A medida que se consolida el escenario de polarización, cobra fuerza en el kirchnerismo la idea de que no es imprescindible una candidatura de Cristina Kirchner . Si está garantizada una disputa de fondo entre Mauricio Macri y la ex presidenta, razonan los dirigentes del núcleo duro, se amplía el margen para que ella se corra de la boleta y elija a un delfín que represente al espacio.
Si la elección fuese hoy, los nombres que se barajan para encabezar la lista son tres: Daniel Scioli , Verónica Magario y Martín Insaurralde . El intendente de Lomas de Zamora, la sorpresa de la terna, ganó simpatías en el kirchnerismo a partir de la cumbre de San Vicente, en la que compartió foto con Máximo Kirchner. «Él trabaja para la unidad del peronismo», dicen en Lomas de Zamora y le dan aire a un posible acuerdo.
Los contactos se intensificaron en las últimas semanas. En una mesa que comparte con distintos sectores del peronismo bonaerense, el cristinismo empezó a definir los trazos generales de un discurso unificado. Conviven en ese lugar Eduardo «Wado» De Pedro, Insaurralde, Fernando Espinoza, Jorge Ferraresi y Alberto Descalzo.
«En la política argentina sólo existen dos espacios importantes: el de Macri y el de Cristina. Toda elección va a ser leída en esos términos, más allá de quiénes sean los candidatos», dijo a LA NACION uno de los dirigentes que comparte charlas con la ex presidenta. Pero enseguida aclaró: «La decisión la va a tomar ella, cerca del cierre de listas. El que diga hoy que está seguro de que va a ser candidata o de que no va a ser está mintiendo».
La estrategia del delfín tiene dos escollos importantes, reconocen cerca de la ex presidenta. El primero es la posibilidad cierta de que ninguno de los dirigentes que se barajan asegure el caudal de votos de Cristina. El segundo: que Florencio Randazzo desafíe la conducción de la ex presidenta, fuerce una PASO y obligue a los intendentes a tomar partido por anticipado.
La relación con Randazzo terminó de deteriorarse en las últimas semanas, a partir de las sucesivas señales de que el ex ministro de Transporte está decidido a enfrentar a Cristina. Los mismos que meses atrás lo definían como «un compañero», hoy le atribuyen parte de la derrota de 2015 y ponen en duda las verdaderas motivaciones de su eventual candidatura.
Con encuestas en la mano, los allegados a la ex presidenta relativizan el peso del desafío. «Estamos dispuestos a conversar todo lo que haya que conversar y a hablar de las candidaturas, pero no nos puede correr un candidato de siete puntos», repiten, casi con las mismas palabras.
El discurso está unificado: Randazzo no tiene posibilidades de ganarle una primaria a Cristina. Los diagnósticos varían cuando se plantea un escenario sin la ex presidenta en la boleta. «Si ella le levanta la mano a un candidato, el triunfo está asegurado», sostienen algunos dirigentes. Otros temen que la disputa interna sea presentada por el antikirchnerismo como una oportunidad única para sepultar la carrera de la ex presidenta. En ese escenario, opinan, Cristina estaría obligada a poner el cuerpo para asegurar el objetivo estratégico: volver al poder en 2019.
La opción de que sea candidata es la preferida de la mayoría de los dirigentes que conforman el núcleo duro: La Cámpora, Nuevo Encuentro, la cúpula del Instituto Patria, un conjunto de intendentes y un grupo de diputados nacionales. «La gente la quiere a Cristina», argumentan. Pero coinciden en que la polarización amplió el margen de maniobra de la ex presidenta.
Hay un solo requisito para integrar la lista de eventuales delfines: reconocer la conducción de Cristina. Con diferentes tipos de relación con la ex presidenta, Scioli, Magario e Insaurralde pasan el filtro. Valoran al ex gobernador por haberse mantenido leal, pero temen que su gestión en la provincia pueda correr el eje de la campaña. De la intendenta de La Matanza dicen que sería una «buena candidata» y que consolidaría la relación con el jefe del PJ bonaerense, Fernando Espinoza.
El intendente de Lomas de Zamora aspira a ser gobernador en 2019, un objetivo que no choca con los planes de Cristina Kirchner. El Grupo Esmeralda afronta un proceso de discusión interna, con Gabriel Katopodis cada vez más cerca de Randazzo. Como parte de la fotocracia que impera en la política bonaerense, Insaurralde se paseó el jueves con Scioli, una muestra de distancia con el ex ministro de Transporte.
fuente LA NACION