La devaluación del peso frente al dólar , que se aceleró en las últimas semanas, tendrá efectos en cadena sobre los precios de toda la economía en el mediano y el largo plazo. Algunos, sin embargo, sufrirán un golpe más directo que se notará de inmediato en los bolsillos de los consumidores.
Se trata principalmente de los bienes importados, entre los que se cuentan variedades muy cercanas al gusto y a las necesidades del consumidor argentino que van desde remedios, bananas y carne de cerdo hasta motos, atún en lata y consolas de videojuego, para citar algunos ejemplos.
Hay una regla sencilla para entender por qué los productos importados costarán más. El comercio internacional se maneja en dólares, de manera que si se necesitan más pesos para comprar un billete norteamericano, hacerse del bien al final del camino requerirá un desembolso mayor en moneda local pese a que su precio en dólares no haya cambiado.
La licitación de bonos del Tesoro alivió el mercado
Aunque muy por debajo de lo que critican los detractores de Mauricio Macri, el cambio de mando en la Casa Rosada trajo un aumento en las importaciones de bienes de consumo que hizo aparecer en las estanterías productos que habían quedado atrapados en la telaraña del cepo cambiario dispuesto por el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y convalidado por Cristina Kirchner.
La lista está dominada por los remedios. Según cifras oficiales que vio LA NACION, con compras por US$867 millones para venta por menor, lideran una lista de 20 bienes de consumo que se importaron el año pasado. La cifra incluye desde productos oncológicos hasta insumos de menor importancia que sólo se fabrican fuera del país.
En los casos en que los medicamentos son cubiertos por una obra social o por el Estado a través del sistema de salud pública, el usuario final no notará los cambios (aunque sí quienes se los proveen).
En segundo término se ubican las motos, que en varios de sus modelos posiblemente sufran aumentos de precios en pesos. El año pasado treparon 89% las compras al exterior de unidades de hasta 250 centímetros cúbicos. Fueron 363.908 motos por las que se pagaron US$ 324 millones, que representaban $6.130 millones y hoy, poco menos de $8.100 millones. En promedio, el comerciante necesitará más de $5400 adicionales para hacer frente a cada unidad, de los cuales probablemente intentará pasar la mayor parte a la factura que paga el cliente final.
Carnicerías y verdulerías
La devaluación también se notará en las verdulerías y en las carnicerías. Sucede que muchos de los productos que allí se venden provienen en parte desde fuera del país y su precio está atado al dólar. Es conocida la sensibilidad de la palta a los movimientos del billete verde. Sin embargo, no está en el top 20 de bienes de consumo más importados.
Distinto es el caso de las bananas, que también vienen de afuera. El año pasado se importaron más de 485.000 kilos (por encima de los 433.466 del año anterior) y se pagaron US$239 millones. Su traslado a precios dependerá de la decisión de los importadores y la predisposición de los consumidores a convalidarlo.
En el caso de la carne, la situación también es compleja. Por un lado, el país es exportador de productos vacunos, que tienen un mercado exterior fijado en dólares. Esa condición empuja al alza los valores en los mostradores.
A eso se suma que otros productos se importan en grandes cantidades. El ejemplo más evidente es el del cerdo, cuyas compras van en aumento. El año pasado fueron 33 millones de kilos por casi US$105 millones.
Algo similar pasa con los enlatados de atún, de los cuales se compraron más de 16 millones de kilos el año pasado.
La diversión también pagará una parte de la devaluación. Sucede que entre los bienes de consumo que más se importan están las populares videoconsolas, como la PlayStation y la Xbox. El año pasado entraron 1.561.821 unidades, un 66% más que en 2016. Sus valores están altamente dolarizados.
El último día hábil del año pasado el dólar costaba $18,92 según el promedio de cotizaciones del Banco Central. Ayer, la cifra había ascendido a $24,67. De manera que para quien gana en pesos comprar bienes en dólares se encareció en más de 30%.
Hay que hacer una aclaración fundamental: la cuenta anterior funciona sólo en los casos en los que el traslado a precios de la devaluación de los importadores es completo. Una gran parte de los economistas sostiene que en el país el pasaje al ticket final de la depreciación del peso es amplia y mucho mayor a la que ocurre en otros destinos, como Brasil. Pero no menos cierto es que puede haber situaciones específicas en cada negocio -como un exceso de stocks, o menor apetito de los compradores- que moderen el tamaño de los aumentos.
El nivel de importaciones es una de las polémicas con las que convive el Gobierno. Según la Casa Rosada, tanto en relación con el PBI como en dólares, las compras al exterior son menores a las del período 2011-2013, por ejemplo. Las importaciones de 2017 llegaron a US$67.000 millones.
El problema, sostienen, es que las exportaciones fueron de US$ 58.500 millones el año pasado y aportaron a construir un creciente déficit comercial. La Casa Rosada amortigua ese rojo con otro argumento: casi US$8 de cada US$10 de las importaciones de 2017 se relacionan con la producción.
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