En línea con la caída de otros indicadores vinculados con la venta de alimentos, por la pérdida del poder adquisitivo, el consumo de carne vacuna retrocedió 5,2 por ciento en el primer cuatrimestre de 2016 y se ubicó de esta manera en el nivel más bajo de los últimos cuatro años.
Entre enero y abril pasados, el consumo por habitante de este producto fue de 56,2 kilos/año, por debajo de los 59,4 kilos/año por habitante del primer cuatrimestre de 2015, según un informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra). Hay que retrotraerse al primer cuatrimestre de 2012 para encontrar un guarismo apenas menor al registrado en lo que va de 2016. En rigor, entre enero y abril de 2012 el consumo por habitante, en medio de una fuerte suba de precios, estuvo en 55,7 kilos.
La falta de actualización de los sueldos frente al incremento del costo de vida en general es indicada por los especialistas como la principal causa en la retracción del consumo. De hecho, luego de los fuertes incrementos de noviembre y diciembre de 2015, las subas siguientes en la carne no tuvieron la misma espectacularidad. Para Ciccra, respecto de diciembre último la mayoría de los cortes registró alzas de 1% a 5,5%, mientras que siete cortes tuvieron bajas nominales entre diciembre de 2015 y abril pasado. Según esa cámara frigorífica, el matambre, el asado de tira y el vacío lideraron esas bajas, con 8,4%, 6,8% y 4,4%, respectivamente.
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En este contexto, los carniceros advierten que en los últimos quince días les están llegando aumentos en la media res que van a trasladar al público nuevamente en cualquier momento
«Para mí en la baja del consumo básicamente está influyendo que tenemos el 70% de la población con sueldos del año pasado pero con precios de este año. Hasta que no terminen las paritarias no habrá recuperación del poder adquisitivo», señaló Miguel Schiariti, presidente de Ciccra.
El consumo del público no se muestra firme como en otras épocas y eso repercute también en la faena. Si bien en el campo hay un proceso de retención de animales para recuperar el rodeo perdido y, encima, las inundaciones restaron oferta, una demanda de carne más floja por parte del consumidor también repercute sobre la faena. En abril último se faenaron 900.000 cabezas, un 11,2% menos respecto de marzo.
«La gente está comprando menos, lo necesario para el día, y se lleva cortes más económicos. Antes se llevaba peceto para el estofado y ahora lo hace con roast beef o paleta que son más económicos», indicó Alberto Williams, vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal. Para Williams, donde más se notó la merma del consumo fue en el conurbano. Allí, dijo el dirigente, cayó un 6,5 por ciento en lo que va del año.
En opinión de Williams la gente no sólo busca volcarse por cortes más económicos, sino que trata de buscar aquellos que rindan más en carne y no tengan tanto hueso. «Por ahí en lugar de un asado te lleva la tapa de asado», ejemplificó. Este dirigente denunció que en los últimos quince días los matarifes les están entregando la media res a los carniceros con alzas de 60 centavos el kilo. «Por ahora el carnicero se las están masticando [las subas] hasta donde pueden, pero en cualquier momento las trasladan», precisó Williams, que se quejó de que por la suba de la luz carnicerías que pagaban 2500 pesos en la factura ahora pasaron a 6000/7000 pesos.
Cortes alternativos
Hernán Méndez, gerente de Carnicería Piaf, también observa que el público se está volcando a cortes alternativos que pueden resultar más económicos.
«En las carnicerías la venta en general bajó porque bajó el ingreso de dinero de la gente. La gente está más cuidadosa, compra menos cortes caros y se ve atenta a cortes alternativos», explicó. Para comprar, señaló que un kilo de tapa de asado vale 45 pesos menos que un kilo de vacío. La tapa de asado está en $ 100 contra $ 145 del vacío.
Según Méndez, antes tenía que salir a comprar más cortes finos o más caros para completar oferta. Ahora no necesita hacerlo e integra más su negocio
fuente LA NACIÓN