Con la convicción de que el dinero de la corrupción que viajaba en el auto de Oscar Centeno está oculto en los Estados Unidos, la Unidad de Información Financiera (UIF) se puso ayer a disposición del juez federal Claudio Bonadio y del fiscal Carlos Stornelli para activar mecanismos internacionales que permitan congelar esos fondos y, en última instancia, poder recuperarlos para el Estado.
De esa manera, ayer el titular de la UIF, Mariano Federici, y su segunda, María Eugenia Tallerico, estuvieron en los tribunales, donde ofrecieron su cooperación a los funcionarios judiciales y les anticiparon que analizan presentarse como querellantes en la causa de los cuadernos Gloria.
No es un dato menor: a partir de esto una dependencia del Gobierno tendrá un pie dentro del expediente que tiene en vilo a todo el mundo político.
La UIF viene actuando desde hace meses en una causa paralela en la que se investiga el enriquecimiento ilícito de Daniel Muñoz, el fallecido exsecretario privado de los Kirchner que se enriqueció hasta tener 65 millones de dólares en propiedades controladas por empresas offshore radicadas en Miami y en Nueva York.
Hoy la sospecha de la Justicia es que ese dinero en bienes raíces forma parte de los cerca de 200 millones de dólares que viajaron durante al menos 10 años en el remise de Centeno, el chofer de Roberto Baratta, mano derecha de Julio De Vido.
La causa contra Daniel Muñoz, que murió en 2016, sus familiares y sus supuestos testaferros en el exterior está en manos del juez federal Luis Rodríguez. El fiscal de la causa es Carlos Stornelli, el mismo que lleva el caso de los cuadernos de las coimas.
La causa de Rodríguez en realidad permite alimentar la de Bonadio, según analizaban anoche fuentes judiciales.
Ahora el caso del remisero permite ampliar la mirada y preguntarse si el dinero de Muñoz era suyo, es decir, si era parte de lo que se quedaba él o si en realidad el secretario de los Kirchner actuaba como testaferro de alguien más.
Centeno describe en los cuadernos decenas de encuentros entre los excolaboradores de De Vido con Muñoz. Siempre con bolsos de dinero de por medio.
Sobreseimientos
Antes de morir, Muñoz se benefició con dos sobreseimientos en esta causa, uno de Bonadio y otro de Rodríguez. Pero el caso sigue abierto a instancias de la Cámara Federal porteña y abarca ahora a los parientes y hombres de paja detrás de sus sociedades que quedaron al descubierto en los documentos revelados en la investigación periodística de los Panama Papers.
El diario The Miami Herald publicó recientemente un detalle de esos bienes, que abarcan un «imperio de bienes raíces» en Miami, con operaciones por 65 millones de dólares en ultralujosos condominios, departamentos en Nueva York y centros comerciales del sur de la Florida.
Lujo
Sostuvo que mediante empresas offshore dirigidas por Sergio Todisco y su ahora exesposa, Elizabeth Ortiz Municoy, compraron por alrededor de 21 de millones de dólares condominios de lujo en algunas de las torres más conocidas del sur de la Florida, con vistas al Caribe, incluyendo Icon Brickell, St. Regis, Colonia Océano Turnberry, Apogee Beach y 900 Biscayne.
La joya de la corona era una unidad de 10,7 millones de dólares en el Regalia, en Sunny Isles Beach. Las empresas más tarde vendieron la mayor parte de esas propiedades.
Otras empresas en las que figuran Todisco y Municoy como oficiales invirtieron 30 millones de dólares en sucursales bancarias del sur del Estado de Florida y en una farmacia, así como en una unidad de 13 de millones de dólares en el majestuoso Plaza Hotel de Manhattan.
En busca de una conexión
Mariano Federici, titular de la UIF
El funcionario aspira a descubrir una fuga de fondos de la corrupción a Miami
Los bienes de Muñoz
Al exsecretario de Kirchner, ya fallecido, le descubrieron departamentos e inversiones multimillonarias en Estados Unidos
Mecanismos
La Unidad de Información Financiera se puso a disposición del juez y el fiscal del caso de los cuadernos de las coimas. Cree que esos fondos explican la fortuna de Muñoz y quiere pedir el congelamiento de los bienes y su eventual recuperación para el Estado
fuente LA NACION