Es imposible terminar de establecer las dimensiones del desastre ambiental provocado por la Barrick Gold tras el derrame de más de un millón de litros de agua cianurada en las inmediaciones de la mina Veladero, en la provincia de San Juan. Lo que primero fue negado y luego reconocido a cuenta gotas va sumando información gracias al pueblo movilizado. Sobre esto y otras aristas hablamos con el geólogo Carlos Seara.
“Es muy difícil creerle a una empresa que primero dice una cosa, luego otra. Habla de determinada cantidad de litros vertidos, después se rectifica y modifica esa cantidad en cuatro oportunidades. Creo que el problema es mucho mas grave de lo que ellos sostienen en estas comunicaciones pasadas a la prensa“.
“Acá estamos en una situación muy difícil, en un área sumamente sensible, porque estamos sobre el ámbito peri glaciar que ellos no respetaron y que el Gobierno tampoco fue capaz de hacer respetar”.
La ruta del Cianuro
Seara también habló de los posibles escenarios tras el derrame de Barrick.
“En lo inmediato, si el agua está contaminada llegará al Río Blanco, que es el afluente principal dentro de la zona y que va a nutrir los caudales del dique de la Cuesta del viento. Sería directamente una contaminación que impediría el consumo del agua tanto para la población como para las actividades que tiene la gente en todos los poblados”.
“Acá hablamos de Jáchal, casi con exclusividad porque es la población más grande de la zona, tiene 22 mil habitantes. Pero distribuidos en las costas hay una serie de poblaciones pequeñas, que no significaran mucho en cantidad de habitantes, pero sí a la hora de tratar de encontrar una solución a esta situación que se ha podido determinar por una sola razón: No porque la empresa haya salido a decir que se produjo un volcamiento, sino por la presión de los mismos obreros y empleados que se comunicaron con sus familiares para preservarlos de esta contaminación que iba a llegar a ellos en el caso de consumo de agua”.
“Frente a una cuestión que se hizo notar como consecuencia de la desesperación de la gente, ahí ha sido donde la empresa salió a hablar”.
¿Qué sabemos?
Hay mucha información circulando. Seara resume: “Sabemos que se ha producido un volcamiento. Sabemos que la empresa lo ha reconocido, muy a regañadientes y el gobierno también y se han iniciado algunas intervenciones, tanto en la montaña como en las oficinas de San Juan. Ha sido removida la cúpula de la empresa, que no sabemos si se van a la calle o si los ocultaran en otro cargo dentro de la empresa. Se trata de grandes jerarcas que en su momento hicieron la vista gorda sobre esta situación que ha mostrado algunas cosas:
Una es la falta de control de parte tanto las autoridades provinciales como las nacionales. El municipio de Jáchal es el que prácticamente menos intervención tiene. Reciben los cachetazos de toda esta actividad que para la zona ha significado verdaderamente más que una solución un problema”.
La circulación
Por otro lado, hablamos acerca de las distintas consecuencias que va teniendo este desastre ecológico que poco a poco a ido ampliando su círculo de influencia. En este sentido, la actividad agrícola que principalmente llevan adelante los pobladores ya comienza a verse afectada.
“Hay provincias que se niega a consumir al cebolla proveniente de Jáchal. No es bueno para la situación de la actividad que se desarrolla dentro de la zonal, porque ellos son y han sido agricultores del sistema bajo riego y lo han hecho siempre con el agua del río Jáchal, que ha traído contaminaciones pero no en la proporción que lo ha hecho como consecuencia del desarrollo minero y menos ahora que como condimento adicional las aguas están contaminadas con cianuro”.
Pero además, Seara recuerda que todas las consecuencias se van a ir viendo a largo plazo. “Yo diría que hay que esperar a ver qué sucede con los acuíferos subterráneos. Porque si bien es cierto que gran parte de estas aguas pueden haber ido a parar al río Blanco, hay algunas que indudablemente se infiltraron, han contaminado las capas de hielo que están por debajo del sustrato del suelo y en el momento del descongelamiento de todo eso habrá que ver qué es lo que pasa. Por eso acá el seguimiento en cuanto a análisis de tipo químicos que hay que hacer de todas las aguas tiene que ser hecho a largo plazo”.
“El tema de la alcalinidad es demostrativo de que han intervenido las aguas de río”
Asimismo, Seara señala en un escrito presentado que es tal el grado de contaminación del agua en la juntura de los ríos, aguas arriba de La Toma, “que la Barrick se ha visto obligada a descargar toneladas de piedra caliza y cloro para modificar el pH ácido del río transformándolo en alcalino. La maniobra es muy evidente, no existe ningún río de agua natural que posea pH alcalino –esta es una práctica utilizada para la potabilización de los servicios de agua-. Los ríos pueden ser de agua dulce o salada, neutros en cuanto a su pH o levemente ácidos, nunca alcalinos a no ser por volcamientos de la industria o derrames de plantas de potabilización”.
“Soy un convencido de que no existen los ríos que tengan PH alcalinos”, refuerza Seara. “Esto demuestra la desesperación de la empresa por hacer algo que trate por un lado de ocultar el accidente y por otro lado de que la gente no salga a manifestarse ni a convocarse porque el agua sea de características intomables”.
fuente LA OLLA