La oposición venezolana ha asegurado que prepara una dura reacción en las calles ante la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), dominado por el chavismo, de inhabilitar a la Asamblea Nacional (AN). Para impedir los habituales ataques de los cuerpos policiales contra los manifestantes, el presidente de la Cámara, Julio Borges, ha sido cauteloso con la agenda de protestas. “No queremos que el Gobierno nos venga a reprimir desde ya, lo vamos a hacer en su momento y lo vamos a hacer en compañía del pueblo venezolano en todos los rincones del país”, dijo el diputado.
No habrá sentencia ni golpes que detenga el deseo de cambio de más del 80% de los venezolanos. pic.twitter.com/fW3zPfiDKJ
— Juan Requesens (@JuanRequesens) 30 de marzo de 2017
La Unidad Democrática mostrará sus cartas este viernes en una rueda de prensa en Caracas. Pero en la capital de Venezuela el descontento por el golpe propinado al poder Legislativo se ha comenzado a palpar. En varias urbanizaciones del este de la ciudad se han producido minúsculas y espontaneas manifestaciones para rechazar la ruptura del orden constitucional.
Un grupo de diputados opositores ha sido el primero en protagonizar una protesta. Se han manifestado ante la sede del Supremo, en el centro de Caracas, contra la sentencia 156 de la Sala Constitucional del TSJ, publicada el miércoles por la noche, que despoja de competencias a la Asamblea Nacional, pero militares y seguidores del chavismo la han reprimido. “Tenemos que salir, protestar y pelear por nuestros derechos… Vienen días muy difíciles para Venezuela”, afirmó Carlos Paparoni, un parlamentario agredido, al canal VivoPlay.
La anulación de la AN ha sido condenada por Gobiernos y organizaciones internacionales, mientras el chavismo se ha atrincherado en el silencio. Los pronunciamientos del Gobierno de Venezuela son paupérrimos sobre la sentencia que liquida al poder Legislativo y traspasa sus funciones la Sala Constitucional u otro organismo que comisione el TSJ.
Cilia Flores, primera dama de Venezuela y diputada oficialista, ha tratado de justificar el golpe institucional. “La asamblea, estando en desacato, se auto anuló y los vicios, derrotas y ese proceder errático del Parlamento venezolano lo llevaron a esa sesión de la OEA (Organización de Estados Americanos) para acabarla, terminar de destruirla. Eso es lo que está haciendo esta derecha. Todo donde ellos pisan no crece más la hierba”, opinó en un programa en la televisión estatal VTV. Pero su esposo, Maduro, no ha hecho declaraciones y su Gabinete tampoco se ha extendido en menciones sobre el despojo de las competencias a los parlamentarios.
Hace años que el Gobierno de Maduro es cuestionado por alejarse los modelos democráticos. La persecución y arresto de opositores, la suspensión de un referéndum para revocarlo, la manipulación del Supremo y del Poder Electoral y ahora un zarpazo contra la AN destacan como los principales signos de autoritarismo.
El chavismo se sacude los cuestionamientos. Hace tres días los países de la OEA discutieron la activación de la Carta Democrática Interamericana en Venezuela. Maduro acusó de un complot internacional en su contra: “El departamento de Estado de Estados Unidos ha armado una coalición de Gobiernos derechistas para derrumbar a Venezuela”.
fuente EL PAÌS