Si tuvieran que explicarse a través de la física dinámica, los hechos bien podrían enmarcarse en la teoría del sistema de fuerzas paralelas de sentido contrario sobre un mismo cuerpo. Con su primer día al frente de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), Cynthia Pok inauguró ayer el camino para saber cuántos pobres hay en la Argentina. En el sentido inverso, la salida también ayer de José Luis Blanco -hombre del grupo de tareas de Guillermo Moreno- como coordinador de la Encuesta de Grandes Empresas es una otra prueba de que las nuevas autoridades del instituto buscan expulsar a la llamada «patota» del Indec.
Pok fue desplazada a mediados de 2007. Se había negado a utilizar las canastas calculadas por el índice de precios ya falseado por Moreno y Beatriz Paglieri, la primera interventora en el organismo, en enero de ese año. La socióloga y delegada de ATE se enteró de que el Indec prescindía de sus servicios a través de Crónica TV. Ayer volvió como directora de la EPH, el área en la que se elaboran los indicadores de pobreza, indigencia y de empleo, entre otros.
Desde 2007, los datos de la pobreza fueron subestimados. Sin embargo, desde mediados de 2013, directamente dejaron de publicarse porque mostraban un empeoramiento de la situación social. El gobierno de Cristina Kirchner justificó entonces la falta de un índice por «problemas de empalme» (Jorge Capitanich), la «no estigmatización» de quienes están en esa situación (Axel Kicillof) o afirmando que «el Estado no está para contar pobres» (Aníbal Fernández).
Según cálculos de ATE-Indec, que monitoreaba Pok fuera del instituto estadístico con otros especialistas de la EPH, un 21,8% de los argentinos era pobre en el primer semestre de 2015. Según sus estimaciones, se trata de casi 5,8 millones de personas. La indigencia afectó al 4,1% de los argentinos (1,1 millones). Tanto las mediciones de la Universidad Católica Argentina (UCA) como las de otras consultoras privadas tienen resultados similares o levemente mayores.
«¿Cómo encontró la dirección?», preguntó ayer LA NACION a Pok. «Desvalijada», contestó la socióloga. «Recién estoy entrando hoy [por ayer] y nos vamos a empezar a meter con los temas prioritarios. De los tiempos de un índice todavía no tengo idea», aclaró la experta.
Pok afirmó que la primera tarea será reconstruir el índice por ingresos pero que luego trabajarán con «todos los avances metodológicos» en la materia, lo que significa que el Indec ampliará su mirada sobre pobreza hacia otras variables. En la jerga, se habla de un «índice multidimensional». La primera canasta, un insumo clave, estará lista en mayo.
«Es una gran alegría el reencuentro con los compañeros que resistieron históricamente. Y éste es el resultado. No hay cheque en blanco, pero sí una gran oportunidad», sostuvo la referente de ATE.
Los doce apóstoles. Así se llamaba a la banda que acompañó a Guillermo Moreno a la Plaza de Mayo, al Mercado de Liniers, al Central y a Papel Prensa. Entre los varios apóstoles que desembarcaron en el Indec ayer fue desplazado José Luis Blanco. No fue despedido del organismo estadístico porque a mediados del año pasado fue nombrado delegado del gremio UPCN, el mismo que avaló la intervención oficial y la destrucción de estadísticas. En esas elecciones varios hombres y mujeres que ayudaron en el desmantelamiento fueron resguardados por los fueros gremiales. Según los datos que maneja Jorge Todesca, director del Indec, en el instituto hay 200 delegados de UPCN para 1600 trabajadores. Todo un récord de representación sindical en un organismo público técnico.
Sin embargo, ayer Blanco sufrió la limitación de sus funciones ejecutivas. Dejó de ser coordinador y será reemplazado por la contadora Beatriz Morelli. Las fuerzas ya actúan en paralelo sobre un mismo cuerpo, el Indec.
fuente LA NACIÓN