Acosado por la presión judicial y política, el empresario Cristóbal López tomó la decisión de desprenderse de uno de sus negocios más preciados: el juego. Un imperio que supo construir al calor del poder kirchnerista y que se expandió por todo el país.
López es, actualmente, propietario del 30% de Casino Club, empresa que cuenta con más de veinte casinos y salas de máquinas tragamonedas, una porción del Casino Flotante de Buenos Aires, otra del Casino de Rosario, otra del Hipódromo de Palermo y otra del Casino Magic.
Junto con el juego, López quiere vender activos del Grupo Indalo, como el Banco Finansur, la aseguradora Generali Argentina y posiblemente Alcalis de la Patagonia, la única productora de carbonato de sodio del país. “Si yo soy el problema, me voy”, les dijo a sus colaboradores. En el último tiempo se lo vio abatido y cansado.
Aunque el escándalo jurídico y mediático con la AFIP por su deuda multimillonaria acabó con el buen ánimo de López, la certeza de que el gobierno de Mauricio Macri no descansará hasta “ponerlo en caja” –y eso implica que venda el juego, porque con eso tiene dinero líquido– fue el principal detonante a la hora de resolver alejarse de ese mundo. Otra razón para desprenderse de activos es la necesidad de capitalizar la operatoria de las compañías de Indalo.
La guerra. Macri cree que tiene motivos personales y políticos para arrinconarlo. Entre los personales se encuentran las críticas que recibió de C5N, el canal de López, durante la campaña electoral.
Además, no olvida que, hasta el final, el canal se jugó por el candidato justicialista, Daniel Scioli. Entre los motivos políticos, Macri acusa a Cristóbal López de haber formado parte de un empresariado kirchnerista que se enriqueció con dinero negro.
Primero, le quitó la concesión de la autopista Ezeiza-Cañuelas. Ahora, planea modificar las reglas para el negocio del juego. Y ordenó realizar una auditoría en todos los negocios con el Estado de los que participa el empresario.
Para “ordenar” el imperio del juego, Macri puso a su abogado personal, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, como interlocutor con Casino Club. Pero en la primera reunión que mantuvo con los accionistas, incluido López, se desmadró todo. “Nos pidió que pagáramos el 12% de canon y que pagáramos Ingresos Brutos por todos los años que no lo habíamos hecho. Pero eso no es legal. Ellos decidieron ir a la guerra”, explicaron cerca del empresario.
Se trata de una guerra que, al menos en el terreno del juego, López no quiere dar. Para abrirse camino, le ofreció su parte de Casino Club al resto de sus socios, pero éstos le contestaron que no tenían el dinero suficiente. Una posibilidad concreta es que su parte la compren los españoles de Cirsa, con quienes comparte sociedad en el Casino Flotante y en el Casino de Rosario. Pero López no va a regalar lo que tiene; por lo tanto, estudia acordar con otros oferentes. Cirsa tiene un motivo adicional para hacerse de otros casinos. En 2019 le vence la concesión del Casino Flotante y, si no se la renuevan, se quedará con sabor a poco.
Federico de Achával, su socio en el Hipódromo porteño, desmiente que le vaya a comprar su parte. “No hay negociaciones ni conversaciones”, dijeron cerca de De Achával. López enfrenta causas judiciales que no tienen que ver con el juego. Una de ellas, por la deuda con la AFIP, otra por supuestas coimas. Que su nombre aparezca ligado al de Lázaro Báez lo enfurece. Se considera un empresario que supo hacerse grande antes de Néstor y Cristina Kirchner. Y piensa que Báez, en cambio, sólo se expandió gracias al kirchnerismo. Pero sabe que, al menos con el macrismo, es tiempo de retroceder.
De compras por Miami
El viernes 6 de mayo se pudo ver a Cristóbal López de compras por Miami junto a su actual pareja, Ingrid Grudke. Según las fotos que publicó Noticias, el empresario estuvo en uno de sus destinos favoritos. Allí posee un departamento y viaja con frecuencia a Estados Unidos.
El empresario acaba de regresar de ese breve descanso para ocuparse de lleno en sus negocios. Según personas que lo vieron en las últimas semanas, Cristóbal no está de buen ánimo. Aparecer en los medios por las causas judiciales lo altera. Por eso, apuesta a desprenderse de algunos negocios para ver si allí encuentra la tranquilidad, y para ver si consigue capital para financiar el resto de sus negocios.
fuente PERFIL