Usó ese dato para rechazar reclamos de gremios que piden más protección industrial
SAN PABLO. CORRESPONSAL / CLARÍN – 16/03/12
Para el gobierno brasileño, la política económica de la Argentina no es un modelo que se pueda reivindicar , en vista de la inflación de dos dígitos que castiga al país. Fue lo que planteó la presidenta Dilma Rousseff en una cita con las tres grandes centrales sindicales de su país, que el miércoles último se entrevistaron con ella en el Palacio del Planalto (la casa de gobierno). “Ustedes hablan de Argentina ¡pero la Argentina está con una inflación de 20%, mis amigos!” replicó molesta la jefa de Estado, a algunos gremialistas que sugerían imitar medidas adoptadas en Buenos Aires para enfrentar la crisis internacional y defender la industria local .
Esto dirigentes dijeron que dentro del gobierno brasileño existan dos alas enfrentadas, una industrialista y otra neoliberal.
En esa mega reunión estuvieron las grandes fuerzas laborales de Brasil: la oficialista Central Única de Trabajadores (fundada por el ex presidente Lula da Silva); la centrista Fuerza Sindical, creada a instancias del actual diputado Paulo Pereira da Silva y la independiente Central de los Trabajadores de Brasil. Fue justamente el líder de esta última organización Wagner Gomes el que mencionó en la cita con la presidenta aquellos aspectos de la política económica argentina que, a su juicio, deberían ser tomados en cuenta por Brasil .
De acuerdo con las declaraciones al diario Estado de Sao Paulo del diputado Pereira, uno de los portavoces de la cita, Dilma se mostró “muy irritada” y también “perpleja” por lo que consideró el negativismo de las centrales obreras. “Mi gobierno no es anti industrial” enfatizó. No obstante la jefa de Estado reconoció que hay en Brasil un “problema de cambio y de tasa de interés” . El real está sobrevaluado en relación al dólar y al euro, y las tasas de interés vigentes en el país figuran entre las más altas del mundo.
Algunas decisiones recientes adoptadas por el ministro de Hacienda Guido Mántega, uno de los colaboradores más escuchados por la presidenta brasileña, buscan evitar que la divisa norteamericana se devalúe frente al real. Dilma dijo a los sindicalistas que los empresarios y financistas que apuestan a un real muy valorizado “van a perder su dinero. Si es preciso, tomaré una medida por semana para impedirlo”. Y volvió a justificar las dificultades para contener el alza de la moneda brasileña en la “gran expansión monetaria” que se produjo en el Primer Mundo, a cuyos gobiernos acusa de provocar devaluaciones competitivas .
Lo cierto es que el PBI brasileño no tuvo un buen año en 2011. Terminó con un crecimiento de 2,7%, menor incluso que las estimaciones más pesimistas del mercado. Pero la que llevó la carga más pesada fue la industria, que registra aumentos productivos insignificantes desde hace más de un año. En su conjunto, la tasa brasileña de actividad económica es más pobre que la de Argentina. También es verdad que el modelo elegido por la presidenta de Brasil adopta como criterio indispensable el mantener a la inflación bajo estricto control . En la visión del gobierno de este país, el desarrollo económico debe ser “sostenible” y eso requiere mantener los precios amarrados.
No es la primera vez que se habla de la inflación argentina. El vicecanciller británico Jeremy Browne señaló días atrás que para los argentinos debería ser “más importante la inflación que Malvinas”.