Este año, la Navidad llega a Palestina sumida en la tristeza y la desesperanza. En Belén, la ciudad natal de Jesús, el ambiente festivo se ha esfumado por completo. Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, el 7 de octubre de 2023, la afluencia de turistas se ha desplomado, dejando a gran parte de la población sin ingresos.
Solo el 2% de los visitantes habituales llegan a Belén en estas fechas, obligando a cerrar 58 de los 80 hoteles de la ciudad. Familias enteras han quedado sin empleo, ya que el turismo y el trabajo en Israel eran sus principales fuentes de sustento. Ahora, un tercio de los habitantes de Belén se encuentra sin ningún ingreso.
Mientras tanto, en Gaza, la pequeña comunidad cristiana intenta celebrar la Navidad con algo de esperanza, a pesar de las devastadoras consecuencias de la guerra. El patriarca latino de Jerusalén, Monseñor Pizzaballa, pudo ingresar al enclave para celebrar misa y constatar in situ la terrible situación humanitaria que viven los gazatíes.
Ante este panorama desolador, el anhelo de paz se convierte en el único deseo de los palestinos en estas fechas tan señaladas. En medio de la destrucción y la pobreza, la Navidad llega a Palestina envuelta en sombras, dejando atrás los tradicionales festejos y el espíritu de alegría.