El Gobierno Nacional decide avanzar en el asunto de continuar irrealmente el congelamiento de precios, ya que no hay acuerdo.
Prorrogan el congelamiento de precios
A 48 horas del vencimiento del congelamiento de precios -de una canasta de más de 1.400 productos que se venden en en los supermercados- todavía no hay acuerdo total entre el Gobierno y las empresas fabricantes para relanzar una canasta de «Precios Cuidados» para los próximos meses.
El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, quiere que la nueva lista tenga alrededor de 1.300 artículos, pero hasta ahora hay acuerdo sobre el 45% del total.
Sin acuerdo de acá hasta pasado mañana, el secretario de Comercio prorrogará el congelamiento de precios, al menos durante dos semanas, con la idea de llegar al acuerdo final.
La idea de Feletti, según comentan las empresas participantes, es otorgar aumentos de 2% mensual a los productos de Precios Cuidados durante el primer trimestre del año, con lo cual se terminaría en marzo con una suba total del 6%.
La Rentabilidad en los precios cuidados
Un informe de la Secretaría de comercio, que Feletti divulgó entre algunas compañías, indica que los «precios libres» -alimentos, bebidas y productos de limpieza e higiene que no forman parte de Precios Cuidados- registraron alzas promedio de 6% entre el 20 de octubre y el 20 de diciembre últimos.
Algunos de esos artículos registraron alzas de 19% y 20% en ese mismo plazo.
El argumento de Feletti, en la negociación con las empresas, es que mientras un set de productos se mantuvieron congelados, la mayoría de los artículos que se venden registraron incrementos en línea con la inflación. E incluso más.
Eso les permitió a las compañías obtener una «rentabilidad cruzada»: ganaron con la venta de la mayoría de los productos y perdieron rentabilidad con otros, los que están en la canasta.
El tema es que, en el medio, la diferencia de precios entre los productos que están en «Precios Cuidados» y los «libres» se hizo cada vez más amplia. A tal punto que algunos artículos con mayor contenido se venden más barato que otros similares, que tienen menos contenido.
Algunos ejemplos: Detergente Ala: 500 mililitros cuesta $90.10. El mismo producto de 300 mililitros está más caro: $99,99. El lavavajillas Zorro de 300 mililitros, color amarillo (Precios Cuidados): $69,99. Color Naranja o Verde: $110,99.
Otro lavavajillas marca CIF. En precios Cuidados de 500 mililitros cuesta $155. Mientras que el mismo producto de 300 mililitros vale $141. Unos pocos pesos menos.
Algo parecido sucede con el desodorante Rexona. El que está en Precios Cuidados cuesta la mitad que los que quedaron por fuera. Tienen el mismo contenido pero con distintas fragancias.
En los alimentos también hay ejemplos en este mismo sentido. Se dá entre diferentes marcas de arroz. También en fideos.
Todos estos ejemplos sirven para entender la actual dinámica de la negociación.
Las empresas pugnan por sacar de Precios Cuidados a los productos que estuvieron congelados desde octubre, y reemplazarlos por aquéllos que ya tienen precios más elevados.
De esa manera lograrían una mayor rentabilidad y, a la vez, dejarían «libres» a los productos que estuvieron sin aumentos desde principios de octubre.
El argumento de los fabricantes es que los productos de Precios Cuidados ya acaparan entre 20% y 25% de su facturación, lo que los perjudica en los balances. Históricamente, la canasta de Precios Cuidados nunca superó el 9% de las ventas. Ahora, por la alta inflación, esa tendencia se amplió.
Los supermercados también se quejan: argumentan que Precios Cuidados tiene cada vez un peso mayor en su facturación y eso perjudica su rentabilidad.
Durante las negociaciones apareció otra cuestión: las malas expectativas que tienen los empresarios sobre el futuro cercano de la economía. No quieren atarse a un acuerdo incumplible, que los puede dejar mal parados.
Expectativa empresaria respecto a Gobierno
De ahí que ayer se organizara la cumbre entre Guzmán-Pesce-Kulfas-Feletti, con el objetivo central de apuntalar las expectativas de los empresarios.
Justamente, uno de los grandes problemas que tiene ahora el Gobierno en el frente interno es la falta de credibilidad entre las empresas más grandes, que además del tema precios son además responsables de la contratación de mano de obra. Ninguna decisión favorable se destrabará hasta tanto haya previsibilidad cambiaria y financiera.
Guzmán negocia contra reloj con el FMI para aplacar ansiedades y, por fin, intentar una estabilización definitiva de la economía.
El ministro está convencido de que el acuerdo con Washington es básicamente estabilizador. Y pone un freno a la dinámica de malas expectativas, al menos por un tiempo. Por eso apura las conversaciones, aunque al mismo tiempo reconoce que varios países (Estados Unidos, Alemania y Japón) reclaman más ajuste en el programa.
Esta tarde, cuando el ministro reciba a gobernadores habrá más detalles sobre esas negociaciones clave.
Iprofesional