Roberto Álvarez es mecánico y se levantará este jueves a las 4 de la mañana en su casa de Remedios de Escalada. A las 5 partirá rumbo a Boedo, donde trabaja en negro y por menos de 400 pesos por día en un garaje. En el camino, pasará a buscar a Norma, una empleada doméstica que vive en Lanús, a quien le ofreció traslado en un grupo de Facebook. Ella entra a trabajar a las 8, pero decidió sumarse al auto de Roberto para asegurarse llegar a horario. Ninguno de los dos adhiere al paro y busca la mejor manera para cumplir con sus tareas.
«Mis jefes dijeron que no estamos obligados a ir a trabajar pero yo amo mucho a mi país y creo que la mejor manera de salir adelante es mirando adelante. Hoy veo un futuro delante mío con muchas piedras pero lleno de esperanza así que voy en mi coche y lo ofrezco con el mayor placer», dijo Roberto a LA NACION, y aclaró que todavía le quedan tres lugares para quien necesite traslado.
Este 6 de abril, casi 16 meses después del inicio de la gestión de Mauricio Macri, se concretará el primer paro general de la CGT. Será por 24 horas, sin movilización y contará con la adhesión de las dos vertientes de la CTA, los movimientos sociales, la izquierda sindical y los gremios del transporte.
Desde la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio ferroviario La Fraternidad y el Sindicato de Peones de Taxis aseguraron que su adhesión va a ser total, por lo que quienes quieran viajar por la ciudad deberán apelar a medios no tradicionales.
En el sector privado, se barajan varias alternativas. A pesar de que muchas empresas decidieron que sus empleados trabajen desde sus casas, hay quienes proponen otras variantes para llegar al lugar de trabajo, como remises y pool de autos entre los trabajadores; también hay quienes se organizan para ir en bicicleta o caminando.
Agustín Quinteros es uno de los trabajadores que habló con LA NACION y le contó que se presentará en su trabajo como todos los días. El joven de 28 años vive en Barrio Norte y trabaja en el sector de Recursos Humanos en una empresa especializada en limpieza integral y mantenimiento de grandes superficies industriales y comerciales en Microcentro, adonde suele ir o en subte o colectivo. El cese de actividades no le deja otra alternativa que ir por su cuenta. «Yo vivo a treinta cuadras y voy a ir caminando», dijo.
Sin embargo, aclaró que la empresa ofrece remises para los que trabajan más lejos y hasta hoteles para los operarios que trabajan en horarios nocturnos y no tienen cómo regresar a sus casas.
Agustín no va a ser el único que va a ir caminando a su trabajo. Rosana Briane vive en Necochea y da clases de inglés en seis escuelas. Este jueves tiene que trabajar en tres establecimientos y decidió que va a asistir a todos porque no comparte la decisión de parar ni este jueves ni por el conflicto docente. «El jueves voy a trabajar a tres escuelas. Me suelo mover en colectivo o en auto, depende las distancias. Por el paro, caminaré más de 30 cuadras para poder cumplir mis responsabilidades», sostuvo.
Rosana decidió que no va a parar porque cree que los gremios docentes buscan un beneficio propio. «No me representan en lo más mínimo», dijo y agregó. «En Necochea la adhesión ha sido muy baja con respecto a otros años y cuando hablo con un colega coincidimos en casi todo lo expuesto. Los chicos no pueden estar sin ir a la escuela, es un derecho y un bien público. El paro como medida no va a solucionar la problemática de salarios, infraestructura y demás».
La bicicleta es otra de las alternativas que suelen usar muchos trabajadores de la Ciudad. Dylsen es uno de los que hace su trayecto a su trabajo en tren y luego en bici, pero el paro en la línea Mitre le hará cambiar su camino. El joven de 29 años es jardinero de una casa de familia en Vicente López y, a pesar de que tiene la posibilidad de no asistir, decidió no faltar e ir en bici desde su casa en San Fernando.
Pero no todos viven tan cerca para ir caminando o bicicleta. Pedro Deluchi vive en Palermo y también suele usar el subte para llegar a su trabajo en un banco en Microcentro. Tras la confirmación de la adhesión de los gremios de transporte al paro, decidieron organizarse entre ellos y armar pool entre los compañeros que viven cerca. «Nos juntamos y organizamos pools según dónde vive cada uno y el estacionamiento lo banca la empresa», dijo a LA NACION.
Aclaró que a los que no tienen la posibilidad de usar esta modalidad, ya sea por la distancia o por la falta de movilidad, la empresa les propuso utilizar un remise y, de no conseguir disponibilidad por la demanda que se espera (ya hay remiserías desbordadas), trabajar desde la casa, pero ‘todos trabajan’. «Nosotros damos servicio a Estados Unidos, no tenemos nada de actividad en Buenos Aires, así que es imposible parar», sostuvo.
Qué pasa en el sector público
Desde el sector público garantizaron en todo momento que no paran. Según pudo averiguar LA NACION, los empleados del gobierno de la Ciudad que comanda Horacio Rodríguez Larreta irán a su trabajo en autos particulares y quienes no tengan esa posibilidad, podrán cumplir con sus responsabilidades desde sus casas.
Lo mismo sucede en el área de presidencia. Pía Delneri, oriunda de Villa Devoto, trabaja en la sección de prensa y aseguró que todos van a trabajar, ya sea en la oficina o en el Hotel Hilton, donde se realizará el Foro Económico Mundial. «Acá laburamos todos. Se viene como se puede pero se viene», afirmó.
Fuentes del ministerio de Educación a cargo de Esteban Bullrich dijeron que los que trabajan en esa cartera van a ir como puedan. «Los funcionarios van a ir en los autos oficiales. También habrá remises y taxis para que la mayoría pueda venir a trabajar, la idea es que vayamos todos», concluyeron.
fuente LA NACIÒN