El manejo fiscal de Cambiemos se contrapone a la política de shock que llevó adelante el Gobierno en el frente cambiario y apunta a correcciones graduales que, en el arranque, hasta reducen los ingresos y agravan el déficit que en 2015 trepó de 5 a 7% del PBI, según las estimaciones privadas.
“Ni siquiera eliminando todos los subsidios –que rondan el 5% del PBI– se elimina el déficit fiscal”, estima el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino para el Análisis Fiscal (Iaraf), para quien en 2015 el rojo en las cuentas públicas fue de 7,3%.
Con un pronóstico para 2016 de déficit similar o levemente menor al del año anterior, la cuestión está en cómo financiará el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, el resultado negativo. A diferencia del kirchnerismo, el equipo de Cambiemos apunta a no depender exclusivamente de la salida monetaria para saldar las cuentas, sino recurrir al endeudamiento. “Se apunta a minimizar la emisión”, aseguró Argañaraz.
Para el exasesor del sciolismo, Miguel Bein, el paso de un esquema de financiamiento monetario a uno vía deuda acarrea los riesgos implícitos a mediano/largo plazo de la deuda en divisas extranjeras y de pagar tasas más altas.
Para el Gobierno, el límite del ajuste fiscal donde las principales fuentes de gasto se encuentran en los subsidios económicos a la energía y transporte, además del empleo estatal, es el costo político. Pese a eso, en los últimos días avanzaron los despidos y revisiones de contratos en el Estado y se esperan los anuncios para los recortes de subsidios energéticos y de transporte. Los dos rubros, transferencias y empleo, engloban el 50% del gasto.
“Se opta por el gradualismo, focalizando la reducción del déficit fiscal en el recorte parcial y selectivo de los subsidios económicos. El combo ‘shock monetario/cambiario’ con gradualismo fiscal ayuda a amortiguar el nivel de actividad económica”, sostiene la línea que baja desde Economía & Regiones, la consultora que fundó Rogelio Frigerio, hoy ministro del Interior.
Los subsidios energéticos ascienden al 3,3% del PBI y los del transporte al 1,2%, detalla un estudio del Cippec, entidad que nutrió de funcionarios al gobierno macrista. En ese marco, el 32% de los subsidios beneficia a los dos deciles de mayores ingresos, en tanto que los dos deciles de menos ingresos reciben apenas el 13%.
Pero la baja que pueda aportar el recorte del gasto en estos sectores hoy se contrapone con una menor recaudación a partir de medidas ya anunciadas, como la eliminación de retenciones, y futuras, como la actualización del piso para el impuesto a las ganancias de los trabajadores que se discutirá en el Congreso. Si bien el impuesto lo paga el 10% de los asalariados, su recaudación alcanza a 3,2% del PBI, según datos de la consultora de Bein.
En las estimaciones del ex asesor sciolista, los anuncios fiscales del gobierno de Mauricio Macri tienen un costo de $ 146.020 millones. La masa crítica proviene de la pérdida de recaudación por retenciones a la exportación y baja de cinco puntos a la soja, lo que implica unos $ 55 mil millones, aunque para economistas como Martín Tetaz, en realidad la medida, que forzó la liquidación, implica más ingresos en comparación con los granos que dormían en silobolsas. Entre los otros ítems del gasto que detalla Bein, $ 3.300 corresponden al bono de $ 400 de fin de año para beneficiarios de la AUH, a lo que se suma una ampliación de beneficiarios por $ 2.720 millones. Y, como resultado de la devaluación, un aumento de subsidios por US$ 85 mil millones.
El año 2016 será el de generar condiciones para el futuro, según el economista cordobés. “Bajar la carga tributaria era necesario para mover la rueda de la economía. El impacto de eliminar retenciones recién va a ser significativo el año próximo, cuando se supone que debe generar más siembra, más cosecha y más producción”, ponderó Argañaraz.
En el mientras tanto, “todo lo que está haciendo ahora el Gobierno es aumentar el déficit”, reconoció. “Evitar que las familias de menores ingresos sufran las consecuencias del ajuste no sólo es lo correcto desde el punto de vista social, sino que además evitaría un estallido social”, analizó Roberto Salomon, de Econométrica.
fuente PERFIL