A pesar del hermetismo típico que domina las negociaciones entre los técnicos del Fondo Monetario y del equipo económico, trascendió que uno de los temás más ríspidos está relacionado con el futuro manejo de la política monetaria. Casi todo el andamiaje montado por el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, es discutido por el organismo, que prefiere otro tipo de enfoque para atacar el principal problema de la economía argentina: la elevada y persistente inflación.
El financiamiento del BCRA al Tesoro es uno de los temas que está en plena revisión. Para este año, la entidad debe girarle $150.000 millones al Gobierno, una cifra equivalente a poco más de 1% del PBI, pero drásticamente inferior a la emisión del período kirchnerista, que llegó a rozar el 5% del PBI.
Casi todo el andamiaje montado por el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, es discutido por el organismo, que prefiere otro tipo de enfoque
Sin embargo, para el FMI este tipo de financiamiento es inflacionario y no tiene justificación. Sturzenegger hasta ahora no acusó recibo. Tanto en la conferencia de la semana pasada como en la presentación de ayer ante el IAEF enfatizó que se mantendrá la línea trazada. «Miren los agregados monetarios, estamos 5% abajo de los niveles de principio de año», aseguró para convencer a la audiencia sobre la trayectoria descendente que la inflación mostraría en los próximos meses.
Considerando que el déficit fiscal tendrá una reducción más rápida y que además estarán los recursos del FMI, no tendría justificación continuar con este tipo de financiamiento, que implica un importante nivel de emisión de pesos. Por supuesto que no es un tema exclusivo del BCRA, sino que el ministerio de Hacienda y el de Finanzas también deberán dar una señal en esa dirección, ya que son los que requieren ese financiamiento. «Cuando menos giremos al Tesoro mejor, porque estaríamos eliminando una variable inflacionaria del tablero», reconocen en la autoridad monetaria.
Los técnicos del Fondo también plantearon objeciones a fines del año pasado relacionadas con el atraso cambiario, producto de altas tasas que aplicaba el BCRA para contener la inflación. En el Artículo IV que se publicó a fines del año pasado, recomiendan un cambio en el mix de políticas públicas: más ajuste fiscal y menos presión sobre la política monetaria.
El ministerio de Hacienda y el de Finanzas también deberán dar una señal en esa dirección, ya que son los que requieren ese financiamiento
Se supone que la aceleración en la reducción del déficit de las cuentas públicas debería ayudar a descomprimir la presión sobre la tasas de interés, aunque difícilmente eso suceda antes de fin de año. Se trata, sin embargo, de un aspecto clave del acuerdo que se está negociando con el Fondo. Christine Lagarde, la número uno del FMI, pidió el último viernes «un plan macroeconómico claro», que incluye este tipo de cuestiones que eran observadas como «inconsistentes» por parte del staff del Fondo.
Qué dice e BCRA
Desde el BCRA, además, aseguran que las metas de inflación como método elegido para combatir la suba de precios es «innegociable». Y también parece opinar de la misma forma el Presidente Mauricio Macri, que la semana pasada le otorgó al Central el manejo pleno de la política monetaria para combatir la inflación. Claro que seguramente se revisarán las metas para adelante, ya que el 15% de este año estaría más cerca del 25% y el 10% previsto para el año que viene luce ya incumplible.
Sturzenegger: “Miren los agregados monetarios, estamos 5% abajo de los niveles de principio de año”
Ese mismo día, Sturzenegger ratificó que seguirá adelante con la política de tipo de cambio flotante y metas de inflación, que básicamente consiste en utilizar la tasa de interés como principal herramienta para dominar la inflación. Para el Fondo, sin embargo, es más importante poner mucho más el foco sobre la reducción del déficit que depender casi exclusivamente de las elevadas tasas de interés para conseguir ese objetivo.
El FMI, por otra parte, también exige un tipo de cambio real alto para efectuar los desembolsos. Pero la reciente suba de más de 20% del dólar busca ese objetivo. La incógnita es cómo logrará el Central que la inflación no se dispare luego de la fuerte devaluación del último mes. En ese escenario, la mejora del tipo de cambio real se terminará evaporando, como ya sucedió en episodios parecidos en 2014 y 2016, a la salida del cepo cambiario.
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