JARTUM, Sudán (CNN) — No es probable que la sudanesa cristiana a la que sentenciaron a muerte por rehusarse a renegar del cristianismo cambie de opinión, dice su esposo.
Condenaron a Meriam Yehya Ibrahim a la horca luego de que rechazara declararse musulmana como su padre. La ley islámica la considera musulmana y no reconoce su matrimonio con un hombre cristiano.
La semana pasada, el tribunal condenó a Ibrahim por apostasía (renuncia a una religión) y adulterio. En ese entonces tenía ocho meses de embarazo. Dio a luz a una niña esta semana en la prisión de Jartum, en donde está detenida junto con su hijo Martin, de un año ocho meses de edad.
CNN pidió comentarios al gobierno sudanés y nos refirieron con el Ministerio de Justicia. Luego rechazaron una solicitud de entrevista de CNN y señalaron que el ministro de Justicia no hace comentarios sobre asuntos que están en juicio ya que en este caso no se ha dictado una sentencia definitiva.
A pesar de que Ibrahim languidece en prisión con dos infantes, se aferra firmemente a sus creencias, de acuerdo con su esposo, Daniel Wani, ciudadano estadounidense que también es cristiano.
«Ella siente la presión de los líderes religiosos musulmanes para regresar a la religión», dijo Wani a CNN en una exclusiva para televisión. «Ella dijo: ‘¿Cómo puedo regresar si nunca fui musulmana? Sí, mi padre era musulmán, pero mi madre me crió'».
Wani dijo que su esposa es cristiana practicante, incluso más que él y además bautizó a su hijo».
«Conozco a mi esposa. Está comprometida», dijo. «La semana pasada llevaron unos jeques y ella les dijo: ‘Estoy muy segura de que no voy a cambiar de opinión'».
Wani dijo que está fascinado con su hija recién nacida pero espera que su nacimiento no apresure la ejecución de su esposa.
En casos anteriores de mujeres embarazadas o que lactaban, el gobierno de Sudán esperó hasta que la madre destetara a su hijo para ejecutar cualquier sentencia. La ley islámica, tal como se observa en Sudán, prohíbe ejecutar a una mujer embarazada y autoriza a hacerlo hasta dos años después de que haya dado a luz.
Ibrahim, de 27 años, quedó arrestada luego de que sus familiares musulmanes la acusaran de renunciar a su religión.
En su denuncia afirmaron que desapareció por años y que su familia quedó desconcertada cuando se enteraron de que se había casado con Wani, de acuerdo con su abogado, Mohamed Jar Elnabi.
Wani dijo que no conocía a los familiares que presentaron la denuncia. Dijo que la madre de su esposa —quien era ortodoxa etíope— la había criado como cristiana luego de que su padre musulmán abandonara a la familia cuando Ibrahim tenía seis años. «Esta gente presentó cargos y afirmaron que ella es su hermana, presentaron una denuncia ante la policía en la que dijeron que había desaparecido», dijo.
‘Se siente frustrada’
Al principio, acusaron a Ibrahim de adulterio por haberse casado con un cristiano. La acusación de apostasía se agregó porque ella sostuvo que es cristiana, de acuerdo con su esposo.
«Al principio la policía pidió que se desechara el caso, pero esta gente regresó y presentó otra denuncia… por adulterio, ya que dijeron que ella es su hermana y es musulmana. Es ilegal que una musulmana se case con un cristiano, por lo que nos llevaron ante el tribunal».
Ella está detenida desde el 17 de enero, dijo. Además del caos emocional que ha causado la condena, la pareja también tiene que preocuparse por sus hijos, dijo Wani.
«Un matrimonio ilegítimo no procrea hijos legalmente reconocidos, lo que significa que mi hijo y la recién nacida ya no son míos», dijo.
El estado físico de Wani dificulta aún más su situación. Usa una silla de ruedas y «depende totalmente» de Ibrahim, de acuerdo con su abogado.
«Él no puede vivir sin ella», dijo.
Wani señaló que no le han permitido visitar a su familia en prisión con tanta frecuencia desde que se agregó el cargo de apostasía.
«Ella está de mal humor», dijo. «Se siente frustrada».
Más castigos
Además de la sentencia de muerte, el tribunal ordenó que Ibrahim recibiera 100 azotes por el cargo de adulterio. Para evitar este castigo, todo lo que tenía que hacer era rechazar el cristianismo.
El tribunal le advirtió que debía renegar del cristianismo antes del 15 de mayo, pero ella sostiene firmemente que es cristiana y que lo seguirá siendo.
El presidente del Parlamento sudanés, Fatih Izz al Deen, dijo que las afirmaciones de que la habían criado como cristiana son falsas. La criaron en un ambiente islámico y su hermano, quien es musulmán, presentó la denuncia contra ella, de acuerdo con al Deen.
Hasta ahora no se ha logrado contactar al ministro de Justicia de Sudán ni al ministro de Asuntos Exteriores para que hagan comentarios.
‘La apoyaré’
Wani dijo que se sentía optimista de que la apelación que sus abogados presentaron culmine con la revocación del fallo.
«Espero que eso ocurra en vista de que la gente se ha unido en todo el mundo… y por eso quiero agradecerles», dijo.
«Todos los grupos de defensa de derechos humanos, todos los medios de comunicación… Parece que ha surtido efecto. Tal vez esto cause que revoquen el fallo».
Pero hasta que eso pase, la madre de sus hijos cuenta con su apoyo.
«La apoyaré hasta el fin. Sin importar qué es lo que ella quiera, la apoyaré», dijo.
Condena mundial
Los grupos de defensa de derechos humanos y las embajadas de todo el mundo condenaron el veredicto. El fallo también sacudió a Sudán, en donde los activistas desafían al gobierno y critican lo que para ellos es una interpretación y aplicación demasiado estricta del islam.
«El que se pueda sentenciar a muerte a una mujer por su religión y azotarla por estar casada con un hombre que supuestamente profesa otra religión es aborrecible y nunca debería pensarse siquiera», dijo Manar Idriss, investigador de Amnistía Internacional en Sudán.
Las embajadas en Jartum, incluidas las de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, urgieron al gobierno sudanés a revertir el curso.
No hay fecha determinada para que el procedimiento judicial termine, pero la pareja no se rendirá. El tribunal de apelaciones podría emitir su fallo durante la próxima semana, dice su abogado.
Hasta entonces se aferrarán al menor indicio de esperanza. La última vez que el gobierno sudanés ejecutó a alguien por apostasía fue en 1985, cuando un hombre criticó la aplicación de la ley islámica.
Nima Elbagir reportó desde Jartum y Faith Karimi reportó y escribió desde Atlanta. Greg Botelho contribuyó con este reportaje.