Lo llamativo de la renuncia de Isela Costantini es que adujo “razones personales” para irse de la presidencia de Aerolíneas Argentinas, pero junto con ella también se van el gerente de Recursos Humanos y un director de la actual gestión, el especialista en educación Manuel Alvarez Trongé. ¿Es realmente su renuncia una motivación personal, u obedece más a una serie de factores, incluido cierto fastidio desde lo más alto del Gobierno?
Algunos datos: Macri había designado a Manuel Tanoira, amigo personal, en el directorio de la empresa, de modo que el Presidente cuenta con un reporte directo de lo que ocurre en la empresa. Eso en sí no es novedoso, pero da cuenta de cierta desconfianza desde el vamos.
En la reunión de directorio de noviembre, fueron designados especialistas en recursos humanos provenientes, precisamente, de Techint, la misma empresa de la cual proviene el ahora sucesor de Isela, Mario Dell’Acqua.
Una de las objeciones que había recibido la gestión de Costantini había sido su decisión de no aplicar el bisturí. Si bien la ejecutiva aplicó una política de recortes de gastos, la plantilla de personal es prácticamente la misma que le dejó Mariano Recalde. Y en la paritaria cerrada a comienzos de noviembre, la empresa le habría comunicado al Gobierno que el incremento salarial era del 34% cuando, con los adicionales, trepa al 48%.
Otro asunto que hizo ruido desde hace al menos un mes es el resultado operativo de la empresa. El martes, el director financiero, Pablo Miezdiak, le dijo a Clarín que los subsidios del Estado a Aerolíneas cerrarán por debajo de 300 millones de dólares, es decir, que pasó a perder menos de un millón de dólares por día.
Pero subsidios, en este caso, no es equivalente matemático de déficit: ocurre que, a mediados de año, Aerolíneas vendió y realquiló tres de sus aviones (una operación conocida como “sale and lease back”), con lo cual consiguió fondos extra por al menos 60 millones de dólares. Si se aplica la matemática pura, Costantini logró el título deseado de perder menos de un millón por día. Pero no es menos cierto que, a mediados de año, Mario Quintana y Guillermo Dietrich le habían comunicado que su tope de déficit debía ser reducido a US$ 248 millones.
Finalmente, está la falta de un respaldo explícito por parte de Macri a lo largo de todo un año. Incluso hubo un episodio más bien en sentido contrario: durante el otoño, había quedado agendada una reunión protocolar entre ambos pero, tres días antes de la fecha pautada, Macri convocó a Costantini a Olivos, a última hora del día, para que le rindiera cuentas sobre la marcha de la empresa. Y la foto de ambos quedó postergada, sin fecha.
fuente CLARÍN