LA PLATA.- Cuando faltan seis días para el inicio del ciclo lectivo, el gobierno de María Eugenia Vidal propuso atar la suba salarial al ritmo de la inflación, en vez de fijar un aumento anual del 18 por ciento como hizo originalmente. El ofrecimiento no convenció a los seis gremios de docentes de la provincia, que anunciaron que mantendrán su adhesión al paro nacional docente que está convocado para el lunes y martes próximos, al que agregarían una movilización de protesta a la gobernación.
Como un desafío a los gremios, Vidal anunció que las «sesenta mil personas» que se ofrecieron como voluntarias para dar clases durante el paro serán convocadas para brindar apoyo escolar o en los comedores, pero no para dictar clases.
«Fueron sesenta mil personas que se ofrecieron a estar en las escuelas para que el lunes hubiera clases. Quiero agradecerles porque no se quedaron disconformes o en la protesta», dijo la gobernadora. Y destacó: «La tarea docente es muy importante. No podemos cambiarles a los chicos el docente».
Durante la negociación salarial, los representantes sindicales desplegaron ayer sus guardapolvos blancos frente a las autoridades, en señal de reclamo. También exhibieron carteles con la siguiente leyenda: «Esto no es una guerra. Esto es una paritaria docente».
La reunión entre los gremios y el director general de Educación, Alejandro Finocchiaro, y los ministros de Economía, Hernán Lacunza, y de Trabajo, Marcelo Villegas, se extendió por un par de horas.
La oferta no sólo incluyó ajustar el salario según la inflación. Prevé además la posibilidad de adelantar a los maestros «una suma a cuenta» que aún no fue determinada.
Durante su recorrida por el Espacio Clarín, en Mar del Plata, Vidal aseguró que la provincia hará «el máximo esfuerzo» para dar respuestas al reclamo y asegurar que «ningún salario pierda contra la inflación».
Todas estas opciones se hablaron a lo largo de dos horas a puertas cerradas en una reunión tensa, convocada para destrabar el conflicto que mantiene en vilo a dos millones de familias.
El primer llamado fue a las 17. Al filo de las 22, Roberto Baradel , secretario general del Suteba, dijo a LA NACION: «Indexar el aumento según la inflación no es una propuesta seria. El paro nacional sigue en pie». Junto a Baradel estuvieron presentes representantes de FEB, AMET, Sadop, UDA y Udocba. El rechazo del frente fue unánime.
La tesitura de los gremios despertó ayer el rechazo de la Federación Universitaria Argentina (FUA). Su presidenta, Josefina Mendoza, cuestionó a Baradel en una carta pública. «Debo decirle que esta situación me huele más a oportunismo típico de año electoral que a una auténtica lucha gremial», expresó.
En el primer encuentros el gobierno de Vidal ofreció una suba del 18% a ajustarse según la inflación y pagar en cuatro tramos, con un piso del 4,5 por ciento. En esta ocasión ofreció lo mismo pero sin mencionar el 18%, atando todo a la inflación. La negociación se había paralizado el jueves último, cuando los gremios a nivel nacional anunciaron un paro de actividades para los días 6 y 7 de marzo.
Precisamente, fueron los representantes de Ctera, UDA, CEA, Sadop y Amet quienes resolvieron adoptar la medida de fuerza el 6, día previsto para el inicio del ciclo lectivo, que se extenderá al 7, con movilización incluida.
Todavía con el calendario abierto para seguir con la negociación, en el Gobierno cuentan con la carta de la conciliación obligatoria como una última opción para intentar que el lunes comiencen las clases en la provincia. Hoy se convocará oficialmente para otra reunión.
Fuentes oficiales agregaron que en caso de que los gremios no acaten esa medida entonces sí, tal como lo adelantó el ministro de Trabajo Marcelo Villegas, el Poder Ejecutivo evaluará recurrir a un decreto para fijar un aumento salarial del 18% para el sector.
La paritaria de la provincia de Buenos Aires es la más grande del país, ya que representa a unos 280.000 maestros que dan clases a 4,3 millones de alumnos. Serviría como caso testigo para el resto de las provincias.
Falta de acuerdo con los gremios porteños
La negociación entre los docentes y el gobierno porteño volvió a estancarse ayer, después de que la administración de Horacio Rodríguez Larreta reiteró la oferta de un aumento salarial del 18% en cuotas trimestrales ajustables por inflación para este año.
La propuesta no varió de la que el gobierno porteño había presentado la semana pasada, salvo porque se agregó el compromiso de que la Ciudad garantizará la suba con fondos propios. Intentó así aventar el temor a posibles demoras en el reparto del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), que la Casa Rosada envía a todas las provincias, que pudieran retrasar el pago de sueldos.
El compromiso no alcanzó para destrabar la negociación. «Pedimos 60.000 millones de pesos para todo el país. Si los tenían para dárselos a una empresa del Presidente, deberían tenerlo para la educación», arremetió Eduardo López, titular de UTE, el principal gremio docente porteño, en obvia alusión al conflicto por la deuda del Correo con el Estado.
Pese a la falta de progreso en la puja salarial, se avanzó con otros reclamos. Javier Tarulla, subsecretario de Carrera Docente, se comprometió a construir 30 escuelas en los próximos tres años y a crear dos comisiones, una para evaluar mejoras de infraestructura y otra de formación docente.
En línea con sus pares bonaerenses, los gremios porteños siguen sosteniendo que «sin paritaria nacional hay paro nacional», por lo que ayer ratificaron que, de no haber novedades, se sumarán a la huelga prevista para el lunes y el martes próximos.
Restan cinco días para el inicio de clases y la próxima reunión todavía no tiene fecha.
fuente LA NACIÒN