Julio De Vido ensaya, asesorado por sus abogados, la estrategia con la que buscará desligarse de varias causas de corrupción. Argumentará que sus ex secretarios en la otrora cartera de Planificación Federal -dos de ellos presos- eran «lobos solitarios» que actuaban de manera autónoma. En los casos en los que está complicado junto con Ricardo Jaime (ex Transporte) o José López (ex Obras Públicas), intentará demostrar que era un mero ministro «coordinador» y «político», pero no quien ejecutaba las medidas. Tampoco quien giraba los fondos.
Excepto la causa por enriquecimiento ilícito, que se reabrió el año pasado, en la mayoría de los casos De Vido quedó implicado junto con sus subordinados directos. Para el estudio Virgolini & Maloneay, que lo representa, «no hay ningún caso en el que el ex ministro haya actuado en forma conjunta con sus secretarios». «El ministro era un planificador de políticas. Él tomaba decisiones pero no las ejecutaba. Podía decir «compren trenes nuevos», pero el que concretaba la adquisición de los vagones era el secretario», señaló a la nacion Adrián Maloneay, uno de sus letrados.
De Vido se apoyará en una herramienta clave a la hora de documentar su punto: que lo habitual, bajo el enorme paraguas de Planificación, era que el ministro no firmara todo lo que sus secretarios resolvían. Excepto que fuera necesaria la participación del ministro, sus segundos subscribían muchos actos sin él.
Además, buscará desentenderse de algunas maniobras apoyado en la modalidad de «obra pública por transferencia», es decir, que muchas veces Nación autorizaba fondos, pero eran las provincias y los municipios los que licitaban.
Buscará así refutar la postura que indica que «no podía desconocer» lo que hacían Jaime o López, una frase que repiten funcionarios, dirigentes e incluso empresarios que fueron testigos de las negociaciones en los despachos ministeriales.
Así, en la causa por los trenes usados a España y Portugal, los abogados de De Vido dirán que el ex ministro sólo firmó un convenio marco con los países europeos, pero que fue Jaime quien concretó la compra de los trenes.
En el caso Sueños Compartidos, en el que fue citado a declarar por supuesta connivencia con Madres de Plaza de Mayo, De Vido se mostrará como el responsable de autorizar los fondos, pero no de controlar qué se hacía con el dinero, una facultad que -dirá- era de López o de los organismos de control.
En el expediente por supuestos sobreprecios en la construcción de las «torres gemelas» santiagueñas, deslindará la responsabilidad en el gobierno provincial.
Una táctica distinta planteará en la causa en la que quedó procesado ayer, por no haber renegociado los contratos ferroviarios con las concesionarias. Allí, los abogados buscarán ir contra la decisión del juez por considerar que el procesamiento «es nulo y violatorio del derecho de defensa», según expresaron ayer en un comunicado. «Estamos trabajando en la apelación y no descartamos recusar al magistrado», señaló Maloneay.
Mientras De Vido prepara sus cartas, en el Congreso avanza la ley del arrepentido. Algo que podría jugarle en contra si sus ex colaboradores quieren complicarlo más.
fuente LA NACIÒN