El vicepresidente de la AMIA, Ralph Thomas Saieg, dijo ayer que es una «vergüenza» que 18 meses después de la muerte del fiscal Alberto Nisman la justicia argentina haya sido «incapaz de ofrecer una respuesta sobre qué fue lo que sucedió».
Ayer, el acto conmemorativo de 22° aniversario del atentado contra la AMIA incluyó un fuerte reclamo para que se esclareciera la muerte del fiscal federal que tuvo a su cargo durante más de una década la investigación del atentado, que denunció por encubrimiento a la entonces presidenta Cristina Kirchner y que apareció muerto «a pocas horas de tener que ir a hablar frente al Congreso» sobre esa denuncia que acababa de presentar, tal como recordó ayer Saieg.
«La falta de esclarecimiento de la muerte del fiscal Alberto Nisman pone en jaque la salud misma de la República», dijo el vicepresidente de la AMIA, que está a cargo de la presidencia. «Dijimos hace un año que la falta de esclarecimiento ponía en jaque la salud de la República. Hoy debemos redoblar nuestra exigencia por la urgente e inmediata resolución del caso, sin mayores dilaciones, sin mayores excusas», pidió en su discurso oficial.
La causa que investiga la muerte del fiscal Nisman cumplió un año y medio y la Justicia no logró determinar todavía cómo fue que falleció. Ni siquiera, si lo mataron o se suicidó.
El último tribunal que se expidió sobre el caso fue la Cámara Nacional de Casación, que en un fallo unánime hace un mes dijo que no se podía «aseverar con fundamentación razonable» que a Nisman lo hubieran matado (aunque tampoco descartar el homicidio como opción). Con este argumento, la Casación ordenó que la causa volviera al fuero de instrucción, donde había tramitado todo el año pasado hasta que la jueza Fabiana Palmaghini la envió al fuero federal, a los tribunales de Comodoro Py.
Aquella decisión de Palmaghini había sido ratificada por la Cámara del Crimen. El voto mayoritario de esa cámara sostuvo que era «imposible» saber qué pasó por las graves deficiencias en la investigación, pero argumentó que «la hipótesis de máxima» que debía atenderse era el homicidio, que había elementos «más que plausibles para poder dar crédito» a la posibilidad de que a Nisman lo hubieran matado y que, por ende, debía investigar la justicia federal.
Éste fue el fallo que la Casación revirtió. Pero en algo coincidieron los dos tribunales: ningún juez pudo afirmar todavía cómo murió Nisman. Tampoco está cerrado en forma definitiva que el caso vaya a quedarse en instrucción. El fiscal Ricardo Sáenz y las querellas, que afirman que fue un homicidio, pidieron que interviniera la Corte para devolver el caso a federal. Ahora, la Casación debe decidir si el recurso es admisible. Si dijera que no, las partes podrían de todos modos ir «en queja» a la Corte, con lo cual será el máximo tribunal quien decide si toma o no el caso.
Mientras tanto, en instrucción la causa tiene un nuevo fiscal: Eduardo Rosende. Es titular de otra fiscalía y subroga la que dirigía Viviana Fein, que se jubiló. Según supo LA NACION de fuentes con acceso al expediente, hay varias medidas en trámite. Entre ellas, se está profundizando un cruce de llamadas de ex espías y ex funcionarios de las horas posteriores a la muerte y se están tomando declaraciones en el marco de la «autopsia psicológica» de Nisman que está haciendo el Cuerpo Médico Forense.
fuente LA NACIÒN