El oficialismo aún saboreaba el triunfo por haber obtenido el dictamen favorable del acuerdo con los holdouts en la Cámara de Diputados cuando el kirchnerismo lo sacudió con un duro golpe, ayer, en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo: allí, con el apoyo tácito del Frente Renovador, de Sergio Massa, rechazó el decreto del presidente Mauricio Macri que dispone subas en el piso del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.
Pese a este dictamen adverso, el decreto de Macri seguirá vigente. Sólo caería si ambas cámaras del Congreso se expidieran explícitamente por el rechazo; así lo establece la ley que regula los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que se sancionó durante el kirchnerismo. Por eso, los legisladores de Cambiemos intentaban ayer desdramatizar la situación.
«Ésta no es una derrota. Derrota sería un rechazo de ambas cámaras, lo que no sucedió», enfatizó ayer el jefe del interbloque de Cambiemos, Mario Negri.
La situación que se vivió ayer en la Comisión Bicameral desnuda cuán lábiles son los acuerdos políticos en un Congreso donde el oficialismo no es mayoría. En efecto, Sergio Massa, el mismo que anteayer ayudó al Gobierno a cerrar un dictamen de mayoría favorable al acuerdo con los holdouts, al día siguiente se paró en la vereda de enfrente. Su representante en la comisión, el diputado Raúl Pérez, no rechazó el DNU en cuestión, pero sí se abstuvo. Esto permitió al kirchnerismo alzarse con un dictamen con ocho votos, mientras que Cambiemos obtuvo siete.
Con su postura contraria al decreto, el massismo pretende presionar al Gobierno para apurar una nueva ley de ganancias. «Es unánime la expresión política y ciudadana de que el decreto del oficialismo fue escaso e injusto. Sobre todo a partir de la posición del Presidente en la apertura de sesiones el primero de marzo», explicó Pérez.
Para el oficialismo, la posición de Massa fue «un error». «Quedó pegado con el kirchnerismo», fue el comentario más escuchado en los despachos de Cambiemos. Lo cierto es que hay un sordo malestar con el líder del Frente Renovador. «Pretende que el Gobierno se mude a su casa en Tigre», ironizan, con cierto fastidio, algunos legisladores.
Es que Massa, sabedor de la debilidad numérica del oficialismo en el Congreso, hace valer el peso de su bloque (con una treintena de legisladores) para negociar y hacer su juego político. Tanto es así que funcionarios y legisladores de Cambiemos han debido peregrinar a su casa en Tigre para cerrar (concesiones mediante) el dictamen favorable al acuerdo con los holdouts y para mantener vigente la detracción del 15% de los fondos coparticipables por parte de la Nación.
Ayer fue diferente y los legisladores de Cambiemos tomaron distancia de Massa. Aun a costa de afrontar una derrota segura en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo. «No había riesgos. El DNU se voltea en el recinto, no en la comisión», explicaban los oficialistas.
El kirchnerismo, el más férreo opositor al Gobierno, quiere apurar el debate del decreto en el recinto. Pero no tiene mayoría para imponer su postura. Sus expectativas apuntan a Massa, pero éste hizo saber que sólo bajará al recinto si antes el Congreso aprueba una nueva ley de ganancias. «Estamos trabajando en un proyecto integral, que contempla la mirada de todos los bloques. Y queremos que se apruebe este año, no el que viene, como quiere Macri», sostuvo Massa.
El diputado Negri defendió el decreto presidencial: sostuvo que es un avance para los trabajadores, pues aumentó el mínimo no imponible en un 100 por ciento e introdujo importantes subas en las asignaciones familiares. No obstante, dijo, aprobar este decreto no es incompatible con la discusión de una nueva ley de ganancias que contemple aspectos que quedaron soslayados, por ejemplo, la actualización de las escalas. «Todos estamos de acuerdo en dar este debate y el propio Presidente se comprometió a enviar un proyecto de ley», dijo.
El decreto en cuestión fijó en $ 18.880 el piso mínimo salarial a partir del cual se paga el impuesto a las ganancias para los trabajadores solteros y sin hijos. Los casados con un hijo menor pagan si superan los $ 23.470 mensuales. En tanto, para los casados con dos hijos el piso mínimo se eleva a $ 25.000 mensuales.
«Ésta es una medida que beneficia a los trabajadores llevando al doble el monto del mínimo no imponible y corrigiendo una situación aberrante y de total inequidad establecida en base a una excepción de pago para quienes ganaban menos de 15.000 pesos en el año 2013», fundamentó Pablo Tonelli (Pro)
El kirchnerismo, que hasta el fin del gobierno de Cristina Kirchner se resistió a aumentar el mínimo no imponible, ahora se quejó de que el decreto de Macri no es «feliz en términos de justicia distributiva» y que más trabajadores pasarán a pagar el tributo. «Unas 180.000 personas dejarán de tributar, pero otras 470.000 empezarán a hacerlo», asestó la diputada Juliana Di Tullio (FPV).
fuente LA NACIÓN