ESQUEL.- El 13 de enero de 2015, con Facundo Jones Huala a la cabeza, un grupo de mapuches autodenominado Movimiento de la Comunidad del Puelmapu ocupó una porción de la estancia Leleque, del grupo Benetton, y la denominó Pu Lof de Resistencia del departamento de Cushamen, en Chubut. Se trató de un cuadro -un terreno de 625 hectáreas- de esa estancia.A partir de esa ocupación se sucedieron otras dos más en zonas contiguas.
En total, la comunidad ocupa 1875 hectáreas. Esos «dominios» recuperados, invocando una presencia ancestral en el territorio, cuenta hoy con una guardia permanente las 24 horas, ubicada en la entrada, cerca de una de las tranqueras. Está en el kilómetro 1848 de la ruta 40. El terreno es una estepa, con hondonadas y cerros a lo lejos, y el manso río Chubut, que serpentea dentro del enclave.
Allí hay otras edificaciones precarias que están ocupadas por mapuches, como un espacio comunitario donde se celebran los traum, que son las reuniones donde los miembros toman, por consenso, las decisiones.Si bien la comunidad intentó plantar árboles frutales y mantener una huerta para autoabastecerse, no prosperaron.
Desde la ruta 40 se pueden divisar al menos cinco puestos de madera y la guardia central, donde los miembros se turnan para vigilar las 24 horas.Al cruzar el río Chubut, a dos horas a caballo, se encuentra la antigua comunidad de Cushamen, cuyos miembros se oponen a la metodología empleada por el grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), fundado por Facundo Jones Huala.
En palabras de ese líder, la intención del Pu Lof de Resistencia es anexar el territorio para conformar, en el corazón productivo de la estancia, un enclave mapuche autónomo, a pesar de las diferencias entre las comunidades.
La de Cushamen, a 70 kilómetros de Leleque, es uno de los primeros asentamientos de pueblos originarios en la región, con tierras otorgadas durante la presidencia de Julio Argentino Roca al lonko (cacique) de la época.
La geografía es hostil: el clima es extremo, los árboles están dispersos, y sólo hay algunos arroyos. Sin embargo, el terreno es apto para la agricultura y estratégico para acceder al agua.
Más allá de las construcciones rudimentarias, la idea es edificar puestos para que sean habitados por las familias de la comarca andina.
Hoy, esos tres terrenos representan un páramo, con alguna presencia de mapuches, pero es imposible determinar cuántos miembros alberga.
Para la concreción de este territorio mapuche, Jones Huala plantea una estrategia progresiva. Según explicó a LA NACION semanas atrás, durante una entrevista, el primer paso es la «recuperación de tierras productivas y sagradas en manos de latifundistas para desarrollar autonomía mediante el trabajo propio». Luego, dijo, aspiran al control territorial con la expulsión de «los latifundios y las transnacionales».
«Planteamos un proceso de construcción de autonomía, sin pedirle permiso al Estado. Cuando vinieron los de Agricultura familiar, tres años atrás, a ofrecernos chapas para la construcción en Leleque, la gente hizo un traum y decidió que no. Dijimos que no íbamos a aceptar nada del Estado a excepción de la devolución de las tierras», había afirmado Jones Huala.
fuente LA NACION