La cotización del dólar profundizó ayer la tendencia bajista, ya mostrada en las primeras jornadas tras la eliminación del cepo, al retroceder otro 3% promedio, lo que llevó al mayorista a operarse debajo de 13 pesos.
El retroceso se produjo en otra rueda sin intervención oficial en la que el billete arrancó ofrecido, lo que llevó a su precio para la venta a caer de los $ 13,25, en la apertura, a $ 12,70 en horas del mediodía.
Desde ese momento, comenzó a notarse «alguna retracción de la oferta que, al combinarse con un repunte de la demanda, hizo rebotar la cotización hasta los $ 12,86 del cierre», explicó un operador que siguió de cerca los vaivenes del mercado.
La baja mayorista no tardó en trasladarse a la plaza minorista, lo que hizo hacer la cotización vendedora de $ 13,60 a $ 13,16 (-3,25%), tras haber tocado mínimos de $ 13,10. Quedó de esta manera 5,75% por debajo del cierre de $ 13,95 que marcó el primer día de negocios sin cepo.
La volatilidad que mostró el precio del billete en la jornada dejó a la vista la ansiedad que comienza a ganar a algunos operadores por ver jugar en plaza al Banco Central (BCRA). Después de todo, las modificaciones impuestas al régimen cambiario instituido tras las elecciones de 2011 si bien apuntan a remover todas las restricciones impuestas para operar, no cambian la esencia del sistema.
«Será de «flotación sucia», como lo llamamos los economistas. Va a haber fluctuaciones en el tipo de cambio y un Banco Central con herramientas suficientes como para comprar si cree que bajó demasiado o vender si considera que subió demasiado», explicó el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, el día en que anunció el final del cepo.
Esto lleva a los operadores a esperar la aparición del ente monetario, que, hasta aquí, dejó que el mercado se armara entre privados «para dar una señal de normalización y de respeto a los valores que allí se convaliden», interpretó Camilo Tiscornia, de CyT Consultores.
Al respecto, cree prudente que el BCRA no «marque la cancha cuando es público y notorio que la demanda importadora no se regularizó aún, con lo cual el equilibrio que se observó en estas tres primeras ruedas bien puede no ser el real aún».
Razones para ser prudente
Las conjeturas sobre las razones que llevarían al BCRA a mantenerse al margen de las operaciones son hasta ahora variadas. «Creo que, por un lado, quieren ver cómo se comportan los agentes económicos sin cepo y, a la vez, testear si la suba de tasas fue suficientemente atractiva para evitar la dolarización. Por el otro, convalidan hasta acá la caída porque saben que les puede ayudar a bajar expectativas inflacionarias», interpreta el economista de CeSur, Amílcar Collante, para quien la actitud prescindente que hasta ahora mostró el BCRA enfrentará un test si el billete llegara a perforar $ 12,50.
Su colega Eric Ritondale, de Econviews, supone que el aval oficial al retroceso del dólar es «de corto plazo» y que está alentado por la agenda que se le viene: «No creo que quiera comprar emitiendo más pesos cuando lo que buscan es controlar la inflación ni que se apure a comprar y poner piso con la boleta que tiene por pagar por los futuros», explica.
Los operadores saben que en el momento en que se largue a comprar el BCRA definirá un piso para la cotización. De allí la ansiedad con que esperan esa señal.
Mientras tanto, las reservas volvieron a repuntar ayer en US$ 23 millones para cerrar la jornada en US$ 24.406 millones, según se reportó. A eso mucho ayudó la reaparición de las liquidaciones sojeras, que, tras haber caído hasta los US$ 71,9 millones en la semana previa a la eliminación del cepo, escalaron hasta los US$ 481,4 millones (+570%) en la siguiente, y con fuerte concentración de ventas durante el viernes, como ya había advertido LA NACION.
fuente LA NACIÓN