¿Jaque al sueño presidencial de Massa? En Washington sólo quieren planes austeros, Mientras el ministro y candidato promete una suma fija
EL FMI NO QUIERE PLAN PLATITA
Ante una futura elección de tercios, que rompió la hegemonía del bipartidismo o de la competencia entre dos grandes coaliciones de partidos, usualmente asociados a la familia peronista o antiperonista, con la irrupción de los libertarios de Javier Milei, se generó un dilema de difícil solución para el ministro candidato del oficialismo, Sergio Massa.
Si quiere ingresar al balotaje y sumar votos de ciudadanos que eligieron otras opciones, votaron en blanco o no concurrieron a sufragar, debería frenar el deterioro de los ingresos de la población y se impone un «plan platita» que, al menos, recomponga el poder adquisitivo de los trabajadores ante la pérdida de valor diaria de la moneda nacional. Ese es el primer cuerno del dilema.
Massa, entre el FMI, la campaña y su gestión
La segunda opción es cumplir con la exigencia de los técnicos del FMI de reducir el déficit fiscal y cuidar que los dólares que llegarán a la Argentina no se utilicen para una campaña electoral que lo tiene partiendo desde la tercera posición de una tríada de candidatos con posibilidades de coronar.
Pues bien, frente a estas dos posibles soluciones que tienen efectos negativos para su aspiración presidencial, Sergio Massa parece haberse inclinado por la primera.
Así se desprende de sus recientes declaraciones públicas donde aseguró que «…la próxima semana se analizará una suma fija para los trabajadores en el marco de las negociaciones paritarias, aumentos en los planes», entre otras medidas que permitan mitigar la caída del poder adquisitivo de la población ante la reciente devaluación monetaria.
Al optar por la implementación del Plan Platita, que comienza a ser requerido por una gran cantidad de dirigentes del oficialismo y por referentes sindicales estatales como la CTA, podría comprometerse «la difícil negociación con el FMI», según sus propias palabras que incluyó «el hecho inédito de que el FMI dejo de ser el prestamista de última instancia». Y, un efecto posible, es que la inflación resultante de mayores tensiones con los burócratas del organismo de crédito podría provocar una llamarada letal para las aspiraciones de cualquier candidato que integre las listas de Unión por la Patria.
La reciente devaluación del peso del lunes 14 de agosto tuvo el objetivo de desalentar la demanda de importaciones y de reducir la brecha entre el dólar oficial y el paralelo que frena las exportaciones, promueve subfacturaciones e impide el ingreso genuino de divisas al Banco Central que cuenta con reservas negativas por cerca de 11.000 millones de dólares, en términos netos.
Pero, la caída de la demanda de pesos, las necesidades de las familias cuyos integrantes tienen trabajo, pero no llegan a fin de mes, y una extensa recesión económica están generando la urgente necesidad de avanzar con planes que lleven a una mayor emisión monetaria de parte del Banco Central.
Planes que van desde otorgar una suma fija para salarios, mayor presupuesto para planes sociales, continuar con la actualización de los pisos del impuesto a las Ganancias hasta aquellos más bizarros como, por ejemplo, entregar smart TV, o electrodomésticos varios, que se escuchan de boca de dirigentes oficialistas del Conurbano bonaerense o en muchas provincias donde los gobernadores de Unión por la Patria ganaron sus distritos, pero, en el tramo presidencial triunfó Javier Milei, encienden las alarmas en las oficinas de los burócratas del Fondo Monetario Internacional que tendrán este capítulo como uno de los principales para dialogar con Sergio Massa.
Lo cierto es que el Plan Platita puede efectivizarse de varias maneras y, en los últimos tiempos y de manera excesivamente heterodoxa en lo económico, lo hace a través de las transferencias del Banco Central al Tesoro Nacional que se concreta a través de distintos instrumentos.
Éstos pueden ser adelantos transitorios, giro de utilidades a su accionista, el Gobierno Nacional, además de letras intransferibles en dólares para pagar vencimientos de deuda e intervención en el mercado secundario de bonos donde transaccionan los agentes privados del mercado.
Inflación, emisión y déficit: Massa, ante una inminente advertencia del FMI
Un mes antes de las PASO del 13 de agosto, «…el Banco Central transfirió al Tesoro $150.000 millones en concepto de utilidades y el 4 de agosto repitió la operación por un monto mayor, $250.000 millones», explicó el analista de mercados de la Fundación Economía y Sociedad, Ariel Ferrari, que agregó «…no creo que Massa se vaya de las oficinas del Fondo sin una nueva advertencia acerca de esta metodología, que su directorio condena desde la época en la que la administración de Mauricio Macri volvió al FMI».
La Fundación Capital difundió un reporte que señala que una vez más, el Banco Central que conduce Miguel Ángel Pesce, será la fuente primaria de financiamiento del Tesoro que tiene que cubrir el déficit fiscal de lo que resta del gobierno de Alberto Fernández.
El informe titulado «El desafío de no explotar», afirma que «las necesidades de financiamiento de la segunda mitad del año resultan abultadas, donde al menos unos $2 billones se financiarían con asistencia del Banco Central por vías directas e indirectas, presionando sobre la brecha cambiaria y la inflación. Ante un primer semestre que cerró en – $1.880.694 millones (-1,1% del PBI), la segunda mitad debería registrar un déficit de 0,8% para alcanzar el objetivo».
Usualmente, en un año electoral reducir el déficit es una misión imposible, pero también resulta complicado en años sin elecciones porque la última mitad del año son siempre más expansivos que durante los primeros seis meses.
La historia reciente indica que el Plan Platita lanzado luego de la derrota del oficialismo en las elecciones legislativas PASO del mes de agosto de 2021, para mejorar la performance electoral de noviembre de ese año, se hizo a destiempo y con un exministro de economía, Martín Guzmán, totalmente jaqueado por las autoridades del FMI para evitar desbordes de reparto de pesos.
La experiencia tuvo un mal final para el economista preferido del presidente Alberto Fernández y debió irse del Palacio de Hacienda, tras la tensión existente entre el ala kirchnerista que repetía como un mantra «es la economía, estúpido» y pedía una fuerte expansión fiscal que se realizó a medias y terminó siendo insostenible en el tiempo.
Si bien el entendimiento alcanzado entre Kristalina Georgieva con Sergio Massa, el pasado 28 de julio, para firmar la quinta y sexta revisión del acuerdo de forma definitiva el próximo martes 23 de agosto, parece estar cerrado y comprometido un desembolso del organismo de crédito cercano a los 7.500 millones de dólares, las presiones del mundo de la política y el silencio de radio de Alberto y Cristina Fernández luego de la debacle electoral de Unión por la Patria, remarcan las presiones internas a las que está sometido el ministro candidato Sergio Massa, para lanzar un Plan Platita que permita salvar lo que se pueda en materia electoral de cara a los próximos comicios de octubre.
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