Los dos bandos en disputa: Ucrania y Rusia, tienen críticas severas al Gobierno Argentino. Casi en otra trampa mortal que meten al país
No es la primera vez que reclaman contundencia argentina
En la historia nos gustaría decirlo, pero no es la primera vez, esta es la tercera vez que se reclama del Gobierno Argentino exactamente lo mismo.
La primera vez fue el la primer guerra mundial. Aunque Argentina estuvo más cerca de Gran Bretaña, pese a todo, el Gobierno no.
Cambiaros los aires e Yrigoyen, por aquel entonces en el poder, prefirió mantenerse al margen.
La segunda vez sucedió en la segunda guerra mundial. y Perón, pocos días antes de finalizar la guerra, tras recibir el dinero de los nazis para ser asilados, decide al eje «declararle la guerra».
A todo esto, siempre Argentina condicionada por los negocios y el mundo. Pero, cuando más y más cerca estuvimos, desde el 90, hasta el 2002 de las posiciones de los países centrales, se puede decir, que no tuvimos ni prosperidad ni nada por el estilo.
Rusia y Argentina
Argentina tiene firmada con Rusia, una especia de capacitación militar, hasta el año 2026. Pretende de este país otros negocios y ser «la puerta de entrada de Rusia para Latinoamérica».
Pero ese ofrecimiento tan rastrero, no tiene receptor, eso se nota en la actitud de Putin.
Bolsonaro, por el contrario, ha tenido a Putin mirándolo de frente. Es clara la diferencia. Argentina, aunque su Gobierno ignore, debería solo propugnar la paz en el mundo. que es lo único que le queda. Porque después de esto, las relaciones se resentirán de los dos bandos.
Y es lógico que, las declaraciones pasan factura.
Gobierno cambia de postura y ahora dispara contra su aliado Putin
El ataque de Rusia a Ucrania abrió la posibilidad de un nuevo orden bipolar para la política internacional, una situación que obligó al gobierno del presidente Alberto Fernández a reevaluar su posicionamiento para no quedar en un lugar demasiado incómodo en momentos en que una significativa cantidad de países toma partido y considera que la decisión de Moscú viola el derecho internacional.
La «operación militar especial» que ordenó el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre Ucrania desoyó las advertencias de su par estadounidense, Joe Biden. El doble juego que hasta ahora mantuvo el Gobierno entre ambas potencias encontró en este episodio un primer límite.
Por esa razón, la Casa Rosada hizo un cambio en su discurso sobre el conflicto con un llamado oficial a la Federación Rusa para «cesar las acciones militares en Ucrania». Es decir que, tras el ataque, el Gobierno empezó a abandonar la posición neutral de los últimos días.
A través de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, el Gobierno expresó su «más firme rechazo al uso de la fuerza armada» y pidió «desescalar el conflicto» armado. De todos modos, subrayó que mantendrán la cautela y evitarán pronunciarse en torno a hipótesis.
Alberto Fernández reforzó el pedido a Rusia: ¿qué dijo?
Por la tarde el Presidente reforzó el nuevo discurso del Gobierno nacional frente a las acciones de Moscú y, tras lamentar «profundamente la escalada bélica» en Ucrania remarcó: «El diálogo y respeto a la soberanía, la integridad territorial, la seguridad de los Estados y a los derechos humanos garantizan soluciones justas y duraderas a los conflicto».
«Hacemos un llamado a todas las partes a no usar la fuerza militar. Pedimos a la Federación de Rusia que ponga fin a las acciones emprendidas y que todas las partes involucradas vuelvan a la mesa del diálogo», sostuvo el mandatario a través de su cuenta de Twitter.
Al respecto, Fernández indicó que el Gobierno sigue «la evolución de los acontecimientos» y destacó que se dispuso la «plena asistencia a las y los argentinos residentes o pasajeros en Ucrania».
De esta manera, el Presidente dejó más en claro el giro en el discurso oficial, que pasó del llamado a la paz sin alusiones al gobierno de Putin expresada en los días previos a tomar distancia de la drástica decisión adoptada por Putin que sacudió al mundo en las primeras horas del día y modificó sensiblemente el panorama internacional.
¿Por qué cambió la postura de Alberto Fernández frente a Rusia y Putin?
La mayor firmeza de la Casa Rosada en su posición ante el conflicto no está relacionada con la negociación con el FMI, como podría pensarse en una lectura rápida. Además, en el Gobierno niegan que la negociación por la deuda externa, donde Estados Unidos juega un papel clave, tenga algo que ver y remarcan que la prioridad es el resguardo de las personas que viven en Ucrania.
Una interpretación más exacta sería que el cambio está motivado porque existe «una abrumadora mayoría de países que toma partido y está entendiendo que lo de Rusia es una flagrante violación del derecho internacional», según evaluó el analista y especialista en comercio internacional Marcelo Elizondo en diálogo con iProfesional.
Tras opinar que hubiera sido preferible «que no fuera necesario cambiar de posición», Elizondo señaló que «hay una presión internacional que hace que si uno no toma una posición más sustantiva queda demasiado solo».
En este sentido, sostuvo que el derecho internacional para estos casos es «claro» y que «es poco controvertido que Rusia está violando el derecho internacional, por lo que surge del propio peso de los acontecimiento pedirle a Putin que deje hacerlo»
Guerra Rusia – Ucrania: ¿en qué posición queda el Gobierno?
La nueva postura adoptada por la gestión de Alberto Fernández se diferencia de la que mostró en los días previos, cuando a través de la Cancillería manifestó su «preocupación» por la situación pero sin tomar partido.
A ello le siguió un contundente llamado a la paz expresado por la representación argentina en el marco en el marco de la 58ª sesión plenaria de la ONU. Ahora, la condena al avance de Rusia sobre Ucrania modifica el posicionamiento geopolítico.
La gestión de Alberto Fernández mantiene una sólida relación política y comercial con el gobierno de Putin y, en paralelo, ensaya gestos de acercamiento a Estados Unidos. Este juego pendular fue cuestionado en varias ocasiones por analistas internacionales y por la oposición.
Sin embargo, esa política empezó a mostrar leves modificaciones y ahora el Gobierno da señales de querer moverse con más cuidado en un tablero geopolítico que se vuelve más intrincado y que plantea consecuencias tanto positivas como negativas para la Argentina.
Las relaciones con Rusia y con EE.UU.
La relación de la Argentina con Rusia se fortaleció durante la gestión de la ex presidenta Cristina Kirchner entre 2011 y 2015 y, una vez iniciado el mandato de Fernández, se volvió más estrecha debido a la pandemia de Covid-19.
La vacuna Sputnik V que desarrolló ese país fue la primera que adquirió la Argentina para enfrentar al virus, lo cual llevó a que el Presidente expresara en varias oportunidades su agradecimiento a Putin. A ello se le suman las negociaciones por inversiones en energía atómica, hidrocarburos y en materia ferroviaria.
En paralelo, el canciller Santiago Cafiero y el embajador ante Estados Unidos, Jorge Argüello, desplegaron una agenda de cercanía con el gobierno de Biden para lograr su apoyo en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así, en enero la Argentina se alineó con Estados Unidos dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condenar las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua. Un gesto de cercanía que surgió de la reunión que mantuvo Cafiero con el secretario de Estados de los Estados Unidos, Antony Blinken.
Sin embargo, el 3 de febrero pasado Fernández visitó a Putin en Moscú y le expresó que «Argentina tiene que dejar de tener esa dependencia tan grande que tiene con el FMI y Estados Unidos», al tiempo que señaló: «Tiene que abrirse camino a otros lados y me parece que ahí Rusia tiene un lugar muy importante».
Esta declaración generó nuevas tensiones con Washington, que obligaron al embajador Argüello a moverse rápido para realizar las aclaraciones pertinentes ante todos los departamentos clave del gobierno de Biden y hacer una especie de control de daños. Ante un escenario completamente distinto, el Gobierno busca ahora reposicionarse sin quemar ningún puente.
El Gobierno Argentino se enojó por la reacción de Ucrania
En el Gobierno había sorpresa y malestar con las declaraciones del principal diplomático de Ucrania en la Argentina, Sergiy Nebrat, quien se mostró disconforme con el comunicado que emitió ayer la Cancillería sobre la invasión de Rusia sobre la invasión ilegal que se dirige a Kiev, exigió señales más claras a Alberto Fernández y dijo que no lo habían recibido. En la administración nacional remarcaron que el representante tuvo una reunión hace 48 horas con el vicecanciller, Pablo Tettamanti, y que hay un vínculo fluido con el Palacio San Martín. Y defendieron la “posición soberana” de la Argentina para asentar su postura frente al conflicto bélico.
Nebrat, encargado de negocios de Ucrania en la Argentina y principal autoridad diplomática del gobierno de Volodimir Zelensky -asediado por las tropas de Putin desde ayer- mostró insatisfacción por la reacción del gobierno argentino frente a la invasión rusa a su país. Lo hizo a través de declaraciones a periodistas que lo consultaron esta mañana frente a la puerta de ingreso de la embajada, en Palermo. “No estamos conformes, queremos una señal clara por parte de la Argentina, que le pida a Rusia que saque sus tropas militares“, expresó desde la calle Olleros, que se transformó en el foco de la atención desde que Putin anunció por cadena nacional que avanzaría con su poderío militar sobre Ucrania.
El diplomático sostuvo, también, que pidió una entrevista urgente con el canciller argentino, Santiago Cafiero y que aún no había recibido respuesta a su pedido. Ni bien salió de la sede diplomática, leyó un largo comunicado detallando la situación en su país. En ese marco, afirmó que “Rusia no quiere la paz, quiere la guerra”, y luego agregó: “Esperamos un apoyo de la Argentina, incluso mediante sanciones económicas a Rusia. Las sanciones económicas dependen del ministerio de Economía de la Argentina”.
Da entrevistas el Embajador de Ucrania y no hace diplomacia
Desde el Gobierno aseguraron que Nebrat había pedido y luego postergado una audiencia, que quedó fijada para el 23. Al día siguiente, estalló la guerra. En la Cancillería había enojo y resaltaron que Ucrania tiene, desde hace dos años, una representación “de bajo nivel” en la Argentina, y que no mandó en este tiempo un embajador. “Este señor, en lugar de hacer diplomacia, da entrevistas”, dijeron.
Además, defendieron la soberanía argentina en los “asuntos internos del país”. “Seguramente, si hace declaraciones públicas criticando posiciones de soberanas de la Argentina, se complica el diálogo”, dijeron. Por ahora, no estaba prevista una comunicación con el ucraniano.
El gobierno argentino emitió dos comunicados sobre el conflicto bélico. En el primero abogó por una salida diplomática sin aludir a las hostilidades rusas. En el segundo, condenó el uso de la fuerza y pidió el cese de acciones militares del ejército de Putin. El jueves por la tarde, el presidente Alberto Fernández difundió un mensaje en redes sociales que fue calificado como “tibio” por líderes de la oposición de Juntos por el Cambio, que al igual que Nebrat, exigen un pronunciamiento más firme contra la violencia y la masacre expansionista del Kremlin.
El diplomático ucraniano también sostuvo que este jueves por la noche se reunió con representantes de otros países de la Unión Europea en Buenos Aires y que allí “todos me confirmaron que habrá sanciones económicas contra Rusia”. Por ahora, el Gobierno no tiene previsto tomar acciones en ese sentido.
Mientras tanto, en Europa, Putin llamó hoy al ejército ucraniano a “tomar el poder” en Kiev y derrocar al presidente Volodimir Zelensky y a su entorno, a los que calificó de “neonazis y drogadictos”. “Tomen el poder entre sus manos. Me parece que será más fácil negociar entre ustedes y yo”, lanzó el ruso a las fuerzas militares ucranianas a través de una intervención en la televisión rusa. El mandatario ruso afirmó también que no combate a unidades del ejército, sino a formaciones nacionalistas que se comportan “como terroristas” usando a civiles “como escudos humanos”.
Tres líneas/Infobae