DAVOS.- La pequeña ciudad alpina suiza probablemente sea en estos días albergue de la mayor cantidad de CEO por metro cuadrado del mundo. La Argentina se ha transformado en una suerte de niña mimada, un caso para seguir de cerca en un momento en el que países como Brasil y China, grandes polos de atracción de inversiones de la última década, están sufriendo una fuerte desaceleración de sus economías. Davos resultó ser así el lugar ideal para que el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, transmitieran, aun antes de la llegada del presidente Mauricio Macri, el mensaje al mundo de que el país no sólo está abierto a recibir inversiones, sino que además está haciendo todos los deberes para revertir los condicionamientos que hasta ahora lo venían alejando del mundo.
La semana próxima, confirmaron los funcionarios a sus interlocutores aquí, se anunciará finalmente la concreción del préstamo de hasta US$ 6000 millones para engrosar las reservas del Banco Central, que se viene negociando con un puñado de bancos extranjeros. En el equipo económico aseguran que el dinero, que se prestará a un año de plazo, sólo se usará en caso de que algún evento externo afecte a la Argentina (en un contexto de gran turbulencia global), pero que, de continuar la situación actual del mercado cambiario, es probable que el préstamo se precancele a los seis meses.
Según pudo saber LA NACION, el préstamo es a un plazo de hasta 12 meses, pero se puede cancelar a mitad de camino.
En declaraciones a agencias de noticias internacionales, el ministro Prat-Gay también dijo que el Gobierno tiene la voluntad de someterse a la revisión del artículo IV por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). «Queremos el artículo IV porque no tenemos nada que ocultar», declaró el funcionario a la agencia Bloomberg.
Tanto el ministro de Hacienda y Finanzas como el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, tienen previstos en los próximos días encuentros con la directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, que también está en Davos. En rigor, explicaron, la revisión del artículo IV sería un objetivo de mediano plazo, ya que la Argentina es hoy el único país del G-20 (el grupo de países más desarrollados del mundo) que no está cumpliendo con ese requisito del FMI. La idea sería ponerse en regla, como cualquier otro miembro de este selecto club. Pero en el corto plazo, confiaron fuentes del equipo económico a LA NACION, primero es necesario normalizar las estadísticas oficiales que publica el Indec, dado que parece imposible que el FMI haga una revisión de cualquier estadística sin contar antes con cifras confiables de inflación, de crecimiento o de pobreza.
Funcionarios de organismos internacionales y de varios gobiernos se interesaron aquí por el caso argentino, sobre todo, por la salida del cepo cambiario. En reuniones privadas, representantes del Tesoro de Estados Unidos expresaron su respaldo a la gestión de Macri. No sólo avalaron la salida del cepo, sino que intentaron hacerse de detalles de cómo seguirá la negociación con los holdouts y de la situación de las reservas del BCRA.
«La Argentina está de moda. Este año, en Davos Macri está de moda, así como otros años lo estuvo Santos [por el presidente de Colombia] o Lula da Silva [el ex presidente de Brasil]», dijo a LA NACION Marcos Bulgheroni, vicepresidente del grupo Bridas y asiduo participante del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). «En el seminario en el que participó Malcorra [por la canciller, Susana] sobre América latina hubo hasta tres veces más concurrencia que en el que se hizo sobre Asia», destacó, por su parte, Enrique Pescarmona, el CEO de Impsa que no se pierde ningún encuentro en Davos.
Además de Bulgheroni y Pescarmona, viajaron para participar del foro de este año Marcelo Mindlin, presidente de Pampa Energía; Martín Eurnekian, director de Corporación América; Eduardo Elsztain, presidente de IRSA (otro habitué); Mario Blejer, vicepresidente del Banco Hipotecario; Sebastián Bagó, de Laboratorios Bagó, y Carlos Bulgheroni, presidente de Bridas. Todos ellos participarán mañana por la mañana de un encuentro con Macri.
Entretanto, el ministro Prat-Gay se reunió ayer con varias autoridades del G-20, con el CEO del New York Stock Exchange (NYSE), Thomas Farley, y con el economista norteamericano Nouriel Roubini. Además mantuvo un encuentro con su par de Brasil, Nelson Henrique Barbosa, con quien conversó sobre cómo «relanzar la relación bilateral dentro del Mercosur, y sobre el acuerdo automotor», indicaron voceros de Hacienda. Tras el encuentro, ambos ministros acordaron volver a verse en Buenos Aires o Brasilia para trabajar sobre una agenda común para el encuentro del G-20, que se llevará a cabo en Pekín el mes próximo.
Tuvo otra reunión con el ministro de Finanzas de Qatar, Alí Shareef Al Emadi, que gestiona uno de los fondos soberanos más grandes de Medio Oriente. Y tiene previsto encuentros hoy con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew; con el ministro de Finanzas de Chile, y con el secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), José Ángel Gurría.
Tanto Prat-Gay como Sturzenegger se sumarían estos días a varias de las reuniones que figuran en la agenda de Macri. El Gobierno llegó al Foro Económico de Davos con un objetivo primordialmente económico: volver a colocar a la Argentina en el mapa global de inversiones. Con unos pocos deberes ya hechos, queda la impresión que tiene suficiente para mostrar entre líderes económicos mundiales que hoy más que nunca están en la búsqueda de un nuevo fetiche.
Aunque, en la practica, el mercado aún no va al compás de los elogios y las expectativas. Ayer no llego la mejor noticia desde Buenos Aires: el Gobierno no logró juntar ni un 10% de lo que esperaba con su licitacion de Bonar 2020, lo que llevó a declarar desierta la licitación. Tal vez un baño de realidad, mucho más gélido que el que la comitiva se encontró en Davos.
fuente LA NACIÓN