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Por Daniel Bases y Eliana Raszewski
NUEVA YORK/BUENOS AIRES, jul 30, 31 (Reuters/EP)
– Argentina fracasó el miércoles en su intento por llegar a un acuerdo de última hora con fondos de cobertura que la demandaron por su cesación de pagos hace una década, quedando a horas de hundirse en un nuevo default que puede agravar los padecimientos de una economía en recesión.
Después de siete horas de reuniones en Manhattan, el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, dijo que los acreedores «holdouts» -liderados por los fondos NML y Aurelius- rechazaron de nuevo la oferta de sumarse al canje bajo la mismas condiciones de sus bonistas reestructurados.
El funcionario agregó que tampoco aceptaron un pedido argentino para que le pidan a la justicia que suspenda la orden que le impide al país honrar su deuda en el extranjero si no le paga también a los «holdouts».
«Los fondos buitres no están dispuestos a dar ese ‘stay’ (medida cautelar)», sostuvo el ministro en una rueda de prensa en el consulado argentino en Nueva York.
Los demandantes, a los que Argentina califica de «buitres», lograron una sentencia favorable del juez estadounidense Thomas Griesa que ordena al país compensarlos con 1.330 millones de dólares más intereses para recuperar el valor de los títulos en cartera en default desde hace 12 años.
Argentina ha dicho que no puede cumplir con la sentencia debido a que recibiría demandas por cientos de miles de millones de dólares de otros tenedores de bonos que participaron de dos reestructuraciones de deuda incumplida en el 2005 y en el 2010.
La nación tenía hasta la medianoche del miércoles (0400 GMT del jueves) para romper el impasse, cuando vence el período de gracia para cancelar el cupón del bono Discount que Griesa prohibió honrar.
Griesa ha rechazado hasta ahora los pedidos de Argentina para establecer una medida cautelar mientras negocie con los «holdouts» y ha dicho que los fondos de cobertura deben ser quienes eleven ese requerimiento.
«La República de Argentina inminentemente estará en default», dijo en un comunicado el mediador judicial, Daniel Pollack, que intercedió en las cinco reuniones que celebraron las dos partes desde inicios de mes.
«No es una mera condición ‘técnica’, sino que es un evento real y doloroso que perjudicará a la gente», sostuvo. «El ciudadano común argentino será la víctima real y última».
Argentina asegura que no caerá en un incumplimiento porque depositó 539 millones de dólares a fines de junio para pagar el vencimiento del Discount, aunque esos fondos quedaron en un limbo legal atrapados en cuentas del agente de pagos en Buenos Aires debido al bloqueo de Griesa.
«Los prospectos de los bonos (canjeados) dicen cuándo se incurre en default, y esta situación no está ahí, no existe porque es insólita, es absolutamente novedosa», dijo Kicillof, que aseguró que volverá a su país el miércoles por la noche.
En una solución de último momento, un grupo de bancos privados argentinos ofreció a los fondos de cobertura comprarles los bonos impagos para que Griesa levantara el bloqueo a los pagos de deuda, según fuentes.
Pero la última ventana de esperanza para un acuerdo se cerró cuando los bancos y los holdouts no hallaron terreno común, dijeron a Reuters fuentes del sector bancario y del mercado financiero.
ACTIVOS SE DISPARAN
La repentina presencia de Kicillof en Nueva York habían avivado las esperanzas de evitar una cesación de pagos que traería más sufrimiento a una economía que ya está en recesión, aunque nada parecido al colapso del 2002 cuando incumplió con una deuda de 100.000 millones de dólares.
«Todavía es posible evitar un default. Incluso si hay un default, creemos que el Gobierno podría manejar las expectativas del mercado», dijo Bank of America Merrill Lynch el martes en un reporte.
Argentina puede ahora verse enfrentada a cancelar anticipadamente al menos unos 34.000 millones de dólares por el capital de sus títulos ‘PAR’, ‘Discount’ y ‘Global 17’ emitidos bajo leyes extranjeras en dos reestructuraciones de deuda en default en el 2005 y el 2010.
Esos títulos incluyen unas cláusulas que le permiten a sus tenedores exigir la devolución anticipada de sus inversiones si cumplen con una serie de requisitos y están dispuestos a enfrentarse con el país en cortes extranjeras.
Antes de la conferencia de prensa de Kicillof el miércoles, la posibilidad de un acuerdo disparó el valor de los activos financieros argentinos. El riesgo país medido por el índice EMBI+ de la banca JP Morgan cayó a su mínimo en tres años.
El precio del Discount aumentó fuertemente el miércoles y los costos de asegurarlo contra un default cayeron reflejando algo de optimismo.
Pero las acciones de la petrolera YPF cayeron un 7,7 por ciento y las del Banco Macro perdieron un 12,7 por ciento tras el fracaso del acuerdo.
La agencia de calificación Standard & Poors (S&P) redujo la nota soberana de la deuda argentina en moneda extranjera a default selectivo antes que venciera el plazo. La firma dijo que el período de gracia ya caducó, sin detallar cuándo eso sucedió.
Las calificaciones de Argentina han estado hundidas en el terreno de los «bonos basura» desde su cesación de pagos en el 2002, por lo que la baja de la nota desde el nivel de «CCC-/C» no tendría demasiados efectos sobre las finanzas del país.
«En los últimos días los bonos han caído pero están lejos de cotizar considerando un default», dijo Emiliano Surballe, un analista de renta fija en Bank Julius Baer.
LARGA PELEA
Durante años la tercera mayor economía de Latinoamérica luchó contra estos acreedores holdout que rechazaron canjes, pero tras agotar los caminos judiciales ahora Argentina enfrenta un default si no logra un acuerdo de último momento.
El martes tenedores de bonos reestructurados de Argentina denominados en euros dijeron que una suspensión del fallo de Griesa contra el pago de la deuda fomentaría un acuerdo.
Y dijeron que facilitarían un trato al desistir de una cláusula llamada RUFO que no permite a Argentina ofrecer a otros inversores mejores términos de los que les ofrecieron a ellos antes del 31 de diciembre.
Argentina ha argumentado en varias ocasiones que la cláusula RUFO no le permite llegar a un acuerdo con los holdouts.
Aunque inquietante, la crisis de deuda no se compara con el caos que trajo el incumplimiento récord de Argentina del 2002, cuando decenas de personas murieron en violentas protestas callejeras y las autoridades congelaron las cuentas de los ahorristas para frenar una fuga de depósitos bancarios.