El aumento de los combustibles en lo que va del año, que ronda el 30%, le comió al campo el beneficio de la rebaja de las retenciones a las exportaciones de granos que aplicó en diciembre pasado el gobierno del presidente Mauricio Macri.
Con el último incremento del 10% que rige desde anteayer, el campo, que consume 4300 millones de litros de gasoil por año, entre todas las actividades agropecuarias que realiza en todo el país, tendrá que gastar $ 8114,1 millones extras, equivalentes a unos US$ 570 millones, para poder cubrir ese aumento, según cálculos del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
Considerando que ya suman cuatro los aumentos de precios en lo que va de 2016, la cuenta total extra que este año deberá pagar el agro por el gasoil es de 25.153,7 millones de pesos o su equivalente en dólares de US$ 1778 millones.
Para comparar, la rebaja y quita de las retenciones, según los productos, que aplicó el Gobierno sobre las exportaciones de cereales y oleaginosas había significado en ese momento una mejora en la competitividad de US$ 1300 millones. De esta manera, el incremento del gasoil le ganó al beneficio de la baja de las retenciones a 0% en maíz, trigo y girasol y la reducción del 35 al 30% que se dio en el caso del cultivo de soja.
«Cada vez que hay aumentos en el gasoil son más los productores que se quedan más lejos de la posibilidad de llegar con sus productos a los puertos. Esto se va comiendo la ventaja de la quita de las retenciones», señaló a LA NACION Dardo Chiesa, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Egidio Mailland, presidente de Coninagro, dijo que «no cayó bien» en el sector el último incremento del 10% en el combustible, y alertó por futuros problemas en la competitividad.
«No cayó bien porque estamos en un momento muy complicado, con gran parte de la cosecha comprometida por los problemas climáticos», indicó el ruralista, que agregó: «El costo del combustible afecta; vamos a empezar con los problemas de competitividad».
Si bien el impacto de los aumentos le ganó a la reducción de las retenciones en cereales y oleaginosas, cuando se toman todos los productos alcanzados, incluyendo las economías regionales, la carne y los cultivos industriales (los que no cotizan en Bolsa de Cereales y se pactan por contrato entre la agroindustria y el productor) se puede observar que las subas en el gasoil se comieron el 72% del beneficio que produjo la rebaja de las retenciones.
Según cálculos del Ieral (el instituto de investigaciones de la Fundación Mediterránea), la medida de la baja de las retenciones en todos los productos representó en total una «devolución» de $ 35.000 millones al año. Contra esto, según calculó LA NACION, este año por los sucesivos aumentos el gasto adicional que deberá afrontar el agro en gasoil será de $ 25.153,7 millones (o US$ 1778 millones), un 72% de lo que obtuvo por las bajas de las retenciones en todos los productos, con la estimación del Ieral.
Vale mencionar que el gasto total del campo en gasoil ronda los $ 81.141 millones por año, de acuerdo con los datos de la Rural.
«La suba del combustible realmente encarece los costos de cosecha en estos momentos en zonas con pisos blandos y agua (por las inundaciones)», se quejó Jorge Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma). Los contratistas, que prestan el servicio de recolectar el 75% de la cosecha, están pensando incrementar el precio que les cobran a los productores. «Nos vemos obligados a subir las tarifas», anticipó Scoppa, que proyectó que al menos aumentarán entre un 3 y un 4%.
Hoy el gasoil representa entre el 27 y el 28% del costo de un contratista. Una máquina grande con un tractor consume en plena cosecha, según la potencia, entre 500 y 800 litros diarios de combustible. «Esperemos que no aumenten otros insumos, porque cuando sube el gasoil también lo hacen los repuestos y los fletes de los camiones para mover las máquinas», indicó el presidente de Facma.
Para Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), con la actual inundación en la pampa húmeda la pérdida en soja será de 6 millones de toneladas. Según Ambrosetti, el último incremento del 10% en los combustibles significará para los productores perder en plata el equivalente a otros 2,24 millones de toneladas de soja.
«Cada centavo que sube el combustible son 43 millones de pesos que se trasladan del campo al sector energético. Tenemos el gasoil más caro entre los principales competidores», se quejó el economista. Explicó que mientras en el país el litro vale US$ 1,34, en Uruguay cuesta US$ 1,26, está US$ 0,87 en Brasil y US$ 0,56 en Estados Unidos.
fuente LA NACIÓN