El presidente Alberto Fernández asumirá formalmente la conducción del PJ Nacional con el respaldo de los gobernadores peronistas, la CGT, el kirchnerismo, el peronismo bonaerense y La Cámpora. Lo hará en un acto que tendrá lugar este lunes, a las 18, en el Club Defensores de Belgrano, en Núñez, hasta donde llegarán los principales ministros del Gabinete, los mandatarios provinciales, intendentes bonaerenses, legisladores y referentes sindicales.
Unidad ante todo. Unidad frente a todo. Esa será la idea que sobrevolará el discurso del Presidente, que con acciones y omisiones ha intentado mantener el equilibrio interno en Frente de Todos con el fin de solidificar la estructura del gobierno nacional. Un objetivo que no siempre pudo cumplir con creces, pero que marca el rumbo de su gestión en la Casa Rosada y, a partir de hoy, en el Partido Justicialista.
Fernández llega a la conducción del partido como resultado de una propuesta de los gobernadores del PJ que tuvo el respaldo de todos los sectores dentro del peronismo. Ese apoyo quedó reflejado en la lista “Unidad y Federalismo” que encabeza el jefe de Estado y que expone una fina armonía en el armado entre La Cámpora, los sindicatos y el albertismo. Todos los socios de la coalición que mantiene a flote al Gobierno.
Los cinco vicepresidentes que acompañarán al jefe de Estado son el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof; el mandatario de Tucumán, Juan Manzur; la vicegobernadora de Chaco, Analía Rach Quiroga y las diputadas nacionales Cristina Álvarez Rodríguez y Lucía Corpacci.
En esas cinco vicepresidencias están representados la liga de gobernadores, el kirchnerismo y el peronismo bonaerense. Cada nombre responde a diferentes sectores de la coalición. Kicillof es el gobernador de la provincia más poblada del país, el ahijado político de Cristina Kirchner y un dirigente que cuenta con el respaldo de La Cámpora, agrupación a la que no pertenece, pero con la que tiene vínculos estrechos.
Álvarez Rodríguez es una dirigente con anclaje en territorio bonaerense y buena relación con los intendentes y la Vicepresidenta. Es una de las mujeres del peronismo con mayor influencia en el partido y en el Congreso. Rach Quiroga, compañera de fórmula de Jorge Capitanich, uno de los gobernadores más cercanos a Fernández, representa al peronismo del interior.
Lucía Corpacci, ex gobernadora de Catamarca, es una dirigente de vínculos estrechos con el kirchnerismo y valorada por el Presidente, mientras que Juan Manzur es un íntimo de Fernández con peso entre sus colegas de la liga de gobernadores. Es, además, un dirigente al que Cristina Kirchner no quiere. Su inclusión en los principales lugares del partido es un mensaje en si mismo.
En la lista de consejeros aparecen la mayoría de los gobernadores del PJ, la mesa chica de la CGT, legisladores e intendentes de La Cámpora, jefes comunales del conurbano y diputados y senadores del interior. Equilibrio en los nombres y en las agrupaciones para que el concepto de unidad, que expondrá el Presidente, tenga sustento en los cargos dentro del partido.
La lista que encabeza Fernández no fue la única que se presentó el 15 de febrero, cuando vencía el plazo para llevar al partido los frentes electorales y los candidatos que iban a formar parte de la lista. El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, hoy apuntado por el Gobierno por su interna con la titular de la cartera de Seguridad, Sabina Frederic, inscribió su lista en un acto provocativo para los códigos del peronismo. Una vez presentada la documentación y bajo el argumento de que Kicillof representaba a la provincia de Buenos Aires en las vicepresidencias, decidieron declinar la competencia.
También presentó una lista el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, un díscolo dentro del universo peronista. El mandatario llevaba como postulantes a la líder de la agrupación Tupac Amaru, Milagro Sala; el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto; la dirigente Alessandra Minicelli, (esposa del ex ministro de Planificación Julio De Vido), el referente de la Corriente Federal de Trabajadores, Ghilini Horacio, y la rectora de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA), Ana Jaramillo. La lista no pudo pasar el filtro de la junta electoral partidaria.
El Presidente asume la conducción del PJ luego de 5 años que estuvo a cargo del sanjuanino José Luis Gioja, quien este fin de semana se despidió con una carta pública. “Luego de mucho trabajo, horas de reuniones y hectolitros de café, pudimos cumplir el objetivo que nos trazamos cuando asumimos la conducción, allá por mayo de 2016: unir al peronismo y conformar un gran frente electoral progresista para ganarle en las urnas al macrismo”, expresó.
Gioja fue un dirigente importante en el rompecabezas en el que se convirtió el rearmado del peronismo en tiempos de oposición. Una voz institucional, ultra crítica del macrismo y respetada entre sus pares. Trabajó para que al PJ lleguen las diferentes facciones del sindicalismo, desde Hugo Moyano hasta Héctor Daer, y se sumen dirigentes del kirchnerismo más duro o La Cámpora, agrupación que no formaba parte del partido en el inicio de la gestión de Macri.
El sanjuanino resistió también la intervención judicial que llevó a Luis Barrionuevo al mando del partido por poco tiempo y asumió con resignación la decisión de Cristina Kirchner de excluir al PJ del frente electoral con el que compitió en el 2017, con el fin de no disputar una interna con Florencio Randazzo, quien compitió bajo el paraguas protector del partido.
El peronismo recorrió ese sinuoso camino dividido. Sin embargo, cada año ganó más terreno la idea de unidad para enfrentar a Mauricio Macri. En alguna medida el ex presidente fue el chivo expiatorio para lograr la unidad de cientos de dirigentes que, pocos meses atrás, no tenan en sus planes sellar una alianza para competir unidos en las elecciones presidenciales del 2019.
La asunción de Fernández busca ser un símbolo de fortaleza y unidad en el inicio del año electoral, y luego de un año y medio desgastante en el Gobierno tuvo que afrontar la gestión de la pandemia, asimilar el impacto de las medidas restrictivas en la economía local y convivir bajo el fuego amigo por las tensiones internas entre el Presidente y su compañera de fórmula.
El segundo capitulo de la película del PJ tendrá lugar el 2 de mayo, cuando Máximo Kirchner asuma, salvo que la Justicia se lo impida por pedido del intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, la presidencia del PJ Bonaerense. La llegada del líder de La Cámpora a ese puesto fue respaldada por Fernández, quien ve en esa asunción una señal de equilibrio entre el peronismo y el kirchnerismo. Una necesidad en tiempos de alta tensión interna adentro y afuera de la Casa Rosada.