GINEBRA.– Las perspectivas globales del empleo son aún “débiles” y las estimaciones más recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) no apuntan a una reducción significativa del desempleo, dijo hoy el director general de esta institución, Guy Ryder.
Por el contrario, advirtió de que se ha superado la marca de los 200 millones de personas desempleadas, mientras que para el próximo año la organización calcula que habrán 205 millones de personas sin empleo y 208 millones el año siguiente.
“Estos niveles son alarmantes e inaceptables”, enfatizó Ryder, para enseguida poner énfasis en la problemática todavía más urgente del desempleo juvenil -entre el doble y el triple del general- y del prolongado.
Sobre este último, recordó que su consecuencia más evidente es que “más tiempo la gente pasa desempleada, más difícil le resulta encontrar un trabajo, lo que genera exclusión tanto laboral como social”.
En un encuentro con un grupo de periodistas, Ryder opinó que la desaceleración que se observa en las economías de los países emergentes “tendrá claramente un impacto en la economía mundial y en los niveles de empleo de los países afectados”.
Recordó que hasta hace poco muchos creían que los mercados emergentes estaban al abrigo de la crisis y que serían ellos los que sacarían al mundo de la crisis, un análisis que la realidad actual demuestra que era equivocado.
“Seguimos en un periodo de gran volatilidad financiera y la economía global aún es propensa a una crisis económica”, observó el responsable de la OIT.
Con respecto a la aparente recuperación que empezarían a experimentar algunos países europeos, Ryder dijo que las señales de mejora son tan limitadas y tímidas que difícilmente pueden indicar una salida de la crisis.
Sin embargo, aclaró que las previsiones pesimistas de su organización sobre la evolución de los mercados laborales “no son una fatalidad” y que mucho de lo que ocurra “dependerá de lo que hagan los políticos”.
Así, dio gran importancia a las decisiones que puedan tomar los líderes del G20, que celebrarán una cumbre la próxima semana en San Petersburgo (Rusia).
Ryder presentará en ese foro la perspectiva de la OIT sobre lo que debe hacerse para estimular el empleo.
Recordó que ni siquiera los influyentes países del G20 están excluidos del problema del desempleo, con un acumulado de 93 millones de desempleados, “lo que equivale a la población entera de Alemania”.
“Las perspectivas de mejoras en el empleo a corto plazo no son buenas y sin una acción decidida del G20 y de otros no creemos que de aquí a un año podamos reportar alguna mejora significativa”, comentó.
“Los inversores buscan certidumbre sobre la dirección de las futuras políticas y sabemos que las empresas están sentadas en enormes cantidades de dinero, en lugar de invertirlas en la economía real para crear puestos de trabajo”, agregó.
Por esas razones, instó a los países del G20 a demostrar con decisiones su capacidad para crear confianza entre quienes hacen negocios.