En sus dos declaraciones ante la jueza María Servini de Cubría, Martín Lanatta mencionó varias veces al mexicano Carlos Ahumada Kurtz. Según el condenado por el Triple Crimen, ese empresario le habría pagado 5,2 millones de dólares al ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández por el negocio de la efedrina. La Justicia nunca avanzó sobre esa pista. Pero los contactos existieron. Según la versión de Ahumada Kurtz, hubo una sola reunión en el despacho del entonces ministro de Justicia para hablar de fútbol. Ante Clarín, el mexicano aseguró que hubo un testigo del encuentro: un hombre de las inferiores del club Quilmes. Fernández nunca admitió esa reunión. Sin embargo, fuentes con acceso al entorno del empresario aseguraron a este diario que hubo varios contactos con el ex funcionario. “Ahumada se acercó a Aníbal porque necesitaba protección”, explicó esa fuente. Otro testigo de la relación con Fernández sería William Alberto Fabro, un custodio de nacionalidad uruguaya que trabajó durante varios años a la sombra de Ahumada.
El nombre del empresario mexicano volvió a sonar en las últimas horas a raíz de la fuga de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci. Varios medios mexicanos lo vincularon directamente con el hecho. En el Ministerio de Seguridad de la Nación hay hermetismo sobre las líneas de investigación que lleva adelante la Policía Federal, pero ante una consulta de Clarín dijeron anoche que “Ahumada no está siendo investigando por la fuga”.
Las fuerzas federales reforzaron la búsqueda este fin de semana y actualmente hay 400 efectivos, en cada turno, destinados a encontrar a los prófugos. Ayer, antes del acto donde se anunció el traspaso de la Federal a la Ciudad, el presidente Mauricio Macri le pidió a varios funcionarios que las fuerzas federales sigan trabajando en el caso bajo la conducción de Ritondo.
Ahumada Kurtz nació en Argentina, pero vivió casi toda su vida en México, donde terminó preso por un escándalo político de trascendencia nacional. Desde entonces, acumuló denuncias por supuestas maniobras de lavado con dinero proveniente del narcotráfico.
Su regreso al país se concretó en julio de 2007. Primero se radicó en Córdoba, donde gerenció el club Talleres junto a Carlos Granero. Luego pasó a manejar Juventud Universitaria de San Luis y actualmente preside el club Estudiantes de esa provincia.
Por sus vínculos con el fútbol, Ahumada estableció una estrecha relación con el entonces presidente de la AFA, Julio Grondona.
Durante el gobierno kirchnerista, el mexicano también se acercó al ex ministro de Planificación Julio de Vido. El vínculo se concretó a través del ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, que representa a Ahumada en varias causas.
“Zaffaroni fue la persona que le abrió las puertas en la Argentina. Una vez puso su casa para una reunión entre Ahumada, De Vido y otras personas de Planificación”, aseguró un hombre que conoce los pasos de Ahumada desde su regreso a la Argentina. El motivo de aquel encuentro habría sido un proyecto, nunca concretado, para abrir un parque eólico en San Luis.
Cuando trascendió el contenido de la declaración de Lanatta ante la Justicia, Ahumada Kurtz se presentó de manera espontánea ante Servini de Cubría y mencionó el nombre de su abogado: Eugenio Raúl Zaffaroni. Este diario se comunicó con el ex juez de la Corte, quien no quiso responder las preguntas.
Lanatta dijo que fue dos veces a la casa de Ahumada junto al misterioso agente de inteligencia conocido como “Máximo”. “Una vez retiré 2 millones de dólares, de esa gestión yo recibo 20.000; y en la segunda oportunidad retiramos 3.200.000 y me dan 30.000”, relató. El dinero se lo habrían entregado en mano a Fernández. Según el testimonio de Lanatta, con ese dinero se habría comprado una moto CVR 600 en una concesionaria de Quilmes. También habría adquirido en el mismo lugar un mini Cooper de color negro. La Justicia nunca fue hasta la concesionaria.
fuente CLARÍN