No lo lograron ni el peronismo que la impulsó a sus primeros cargos, ni Fernando de la Rúa que la hizo ministra, ni Elisa Carrió que la consideró su mano derecha durante varios años.
Luego de más de cuatro décadas de actividad política, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich , decidió atar su suerte política a la de Mauricio Macri, en un desprendimiento tan sorpresivo como inusual: hoy disolverá formalmente el partido Unión por Todos, que fundó hace más de veinte años, para pasar a formar parte de Pro de manera oficial.
«No tiene sentido que ella siga con sello propio, que apunta al mismo electorado», lo explican con simpleza desde el partido del Presidente, que hoy encabezan el senador misionero Humberto Schiavoni y el legislador porteño Francisco Quintana.
El propio mandatario habría sido, según fuentes macristas y cercanas a la ministra, quien le pidió a su funcionaria y dirigente de confianza que diera el paso para «emprolijar» el tablero político en la coalición Cambiemos.
«En una etapa de recomposición del sistema político, es importante fusionar esfuerzos y dejar de estar atomizados», dice a LA NACION la ministra con firmeza, pero también con algo de nostalgia anticipada.
El lunes pasado le confirmó la decisión a los miembros de su partido (que desde hace un año cambió su nombre por el de Unión por la Libertad por un reclamo de un partido homónimo de Córdoba).
«A algunos les gustará más que a otros, pero la decisión está tomada», afirmó Bullrich.
Hoy junto con el debate de otros temas vinculados con lo electoral, el Consejo Nacional de Pro aprobará formalmente la fusión de ambos padrones, aunque en la práctica esto significará la desaparición del partido con el que Bullrich fue, por ejemplo, candidata a jefa de gobierno de la ciudad en 2003, en aquel momento en alianza con Ricardo López Murphy y en contra del propio Macri.
«Siempre nos dejaba en claro que ella a su partido no lo iba a dejar», comentó a LA NACION un excompañero de ruta de la Coalición Cívica en aquel 2007 donde Bullrich se había convertido en imprescindible para Carrió, a quien poco más tarde abandonaría para acercarse de manera paulatina a Pro.
Desde el partido de Bullrich explicaban que la decisión «resolverá algunos problemas que se planteaban en las provincias, donde las pertenencias partidarias son fuertes y generan rispideces. Acá en Capital y provincia es más sencillo acordar», afirman desde el partido a punto de fenecer.
Reconocido en cinco distritos (Capital, provincia de Buenos Aires, Jujuy, Neuquén y Entre Ríos), UPL mantenía una cantidad de afiliados modesta: según datos del Ministerio del Interior, tiene registrados 7180 afiliados bonaerenses y 4242 porteños, sus dos principales bastiones.
Desde el Gobierno hablan por lo bajo de una «contraprestación» que compense el sacrificio: un asiento con capacidad de decisión en Pro nacional para la ministra, y en Pro porteño para uno de sus lugartenientes, Juan Pablo Arenaza, quien es actualmente funcionario en la gestión porteña de Horacio Rodríguez Larreta.
fuente LA NACION
