A la par de la situación que transitan los empleados de Garbarino, la cadena Compumundo, otra de las firmas del grupo que aún encabeza Carlos Rosales, se encamina a la extinción total si no hay intervención inmediata por parte de las autoridades. Además de sufrir el cierre de casi la totalidad de sus 46 locales orientados a la comercialización de tecnología, la firma acaba de convertirse en un auténtico mar de despidos.
Representantes de los trabajadores de Garbarino confirmaron a que sólo del viernes a esta parte, al menos 150 empleados recibieron su correspondiente telegrama y la intención de la empresa es cesantar a, por lo menos, el 75 por ciento de su personal.
«Los telegramas empezaron a llegar durante la jornada del viernes. La mayoría ya fueron rechazados porque la ley vigente impide que se lleve a cabo esa acción. A los empleados que se busca despedir se les propone el pago del 50 por ciento de lo que les corresponde en concepto de indemnización. Por supuesto que no vamos a avalar una cosa así», sostuvo ante este medio un vocero del personal.
«Si bien por el momento no hay nada oficial, entendemos que Garbarino está por hacer el mismo movimiento con sus empleados. De ser así, tal como está pasando con los trabajadores de Compumundo, vamos a rechazar todos los telegramas. Mientras tanto, estamos a la espera de una nueva conversación con el Gobierno para generar la fecha de reunión de una mesa de enlace», añadió.
Los empleados de la cadena hicieron ayer una movilización frente a la Casa Rosada. «Nuestra manifestación no fue en contra del Gobierno sino, por el contrario, replicamos el pedido de ayuda concreta y efectiva a nuestra problemática», indicaron representantes.
Mediante un comunicado, los empleados de Garbarino informaron que a raíz de esa actividad fueron recibidos por Julio Vitobello, secretario de Alberto Fernández. «Esta vez pudimos contar de primera mano la situación por la que estamos atravesando a sabiendas de que, del otro lado, había un interlocutor real y no quedaba solamente plasmado en un papel», contaron los trabajadores.