CIUDAD DE MEXICO.-Luego de un lunes que comenzó en el Palacio Nacional junto al presidente Andrés Manuel López Obrador y terminó muy tarde en una cena con los empresarios más poderosos del país en la coqueta Estancia Los Morales, del barrio de Polanco, Alberto Fernández disfrutará de unas horas de ocio antes de su charla magistral para estudiantes e invitados especiales en el antiguo colegio de San Ildefonso. Sin embargo, el presidente electo se reservó una hora para un encuentro sorpresa que se llevará a cabo esta tarde y que sin dudas traerá polémica: el expresidente de Ecuador, Rafael Correa.
Llegado en la mañana del martes a México, Correa se aloja en el hotel Camino Real, el mismo en el que se hospedan Fernández y su comitiva. Tiene a su vez previsto dar una charla en el Museo de la Ciudad, ubicado en el centro histórico, bajo un título desafiante a tono con su postura combativa: América Latina en disputa. El encuentro con Correa, confirmado a LA NACION por dos fuentes inobjetables fue organizado, otra vez, por Marco Henriquez Ominami: el dirigente chileno que motoriza el Grupo de Puebla de gobernantes y dirigentes progresistas del continente, del que tanto Fernández como López Obrador también forman parte.
Duro detractor del presidente Lenin Moreno, a quien acusa de haberlo traicionado luego de haber recibido su bendición para llegar al poder, Correa -que gobernó Ecuador desde 2007 hasta 2017- vive en Bélgica pero participa activamente de la vida política de su país. Moreno lo ha acusado de fomentar las violentas protestas por la suba del combustible, que provocaron ocho muertos y centenares de heridos, antes de que la medida fuera revocada.
El explícito apoyo de Correa al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien reconoció estar «ayudando» a modo de consultor, podría ser un incómodo lastre para Fernández. Si bien el futuro presidente de la Argentina, se manifiesta en favor de la postura «moderada» y de no intervención encabezada por López Obrador, ha mantenido una distancia prudente de lo que queda del eje bolivariano, hoy representado por Maduro y Cuba.
De excelente y antiguo vínculo con Cristina Kirchner, Correa es también parte del grupo de Puebla que coordina Ominami, aunque desde posiciones más radicalizadas. Sin ocultar sus deseos de volver al poder, se reunirá hoy con Fernández, quien ha dado señales hacia el «diálogo» y la «moderación», tanto en su política interna como en la relación con los Estados Unidos y otros poderosas potencias.
fuente LA NACION