En vísperas del inicio de la campaña, Mauricio Macri impartió una directiva clara a sus ministros: profundizar la gestión, sin perder el foco electoral como horizonte. Quien sigue las órdenes al pie de la letra es Rogelio Frigerio, ministro de Interior y Obras Públicas, que en lo que va del año ya usó más de la mitad del presupuesto destinado a obras públicas y otras inversiones del Estado, una palanca clave para afrontar los comicios legislativos de octubre.
Fuentes del ministerio precisaron a LA NACION que en cinco meses y medio se ejecutó el 55% del gasto, mayormente para obras públicas. Un ritmo acelerado que supera el promedio de ejecución presupuestaria y marca un fuerte contraste con 2016, cuando la obra pública tardó en arrancar.
Hasta la semana pasada, el promedio general de ejecución presupuestaria rondó el 45%, por lo que el 55% de la inversión en la obra pública marca un ritmo de gesto más acelerado.
La situación encierra una cierta paradoja. Si bien el presidente Macri hace bandera de la necesidad de achicar el déficit fiscal de la mano de un menor gasto público y les pidió a sus ministros que reduzcan sus erogaciones, le dio al ministro Frigerio una billetera abultada que está comprometido a gastar.
La revitalización de la obra pública tiene un inconfundible propósito político, pero también económico. A causa de esta millonaria inversión pública, el sector de la construcción experimentó un importante repunte (creció 10,3% en mayo, en comparación con el mismo mes del año pasado) y se convirtió en uno de los grandes motores que empujan la alicaída economía en la presidencia de Macri.
«Es evidente que el gasto en obra pública cobró un impulso muy fuerte este año», confirmó a LA NACION el presidente de ASAP, Rafael Flores. «De enero a mayo, las transferencias de capital a las provincias crecieron un 83% respecto de igual período del año pasado. Es un porcentaje alto, pero hay que tener en cuenta que, a esta altura de 2016, la obra pública estaba frenada», explicó el especialista, al analizar la ejecución presupuestaria.
Más recursos
La plata para obras no sólo se gasta más rápido, sino que también se multiplicó. Un documento interno del Gobierno al que accedió LA NACION muestra que las transferencias a las provincias para inversiones crecieron 178% en los primeros cinco meses del año, hasta 23.847 millones. Una cifra muy distinta a la caída del 17% que mostró en el mismo período del año pasado en comparación con el último año kirchnerista.
Las cifras son contundentes, también, si se abordan desde una mirada más amplia. «En el transcurso de los primeros cinco meses de 2017, la administración nacional destinó cerca de $ 52.300 millones a inversión real directa (IRD, ejecutada directamente por la Nación) y a transferencias de capital a provincias y municipios», señala ASAP en su informe.
Y añade: «Esto constituye un 69% más que el monto devengado en igual período de 2016. Más de una cuarta parte de dicha suma se concentró en dos jurisdicciones: Buenos Aires, con el 19,0%, y la ciudad autónoma de Buenos Aires, con el 8,8 por ciento».
Dentro de las obras públicas hay rubros que observan una importante ejecución.
Es el caso de las obras hídricas (ya se gastó el 67% del presupuesto anual, de $2426 millones); el programa Hábitat Nación tiene idéntico nivel de ejecución, ($3092 millones), mientras que acciones de vivienda y desarrollo urbano ejecutó el 56% de su partida, unos $ 8700 millones.
La Dirección Nacional de Vialidad (DNV) también exhibe una avanzada ejecución de su presupuesto. Su partida principal, construcciones, ya se ejecutó en un 63,3% ($9692 millones), mientras que el rubro obras en concesiones viales ya lleva gastados $3394 millones, el 70% de su presupuesto.
Las menos abultadas
Con semejante ritmo de gasto a esta altura del año, ¿alcanzarán las partidas previstas en el presupuesto para llegar a diciembre?
En el Ministerio del Interior explicaron a LA NACION que no se aumentará el gasto público, sino que se apelará a recursos ya contemplados en la ley de presupuesto, pero que están subejecutados, es decir, que aún no utilizaron otras dependencias.
Este punto resulta llamativo: mientras se acelera el gasto en obras públicas, hay áreas de la administración que muestran una baja ejecución de partidas.
«En cuanto al comportamiento institucional, los ministerios de Ambiente y Desarrollo Sustentable, de Hacienda y Finanzas Públicas, de Modernización, de Comunicaciones, de Energía y Minería y la Jefatura de Gabinete de Ministros constituyen las jurisdicciones que presentan mayores atrasos relativos», señaló ASAP en su informe.
También se observa una desaceleración en el gasto destinado a subvenciones.
«Los subsidios al sector energético, que crecieron un 53% interanual en 2016 y un 14% en los primeros tres meses de 2017, retrocedieron un 42% en abril y un 12,4% en mayo, promediando una baja del orden del 11,1% interanual en cinco meses. En términos nominales, se devengó una suma cercana a los $ 38.100 millones ($ 4700 millones menos que en igual período de 2016)», añadió ASAP.
En parte, esa mejora en la contabilidad pública se debe a los aumentos de tarifas que se aplicaron en la primera parte del año.
fuente LA NACION