La violencia, las peleas y el desbande en la marcha de la CGT dibujaron sonrisas dentro de la Casa Rosada. Hacia afuera, el presidente Mauricio Macri ordenó hacer una convocatoria formal a un diálogo con mesas sectoriales sindicales y lo primero que se discutirá son las importaciones, que sensibilizan a un amplio sector gremial.
El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, formulará la invitación, que aún no tiene fecha ni destinatarios precisos. Pero serán mesas acotadas por sector, coordinadas con su par de Producción, Francisco Cabrera. No habrá otra gran mesa de diálogo social con todos los sectores.
«Seguimos con la voluntad de diálogo, para encontrar solución a los problemas de los sectores particulares que tengan conflicto. Pero también necesitamos encontrar una representatividad gremial y empresaria que pueda asumir compromisos sustentables», dijo Triaca a LA NACION. La caótica movilización sindical, dicen en Olivos, derrumbó la «representatividad» de la CGT, dañada al igual que la de los empresarios.
Los primeros convocados serán sindicatos y cámaras empresariales afectados con despidos por aumento de importaciones: bienes de consumo, mecánicos de Smata, ensambladores de la UOM (computadoras), textiles e indumentaria, entre otros, que son generadores de mano de obra intensiva.
En lo político, había satisfacción en Olivos. Las corridas y la fragmentación evidentes dentro del sindicalismo y del peronismo son una foto que, según interpretan, beneficia a Macri y a Cambiemos de cara a las elecciones del 22 de octubre, por la división de fuerzas y por el contraste entre «lo nuevo y lo viejo» de la política.
«Si ésta es la alternativa del peronismo, estamos salvados. No puede haber dirigentes racionales que se peguen a esto», dijo un ministro.
Para la Casa Rosada, más allá de la convocatoria masiva, quedó al desnudo que la CGT y el peronismo no tienen liderazgo ni representatividad. Y que no hubo una consigna clara. Aunque admiten que ello también preocupa por la debilidad de los futuros interlocutores. «¿Ahora con quién dialogamos? Es un problema», dijo un ministro.
La derrota de la conducción tripartita de la CGT, encabezada por Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid, creen en Balcarce 50, obedeció a la penetración de los sectores sindicales de izquierda, del peronismo combativo y del kirchnerismo, con sectores afines de la UOM y de la línea 60, que buscaban objetivos diferentes. Durante la tarde de ayer, Triaca recibió llamadas de varios dirigentes sindicales y de la conducción de la CGT, que intentaron tomar distancia del espectáculo dantesco y le explicaron que había sido un «error de organización». Triaca cree que se evidenció una división de la que será difícil salir.
«Vamos a trabajar en mesas sectoriales con los sindicatos afectados por importaciones, como metalmecánicos, Smata, UOM, calzado y textiles, para discutir sector por sector la verdadera situación de las importaciones», dijo otro ministro a LA NACION. «Seguimos con voluntad de diálogo, no cambiamos, pero también creemos que la CGT tiene un problema de representatividad como los empresarios», señaló el allegado a Macri.
«Estamos dispuestos a dialogar, pero no hay un problema de despidos. El empleo neto está por encima de los primeros meses de 2016. Y dialogaremos de importaciones, pero no vamos a perjudicar a los consumidores para que paguen computadoras 200 dólares más caras», dijo otro allegado al jefe del Estado.
«Hicieron mierda el movimiento obrero. El kirchnerismo les arruinó el acto», decían en la Casa Rosada. «Se pensaron que era gratis hacer política», agregaron.
Había en la Casa de Gobierno una sensación de revancha y de que el eventual paro quedó deslegitimado y debajo del escándalo. «Espero que la gente vea estas cosas y por comparación nos perdonen nuestros pecados», dijo un asesor del Presidente.
fuente LA NACIÒN