Siete meses atrás, había dado el primer indicio. Tras una pelea, le robó la pistola y el chaleco antibalas a su mujer, policía en San Isidro. Pero esta vez fue mucho más allá y provocó una masacre que casi no tiene antecedentes en la historia criminal argentina: mató a tiros a su pareja; a una hermana y un hermano de ella, a un concuñado y a su suegra.
Otro disparo terminó con la vida del bebe que estaba por dar a luz su concuñada, que resultó gravemente herida. Sólo le perdonó la vida al hijo de su mujer, que le rogó que no lo matara cuando le apoyó el arma en el pecho.
Tras ejecutar el séxtuple homicidio y herir a otras tres personas en un sangriento raid de 10 minutos, anteanoche, Diego Loscalzo, de 38 años, huyó de la escena del crimen, en William Morris, Hurlingham. Escapó en una moto que abandonó en Villa Lugano, donde viven sus padres. Fue a Retiro y, a las 2.30 de ayer, subió a un ómnibus con destino a Córdoba. Pero dejó una pista que hizo naufragar su intento de fuga: para sacar el pasaje usó su DNI. La policía bonaerense ya lo buscaba.
A las 12.45, «el Chino», como se lo conocía, fue detenido en un retén de la policía cordobesa en Río Segundo. Loscalzo no se resistió cuando los agentes subieron a buscar al ocupante del asiento 13, al que los otros pasajeros habían visto nervioso y con la cara tapada durante todo el viaje.
Según la Justicia, Loscalzo disparó entre 15 y 20 tiros. Su ataque comenzó a las 22.20, en la casa que compartía con su mujer y el hijo de ella, en Cañuelas y Asamblea. Ahí mató a Romina Maguna y, en la puerta, a Vanesa Maguna y a su esposo, Darío Díaz, que vivían en otra vivienda del mismo terreno y habían ido alertados por los disparos. También hirió a Cinthia López, una amiga.
Mientras el hijo de Romina corría hasta lo de un vecino para pedir ayuda, Loscalzo recorrió en su moto 25 cuadras en busca del resto de sus víctimas, hasta Wagner y Schubert, en Villa Tesei. Ahí vivía su suegra, a la que llamó por teléfono y le dijo que Romina había tenido un accidente; de inmediato, Juana Paiva se apretó en uno de los asientos del Renault 19 de su hijo José Eduardo Maguna, junto con su nuera, Mónica Lloret -de 36 años, que tenía programada una cesárea para ayer- y Camila, la hija de Mónica.
Arrancaron, pero nunca llegaron a su destino: los interceptó y les disparó. Asesinó a Paiva y a su hijo; hirió en las piernas a la chica de 12 años y alcanzó con sus disparos a Lloret; el proyectil «perforó el útero e hirió mortalmente al feto, que presentaba orificio de entrada y salida del proyectil», detalló el parte médico del Hospital Posadas, donde la mujer está internada con pronóstico reservado.