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Y VOS HACIENDO EL DEDO EN V: 72 copas de champán: el ministro al que todos señalan no piensa irse

Guzmán imaginó su estadía en el Gobierno como algo duradero. Las pruebas más recientes de esa convicción se pueden encontrar en las últimas compras que ordenó para renovar su gran oficina, el Ministerio de Economía. Mandó a pedir heladeras, freezers, microondas, 10 televisores de 50 pulgadas y hasta 72 copas de champán.

Dicen que el comedor estaba muy venido a menos. La renovación saldrá entre $2 y $4 millones. La frugalidad contable del primer trimestre contradiciendo al Instituto Patria no alcanzó al mobiliario.

El ministro de Economía sumó enojos y apretones de mano desde que llegó al Gabinete. Entre los primeros está uno con Cristina Kirchner, con quien se reunió en El Calafate para explicarle por qué la luz y el gas deberían aumentar más este año. No tuvo éxito, pero se llevó una convicción que les comentó a dirigentes porteños del Frente de Todos: si no lo dejaban hacer algo para bajar los subsidios en 2022, podría dejar su cargo.

Si el padre de la derrota es Fernández, el jefe de Hacienda es su asistente. Guzmán atraviesa terreno fangoso desde el primer trimestre. El hecho de tener cuentas relativamente ordenadas en medio de una pandemia resultó indigerible para algunos asesores del krichnerismo. Un epicentro en su contra se conformó alrededor de Santiago Fraschina, un economista que es secretario general de ANSES y número dos de Fernanda Raverta. Ese embate se había moderado en el último tiempo.

Sergio Massa tiene entre sus consejeros de confianza a Martín Redrado, que también intercambia ideas con Alberto Fernández y empezó a desandar el camino que lo separaba de Cristina Kirchner. Redrado manejó el área de comercio exterior de Cancillería y fue presidente del Banco Central, pero tiene como deuda personal la conducción de Economía. Cree que la Argentina puede despegar con algunas leyes que necesitan mayoría especial y si se escucha a sindicalistas que le resultan razonables, como Gerardo Martínez (Unión Obrera de la Construcción).

Cristina propone desde hace meses la incorporación de funcionarios más caracterizados al Gabinete. La derrota electoral le da un nuevo argumento. Antes de su desencuentro con Agustín Rossi por la candidatura en Santa Fe quería que su extimón en Diputados se convirtiera en jefe de Gabinete.

Los dirigentes del Frente de Todos descontaban la semana pasada que Martín Guzmán se quedaría, al menos, hasta cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Hoy nadie asegura su permanencia en el Gobierno ni el futuro de la discusión por la deuda. Su principal defensor en el Gabinete es el presidente Alberto Fernández.

La renovación del comedor es un tema menor en la agenda del Ministerio de Economía. Por ejemplo, también le pidió a Luciano Mario Di Gresia, exfuncionario de la provincia de Buenos Aires, asesoramiento para la construcción de un “modelo de equilibrio general para la economía argentina” que considere reformas fiscales y su impacto distributivo. Es, justamente, lo que buscan todos.

El resultado electoral puede desencadenar algo que no estaba en los planes de Hacienda. La licitación por las 72 copas de champán se abrió el viernes pasado. Quizás solo estén disponibles para un brindis que haga el sucesor de quien las encargó.

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