Los tiempos cambian en el panorama energético de la Argentina. Puede dar un claro testimonio de esto Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la empresa petrolera estatal de Venezuela, uno de los arietes utilizados en su momento por el gobierno de Hugo Chávez para ejercer influencia en la región. Pdvsa llegó hace algunos años al país de la mano de la evangelización petrolera, y en estos días prácticamente tiene sellado el ticket de salida, mediante la venta de sus activos en la Argentina.
El viernes pasado, al mediodía, un grupo empresario argentino dejó sobre los escritorios de la empresa, en las oficinas de Avenida del Libertador y Cerrito, una propuesta de gerenciamiento con opción de compra para hacerse cargo de los activos de Petrolera del Cono Sud, la subsidiaria de la firma venezolana, dueña de una red de 95 estaciones de servicio, además de unos tanques de almacenamiento en Dock Sud. La misma oferta de compra se presentó en la Bolsa de Comercio. Esta semana seguramente será informado como un hecho relevante en los mercados.
El grupo empresario local, denominado GMM, está encabezado por Emilio González Moreno, ex accionista del Banco Patagonia y uno de los dueños del Grupo Fip, una empresa dedicada a la distribución de combustibles en la Argentina.
Petrolera del Cono Sur pertenece en un 95% a Pdvsa Argentina, mientras que el 5% restante está colocado en la Bolsa porteña. La propuesta llega en un momento complejo de la petrolera. La caída del precio internacional del crudo y la crisis política y económica en Venezuela impulsaron decisiones respecto de la fallida expansión de aquel país en América latina. Según datos corroborados en los balances presentados en la Bolsa de Comercio, la firma perdió alrededor de 880.000 dólares por mes el año pasado: este período estaría algo por encima.
De acuerdo con fuentes del mercado, desde Caracas habría llegado la orden de frenar el gasto. A la filial local le queda dinero como para terminar el año; sin embargo, no se sabe qué pasará más allá del momento en el que se termine el dinero disponible. Allí se dirige la oferta. «La empresa no está en un proceso de venta. No hay un proceso abierto», contestaron en las oficinas locales al ser consultados por LA NACION.
La oferta de gerenciamiento con opción a compra consta de la entrega de la gestión durante 14 o 18 meses. En ese tiempo, se espera volver a importar combustible -la empresa no tiene refinación en el país- y reducir el déficit mensual a cambio del pago de un canon que tiene directa relación con el ahorro. Durante esos meses, la marca PDV Sur se mantendrá en las estaciones de servicio.
De acuerdo con lo que pudo establecer LA NACION, al menos dos ministros del gabinete están al tanto de la oferta. Uno de ellos es nada menos que Juan José Aranguren, el jefe de la cartera de Energía. El ex ejecutivo de Shell mira con atención los movimientos de la petrolera estatal venezolana. Con él como protagonista empezó la historia de Pdvsa en el país. El funcionario considera que aquella llegada de la empresa, patrocinada en 2005 por los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez, estuvo signada por una fuerte presión para que Shell les vendiera sus activos en el país.
En noviembre de 2004, el gobierno de Kirchner creó Enarsa, la petrolera estatal que jamás tuvo petróleo. Según Aranguren, Kirchner consideró la posibilidad de hacerse de los activos de la petrolera anglo-holandesa con la ayuda de Pdvsa.
«En enero de 2005, Chávez vino a inaugurar una estación de servicio de Pdvsa, frente a la sede de la ESMA, y en medio del acto el mandatario venezolano deslizó que una empresa gringa podía pasar a capitales nacionales. Chávez dijo entonces: «Dicen, que vale 1000 millones de dólares, pero para mí no vale más de 200 millones de dólares»», declaró Aranguren a Radio Mitre poco antes de dejar su cargo en Shell, a mediados del año pasado, cuando se incorporó a los equipos del entonces candidato presidencial Mauricio Macri. Aranguren está convencido de que la información que tenía Chávez sobre Shell sólo podría haber salido de la Casa Rosada.
Finalmente, Shell nunca inició conversaciones formales con Pdvsa. La crónica de aquellos días continuó en marzo de 2005. Fue cuando Kirchner llamó a hacer un boicot contra la empresa manejada por Aranguren, que había aplicado un aumento de hasta 4,2% en el precio de las naftas y el gasoil. El mandatario instó a «no comprar más a Shell, ni una lata de aceite, y que se den cuenta de que los argentinos ya no soportamos más este tipo de acciones». Kirchner, además, defendió «el boicot nacional que le pueda hacer el pueblo a quien se está abusando del pueblo».
Finalmente, Pdvsa firmó un acuerdo con Enarsa. Abrieron dos estaciones de servicio. Una, frente a la Escuela de Mecánica de la Armama (ESMA), que el propio Chávez inauguró. «Hoy nace Enarsa -dijo aquella vez el entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido-. Cada litro de combustible que se expenda va a ser patrimonio de todos los argentinos.» La otra, en la autopista Panamericana y ruta 202. Aquellos comercios, que vendían Eco Tango, Tango 95, Tango 97, Tango Común y Tango Diésel, cerraron sin pena ni gloria en 2010.
Pdvsa, sin Enarsa, avanzó por su cuenta. Le compró a la uruguaya Ancap la red de estaciones de servicio Sol. Así nació PDV Sur, una red que, entre propias y ajenas, hoy tiene 95 estaciones de servicio.
Pero los tiempos cambiaron. Aquella expansión petrolera de la mano del crudo venezolano ya no tiene la fuerza de hace 10 años. Y aquel empresario boicoteado ahora es ministro de Energía. Y sabe que la oferta ya está en los escritorios de la petrolera.
fuente LA NACIÓN