Cristina Kirchner se declaró, minutos antes de las 4 de la madrugada, ganadora de las elecciones a senadores por la provincia de Buenos Aires. Pero a ese momento le faltaban unos pocos miles de votos para superar a la fórmula de Cambiemos, seguía siendo la segunda en el conteo. Fue en medio de un recuento de votos moroso, que generó dudas en el cierre de las PASO 2017.
La ex presidenta, vestida con un suéter blanco y pañuelo al cuello, como hoy parece su estilismo, se subió al escenario del club Arsenal avanzada la madrugada para generar un hecho político: instalar una duda fuerte sobre los resultados de la elección bonaerense.
El recuento bonaerense se trabó poco después de la medianoche. Cuatro distritos parecían clave a esa hora: Mar del Plata y La Plata, que favorecerían al Gobierno, y José C. Paz y Moreno, con más votos, aparentemente, para el kirchnerismo.
En las horas que pasaron desde la medianoche, el recuento se tornó lento. Y mostró una tendencia cercana al empate, con una ligera recuperación de votos para la ex Presidenta. En la Casa de Gobierno, en tanto, insistían en que el cierre sería de unos 2 puntos a su favor en el conteo final. Pero cuando los minutos pasaban, ese anuncio no se confirmaba, sino que la diferencia entre las dos listas se achicaba, beneficiando la tendencia al kirchnerismo.
Cristina se declaró ganadora, pero los números oficiales del recuento de votos seguían mostrando, cuando comenzó su discurso, y cuando lo terminó, una ligera ventaja a favor de la fórmula de Esteban Bullrich y Gladys González.
Pero en el kirchnerismo querían abrir una puerta para un reclamo. Y, sobre todo, desconocer la derrota. Desde las 10 de la noche, en el entorno de la ex presidenta estaban insistiendo en que la brecha (que para esa hora superaba los 3 puntos) se achicaría. Y que Cristina se dirigiría al público recién cuando esa diferencia fuera menor al 2%.
«Nosotros no nos vamos a dormir, no dejamos el trabajo a medias», dijo Cristina cerca de las 4, hablando a una pequeña multitud que la vitoreaba, señalando que allí estaba firme para reclamar su espacio.
«Espero que alguien del Gobierno pueda explicar mañana lo que ha pasado hoy porque no nos merecíamos una cosa así», dijo en su discurso. En las horas anteriores, los integrantes de su equipo no dejaban de llamar a los medios de comunicación para conocer cuáles eran los últimos datos disponibles y qué información manejaba el oficialismo.
«Dejaron de cargar datos», «Se fueron todos a dormir», «Sólo dejaron 2000 personas trabajando», fueron las denuncias previas al discurso de la ex presidenta con que su entorno tapizó el camino a este monólogo de madrugada. Estaban construyendo el espacio para el remate que ella ejercería, dejando todo un cuestionamiento al resultado electoral que no le había resultado beneficioso: terminó su discurso con un 95% de los votos relevados, y aún con 5.000 votos menos que el oficialismo.
Cristina aprovechó su discurso para remarcar dos ejes. Por un lado, criticar el «ajuste» del gobierno de Mauricio Macri, incluyendo una revisión de la suba tarifaria. Por el otro, identificarse con los reclamos por la desaparición del militante Santiago Maldonado, quien es buscado luego de la denuncia de pobladores mapuches de que fuera golpeado y detenido por la Gendarmería.
Pero el eje de su discurso fue cuestionar la posibilidad de haber sido derrotada. «Esto que vivimos hoy no lo vi en ninguna elección ni como fiscal ni como candidata ni como autoridad», dijo. Dejaba de lado, claro, la demora de horas en difundir datos de la última elección presidencial, cuando ella encabezaba el Ejecutivo, en la que el kirchnerismo perdió la presidencia, donde no se difundieron los datos a las horas establecidas ante el desconcierto de los funcionarios por los datos adversos. En cambio, prefirió referirse a la derrota de su esposo, Néstor Kirchner, en la provincia de Buenos Aires, «por dos puntos». Es justamente la diferencia que el Gobierno pensaba que le iba a sacar a ella en esta ronda electoral.
Con 38.000 votos recurridos, y menos de 10.000 de diferencia entre el primer y segundo puesto, la elección bonaerense promete días de debate y polémica. En Santa Fe, una diferencia también de pocos puntos separa al candidato de Cambiemos del del kirchnerismo. Serán los territorios donde seguirá la polémica de los próximos días. Y el camino del kirchnerismo para evitar referirse a sus derrotas en su distrito nativo, Santa Cruz.
Cristina Kirchner ayer acusó al Gobierno de haber montado «un gran show para que salga en prime time de la televisión como si se tratara de un timbreo o subirse a un colectivo para simular algo». Pero, añadió, «es sobre todo una ofensa a la democracia y a los ciudadanos que lo que menos se merecían era conocer cuál era el resultado de las elecciones en la provincia de Buenos Aires». Y ahí fue que aseguró: «Y el resultado en las elecciones parlamentarias de la provincia de Buenos Aires es que hemos ganado las elecciones Unidad Ciudadana».
Es que la ronda electoral de ayer no definió nada en concreto, sólo fue un precalentamiento (caro, complejo) de cara a octubre. La carrera definitiva empieza ahora. Mauricio Macri tenía planificado lanzarla mañana o pasado anunciando la suba de jubilaciones. Cristina Kirchner decidió apostar a generar una fuerte polémica e instalarse en el lugar de ganadora de la elección. Aunque al cierre de estas líneas, a las 4:45, ya estaba 9.000 votos por debajo de Bullrich-González. Pero su tarea ya estaba hecha. La confusión, sembrada gracias a la brecha (el error no forzado de una elección demorada) que le sirvió el Gobierno en bandeja.
fuente CLARIN