Acorraladas por un déficit generalizado y creciente y con la venia del gobierno de Mauricio Macri , las provincias recurrieron a préstamos en el exterior para financiarse. En lo que va del año se consolidó una tendencia: la supremacía de la deuda en dólares por sobre la emitida en pesos. Hasta octubre de este año, el pasivo en moneda extranjera representó el 55 por ciento del total, 25 puntos porcentuales más que en los tres años anteriores.
El dato surge de las conclusiones principales de un estudio elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) sobre la base de información oficial.
La redolarización de la deuda de los estados provinciales se da en un contexto de endeudamiento general y déficit en alza desde que Macri asumió, hace casi un año. Da cuenta además de un giro político. El Gobierno accedió a que las provincias se endeudaran en el exterior para paliar el desequilibrio fiscal de la mayoría. Tomar deuda en el exterior sólo es posible con autorización del Poder Ejecutivo nacional.
Hasta octubre, nueve provincias habían emitido deuda por US$ 7060 millones, mientras que al mes de junio diez distritos habían optado por préstamos en moneda nacional por un total de $ 39.822.
El detalle del estudio indica que el ranking de las endeudadas en títulos públicos en dólares tiene a Buenos Aires al tope, con US$ 3000 millones. La siguen la ciudad de Buenos Aires, con US$ 900 millones; Córdoba, con US$ 875 millones, y Chubut, con US$ 700 millones.
El resto de las provincias que se endeudaron en el exterior son Mendoza (US$ 500 millones), Salta (US$ 350 millones), Santa Fe (US$ 250 millones) y Neuquén (US$ 235 millones).
Walter Agosto, investigador principal del Programa de Política Fiscal del Cippec y autor del informe, indicó que el aumento de la deuda en dólares que se acumuló en los primeros 10 meses del año se detuvo en las últimas semanas y que terminará el año sin mayor variación. Atribuyó el cambio al triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos y al aumento de la tasa de interés. «Por el efecto Trump, salvo algún caso de extrema necesidad, nadie va a salir a tomar deuda en dólares», dijo a LA NACION. «El financiamiento sigue estando disponible, pero a costo mayor. Además, el mundo está en estado de «wait and see» (esperar y ver), y eso también se ve en el país», añadió.
Un ejemplo claro es el del gobernador de Entre Ríos, el peronista Gustavo Bordet, que hasta hace pocos días había evaluado la posibilidad de tomar un préstamo en el exterior para pagar el medio aguinaldo de diciembre en tiempo y forma. Finalmente desistió por el nivel de tasas que le ofrecían.
Además de la deuda en dólares, creció el endeudamiento en pesos de las provincias, aunque en línea, e incluso por debajo, de la inflación. Siempre según el relevamiento del Cippec, el stock de deuda provincial rondaba los $ 256.000 millones el año pasado y este año trepó a los $ 343.000 millones, es decir, un 33,9 por ciento más
Más que la suba nominal, es útil y significativo observar cómo evolucionó la relación entre la deuda y los recursos totales de las provincias. Ese cruce muestra que mientras en 2015 la deuda representaba el 26% de los recursos totales de las provincias, en lo que va del año ese porcentaje trepó al 29%.
Según estimaciones oficiales, el déficit consolidado de las provincias subirá del 0,9 por ciento del PBI, que es la marca del año pasado, al 1,3% de este año.
Otro dato elocuente de la delicada situación fiscal de las provincias es que la mayoría debió recurrir a adelantos de coparticipación para financiarse a lo largo del año.
Buenos Aires también encabeza ese podio, con adelantos por $ 3500 millones, el 22% del total, entre enero y septiembre. Por debajo están Jujuy ($ 2710 millones), Neuquén (2000 millones), Mendoza ($ 1800 millones) y Entre Ríos ($ 1200 millones). El Gobierno pretende encaminar la situación financiera de las provincias en los próximos tres años. Con ese objetivo ideó un régimen de responsabilidad fiscal que se aprobará junto con el presupuesto 2017. El plan busca regular la evolución del gasto público, el resultado fiscal y el nivel y destino del endeudamiento.
Las provincias que terminen este año con déficit deberán reducirlo en un 10% en 2017. Las que terminen con las cuentas en orden, en cambio, no estarán sujetas a la autorización de la Nación para endeudarse, siempre que esa deuda se destine a obras de infraestructura.
fuente LA NACIÒN