, a partir de revisar las pruebas que ya se hicieron y disponer nuevas para completar la tarea que los investigadores entienden que quedó incompleta durante el tiempo que la causa estuvo en la justicia de instrucción
Profundizar medidas
La idea del equipo es ahondar en las últimas medidas de investigación que propuso la jueza Fabiana Palmaghini, con los cruces de llamadas de los teléfonos que usó Cristina Kirchner. Se busca que la causa no quede encorsetada en una sola hipótesis, sino abrir la investigación a todas las posibilidades
Abogados piden resolver el caso
El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires reafirmó la necesidad del «inobjetable esclarecimiento judicial» de los motivos que llevaron a la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Al mismo tiempo señaló que ese reclamo es un «imperativo de la ciudadanía argentina». El pronunciamiento fue a raíz del fallo de la Corte que indicó que la causa debe ser investigada por el fuero federal al tratarse la víctima de un funcionario federal abocado a tareas federales.
fuente LA NACIÒN