«Chocamos», admitió uno de los responsables de la economía . El Gobierno traza puertas adentro un diagnóstico crudo sobre el proceso que atraviesa el país en materia de
inflación , fragilidad cambiaria y actividad económica, y preocupación sobre el remedio que puede transformarse en el peor enemigo: las elevadas tasas de interés.
Pero, aunque parezca contradictorio, el presente de la macroeconomía abre una luz de esperanza en el equipo del presidente Mauricio Macri . «Pasó todo eso y estamos vivos», lanzó el importante funcionario.
Solo un tema provoca hoy escozor: las elevadas tasas de interés, que ayer cerraron a 71,7%. «A este valor solo podemos aguantar dos o tres meses», advirtió un hombre de confianza del Presidente. Si las tasas no empiezan a bajar, la economía entrará en una dinámica de quebranto difícil de frenar, pronosticaron fuentes oficiales.
El objetivo que se fijó el equipo económico es llevar las tasas a cerca del 60%. Si lo consigue sin provocar un salto inflacionario o una suba fuerte del dólar, creen cerca del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne , entonces sí habrá pasado la crisis financiera.
Pese al escenario negativo, el Gobierno empezó a ver algunos resultados positivos en la batería de medidas que implementó para salir de la crisis. Uno de los datos que resaltan en cada despacho del Palacio de Hacienda es que las exportaciones netas en septiembre quedaron cerca del equilibrio fiscal. Y que en octubre, noviembre y diciembre habría superávit. De todas formas, el número global para este año no es bueno: el rojo terminaría entre US$4000 y US$5000 millones.
«Confiamos en que la recuperación será relativamente rápida en la medida en que continúe la estabilidad, que siga el empuje exportador y que comience a mejorar el consumo a partir de la reducción de la inflación y la recuperación de los salarios reales», dijo a LA NACION el secretario de Política Económica, Miguel Braun.
Cuando habla de una recuperación del consumo, el flamante número dos del Ministerio de Hacienda se refiere al resultado de la comparación de mes a mes, no la interanual, que será negativa. En esa cuenta, el Gobierno considera que la renegociación de las paritarias, que ya comenzó, y la baja de la inflación en noviembre y, especialmente, en diciembre aliviarán el bolsillo de los trabajadores registrados.
«La economía va a volver a crecer a fin de año, en los primeros meses de 2019», se entusiasmaron fuentes del Palacio de Hacienda.
El otro gran problema, para el que aún no encontraron solución, es la inflación. El número de septiembre fue una catástrofe para el Gobierno. El 6,5% en promedio no reflejó el salto que se dio en los alimentos. La cifra, según destacaron desde la Jefatura de Gabinete, «refleja la inestabilidad cambiaria que empezó en abril y tuvo su pico a fines de agosto y comienzos de septiembre».
La inflación de octubre también será muy alta, anticipó ayer el titular del Banco Central, Guido Sandleris. El único consuelo ante estos números fue que, en comparación con devaluaciones anteriores, el traspaso a precios fue inferior al 50%. Igualmente, según el Gobierno, el número comenzará a bajar «gracias a la estabilidad reciente del dólar y a la nueva política monetaria del Banco Central, que logró anclar las expectativas».
A eso se refirió el ministro de Hacienda en el Coloquio de Idea. «La inflación se está desacelerando», describió Dujovne. Según el funcionario, los datos de los últimos 10 días muestran que la inflación se redujo «fundamentalmente gracias a la política monetaria restrictiva que aplica el Banco Central».
El otro gran problema es la recesión en la que se encuentra la economía. En su búsqueda de alcanzar el déficit cero -la aprobación del presupuesto en el Congreso es prioritaria para el Gobierno-, sin margen fiscal para aumentar los subsidios o impulsar el consumo con una medida de shock, el Gobierno profundizó el impacto de la recesión, que podría ser más extensa de lo que evaluó en un principio.
«La sensación en la calle es muy mala», admitieron fuentes oficiales. Pero, al igual que con el resto de los indicadores macroeconómicos, cerca de Macri consideraron que en los próximos tres meses se comenzarán a percibir las mejoras.
Por último, en el Gobierno también consideran que llegarán más inversiones. No habrá una lluvia, como siempre se entusiasmaron, pero el número sería superior al de este año.
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