«Es posible que nunca los encuentren. Pero la guerra contra las mafias recién comienza, y la gente sabe que estamos haciendo todo lo que podemos y que vamos en la dirección correcta.» La reflexión salió de boca de uno de los funcionarios más cercanos a Mauricio Macri, mientras una llovizna caía sobre Balcarce 50, y la búsqueda de los prófugos Martín y Christian Lanatta y Víctor Schillaci consumía su décimo día.
Ni el apoyo del Presidente, quien ayer por segundo día consecutivo habló de «ganarles la guerra a los narcos» en la ceremonia de traspaso de parte de la Policía Federal a la órbita porteña; ni la puesta a disposición de todas las fuerzas de seguridad nacionales al servicio de la búsqueda de los tres prófugos vinculados al Triple Crimen de General Rodríguez parecen alcanzar para resolver el caso que tiene en vilo a la administración bonaerense. Y también al Gobierno, que tiene en la provincia de Buenos Aires «la madre de todas sus batallas».
Más allá de reconocer que los resultados no han sido los esperados, en la Casa Rosada se niegan a hablar de «fracaso» en la pesquisa que encabezan el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo; su par nacional, Patricia Bullrich, y las fuerzas de seguridad nacionales y del distrito más poblado del país. «Aun si habláramos de fuerzas con corrupción cero y voluntad plena, sería casi imposible dar con ellos. Como encontrar una aguja en un pajar», graficó el mismo altísimo funcionario.
Admitir que tal vez los prófugos, vinculados al triple crimen y al tráfico de efedrina, no aparezcan es una cosa y asumir que habrá costo político es otra, bien distinta. «Asumimos hace veinte días, no es posible pedirnos resultados. Además, a María Eugenia la gente no le reclama en la calle. Al contrario, le piden que no afloje», la defienden en el primer piso de Balcarce 50, que el Presidente comparte, entre otros, con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el secretario general, Fernando de Andreis.
«Una parte del círculo rojo cree que sólo las mafias pueden gobernar y que por eso no vamos a tener éxito. Pero no es eso lo que piensan los argentinos que nos votaron», reflexionaron en uno de esos despachos, con vista al Centro Cultural Kirchner.
Apoyo explícito
Una muestra del apoyo se dio ayer por la tarde, cuando el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, recibió a Vidal en su despacho, en la planta baja de la Casa Rosada. La explicación oficial, salida de boca del propio ministro, en diálogo con la prensa, es que la charla giró en torno de obras de gestión para la provincia de Buenos Aires, pero en la gobernación leyeron el encuentro como una muestra más de «cercanía» entre ambas gestiones.
Cerca de Macri recalcan que la «batalla frontal» contra los narcos fue uno de los ejes principales de la campaña presidencial y que las declaraciones del Presidente van en sintonía con las medidas que tomó Vidal antes de la fuga, como el descabezamiento del Servicio Penitenciario Bonaerense.
«No vamos a dar pasos para atrás, porque la gente votó lo nuevo. Y el ritmo que estamos imprimiendo a la gestión es sólo el veinte por ciento de lo que podemos llegar a tener», advirtieron en un despacho cercano al del Presidente. ¿Pueden sobrevenir otros casos como éste en el futuro? «Sí, y peores también, pero no nos van a sorprender. Son las mafias que crecieron al amparo del kirchnerismo», agregaron.
Por las dudas, y para evitar anuncios que luego se frustren, las autoridades bonaerenses ayer se mantuvieron en silencio. Sólo hablarán, afirmaron en un ministerio, cuando tengan «hechos concretos» para comunicar. Aunque la resignación parece haber ganado terreno, más allá y más acá de la General Paz.
fuente LANACIÓN