En un ambiente marcado por la polarización mediática, Manuel Adorni, vocero presidencial y legislador electo, ha decidido reactivar su programa «Fake-7-8». En su reciente emisión, Adorni no escatimó en críticas hacia periodistas y medios que, según él, difunden desinformación. Este segundo programa, transmitido en su canal de YouTube, busca desmentir lo que el vocero considera “fake news” de la semana.
Un Enfoque Controvertido
Adorni se dirigió especialmente a periodistas como Ernesto Tenembaum y Marcelo Longobardi, así como a medios como La Nación y Perfil, que lo han comparado con programas de propaganda chavista.
En respuesta, Adorni defendió su enfoque: “Chavista fueron los 20 años de kirchnerismo, no esto, que es bastante humilde el armado”, argumentando que su programa busca evidenciar verdades, no promover un relato oficial.
Críticas a la Justicia y la Transparencia
En su emisión, Adorni también abordó el tema de las irregularidades en los exámenes para residencias médicas, asegurando que la transparencia en los procesos es esencial. Destacó que quienes hayan realizado sus pruebas “de buena fe” conservarán sus calificaciones originales, un intento por restaurar la justicia en el sistema.
Recursos y Gasto Público
Uno de los puntos más controversiales fue su afirmación de que el programa no genera gastos adicionales, a pesar de que se ha señalado que los recursos utilizados —desde la tecnología hasta el personal— podrían ser propiedad del Estado. Adorni insistió en que todos los elementos utilizados en «Fake-7-8» son de su propiedad personal, restando importancia a las críticas sobre el financiamiento del programa.
La Estética y el Mensaje
El formato del programa es austero, con Adorni sentado frente a un escritorio y rodeado de una decoración minimalista que incluye una bandera argentina y un croma que presenta imágenes relacionadas con el contenido discutido.
Este estilo ha sido motivo de comparaciones con programas anteriores que se dedicaron a atacar a la oposición, lo que genera un debate sobre la línea entre informar y desinformar.

Mirando al Futuro
Adorni concluyó su programa instando a los espectadores a participar en una votación para elegir la mayor desinformación de la semana, un intento por involucrar a la audiencia en su narrativa. La emisión de «Fake-7-8» se proyecta como un espacio que busca no solo desmentir, sino también amplificar su mensaje en otras plataformas de streaming.
Con su enfoque directo y a menudo polémico, Manuel Adorni se posiciona en el centro del debate sobre la libertad de prensa y la veracidad informativa en un contexto político cada vez más complejo. Su programa promete seguir siendo un punto de referencia en la conversación sobre la desinformación, mientras el país navega por aguas turbulentas en el ámbito político y mediático.