Miami, ese terreno asociado a ricos y famosos que nunca caduca, el paraíso vacacional que albergó alguna vez a la clase media en ascenso de los 90. Desde allí, Matías Garfunkel vive un especie de autoimpuesto exilio en medio del torbellino mediático que se desató por la venta de Tiempo Argentino y radio América (dos medios que ya no le pertenecen), y la compleja situación financiera que vive en general el Grupo Veintitrés, del que Garfunkel (junto a su socio, Sergio Szpolski) se están desprendiendo.
Desde su cuenta de Twitter, el lugar seguro que eligió para apoyarse y comunicarse, una plataforma con la que –se nota– se siente muy a gusto, sigue de cerca las internas de este conflicto, y apunta contra algunas caras visibles del grupo. Garfunkel tuitea: lo hace con acidez, baja línea, ironiza, contesta a seguidores cuando quiere y hasta retuitea a los medios digitales cada vez que él mismo es noticia. Como el caso de sus úlitmos filosos 140 caracteres contra Mario Pergolini, a quien acusó de recibir, a través de Vorterix, pauta oficial del Gobierno que era para el diario El Argentino.
En el documento de facturación de la pauta oficial que publicó Garfunkel, se puede ver cómo la agencia Télam solicitaba la impresión de un anuncio en Tiempo Argentino Sur, en el marco de la campaña presidencial, aunque el documento detalla que la pauta sería cobrada por Radio Vorterix.
PERFIL se contactó con Garfunkel quien no quiso hacer declaraciones. Está claro: su único micrófono hoy es Twitter, desde donde viene disparando contra varios sectores del Grupo Veintitrés. De hecho, lo hizo en varias oportunidades contra el propio Szpolski, con quien se mantiene enemistado desde que la sociedad comenzó a tener una fuerte crisis financiera y varios conflictos de intereses el año pasado. “Coti Nosiglia, gracias por haberme presentado al tránsfuga de @sergioszpolski. Más que un amigo, sos un HDP”, escribió sin ningún tipo de filtro hace unos meses.
Los cruces comenzaron a hacerse más reiterados a medida que las irregularidades y problemática que hay dentro del grupo (cuyo gran parte de sus trabajadores no cobran sus sueldos desde hace dos meses), comenzaron a aflorar en los medios. De hecho, éste fue tema también de cruces con Szpolski cuando Garfunkel quiso desmarcarse. “Estaría bueno que le pregunten a @sergioszpolski qué hizo con la pauta oficial y el manejo discrecional”, escribió.
Contra todos. La semana pasada se conoció la noticia que el grupo M de Luxe, compró radio América y Tiempo Argentino por un monto estimado en 2,3 millones dólares. El nuevo propietario es un joven empresario llamado Mariano Martínez, quien acaba de iniciarse en el negocio de los medios. Martínez se reconoce –en un reportaje que el viernes publicó Noticias– como un lobbysta, que le gusta relacionarse con gente y que entre una cosa y la otra fue pasando del negocio del espectáculo al de los medios de comunicación.
Según contó a dicha publicación, conoció en persona a Szpolski y se vio una sola vez con Garfunkel, con quien se jacta de no haber negociado nada. “No tengo que negociar con él. Yo me siento, hago una oferta, está en ellos como grupo aceptarla o no. De ahí en más son los abogados, los contadores, los que se encargan de encaminar todo. Si está todo OK y están todas las cosas en su lugar, se firma. Si no, no se firma absolutamente nada”, explicó Martínez, quien se comprometió a pagar los sueldos adeudados de los empleados de Tiempo Argentino y radio América mañana, aunque según pudo saber este diario el pago se postergó para el miércoles.
En medio de este escenario, Martínez tampoco se salva de las balas de Garfunkel. “Según los medios, estos serían los supuestos compradores. Tremendo”, puso en un mensaje poco claro en Twitter, acompañado el texto con un link hacia una base de datos con información sensible sobre Martínez y su padre.
A la distancia. Garfunkel vive con Vannuci y sus hijos en Miami desde fines del año pasado. Se desconocen los motivos, sin embargo, existen versiones que indican que tomó la decisión por un tema de seguridad. En septiembre de 2015, hizo una denuncia a la Metropolitana por recibir mensajes intimidatorios en su cuenta de Twitter, casillas de mails y hasta en los propios teléfonos celulares. Desde ese momento, y antes de viajar a Miami, el empresario triplicó las medidas de seguridad de su casa de Belgrano, pidió custodia y canceló todo tipo de reuniones sociales. Y tanto él como su mujer, cambiaron los números de sus teléfonos celulares y dejaron de llevar a sus hijos al jardín.
Su presente es ahora allá, donde disfruta de cierta tranquilidad. El jueves pasado fue junto a su mujer a ver a Plácido Domingo, al American Airlains Arena, donde el cantante hizo una presentación junto a Juanes. Allí, Matías sacó una butaca para él y Vannucci. Según pudo saber PERFIL, cada asiento le costó mil dólares. Las críticas del espectáculo fueron buenas aunque, parece, a Garfunkel mucho no le gustó porque se fue en el intervalo.
fuente PERFIL