El encuentro se celebra en Puerto Iguazú.
Con la fuerte presión de las nuevas exigencias ambientales de la Unión Europea (UE) para sellar el postergado tratado de libre comercio bilateral, los presidentes del Mercosur se reunirán este lunes y martes en Puerto Iguazú en una cumbre que marcará el fin de la presidencia pro témpore de Alberto Fernández.
El presidente argentino le entregará el mando al mandatario brasileño Luiz Lula da Silva, quien se erigirá como una pieza vital en las negociaciones que coincidirán con el comienzo de la presidencia española de la UE.
Este lunes los cancilleres de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay participarán en la Reunión Ordinaria del Consejo Mercado Común (CMC) del bloque, a la que se sumará Bolivia. En paralelo, se encontrarán los ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales.
Será la antesala a la nueva Reunión semestral del Consejo del Mercado Común y Cumbre de Jefes de Estado que se celebrará el martes. Se trata de la primera cita presencial desde 2019, después de varias cumbres virtuales por la pandemia de coronavirus.
Asistirán, además de Alberto Fernández y Lula, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou; el de Paraguay, Luis Abdo Benítez, y el de Bolivia, Luis Arce. También participará el mandatario electo paraguayo, Santiago Peña.
La presidencia de Lula estará marcada por el tema ambiental
Lula será el encargado de llevar adelante complejas negociaciones con el bloque europeo, que hizo llegar al Mercosur un borrador con una propuesta de protocolo adicional medioambiental al tratado alcanzado en 2019 y que nunca entró en vigencia.
La paradoja es que la UE puso fuertes trabas al acuerdo ante las laxas políticas medioambientales de Jair Bolsonaro. Ahora Lula, puertas adentro, se opone a cualquier tipo de condicionamiento tras el giro de 180 grados que Brasil intenta imponer en su política ambiental para poner fin a la deforestación y la minería en el Amazonas.
La UE quiere que el Mercosur adecúe sus estándares climáticos a los de Europa y cumpla con los objetivos del Acuerdo de París. Incluso, en fuentes diplomáticas se llegó a hablar de sanciones a los países que incumplan estos lineamientos, lo que causó un fuerte resquemor en el bloque regional sudamericano.
Ante este panorama, Lula endureció su postura frente a la avanzada europea. Incluso, en el Palacio del Planalto, sede del gobierno brasileño, definen a esta presión como una “amenaza”.
Los presidentes de la región deben comenzar a elaborar una contrapropuesta a la lista de demandas enviadas por la UE en marzo. El embajador Mauricio Carvalho, director de Asuntos Económicos de la Cancillería brasileña, dijo que “no es un proceso tan rápido porque los acuerdos son muy delicados”.
Según fuentes diplomáticas, nada hace prever que de la cumbre de Iguazú salga una respuesta oficial a la UE sobre este tema. La réplica podría demorar al menos un mes.
En el medio se celebrará en Bruselas, el 17 y 18 de julio, la cumbre entre los 27 jefes de Estado de la Unión Europea y los 33 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El acuerdo se dilata: la UE presiona para avanzar en el tratado con el Mercosur
A la UE la interesa avanzar en el tratado con el Mercosur para frenar el avance chino en la región. En una reciente visita a la Argentina y Brasil, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que para antes de fin de año desea llegar a un acuerdo político sólido con el bloque.