«PRO-positivos”. Es la consigna que repiten funcionarios y legisladores macristas –jugando con la sigla partidaria–, cada vez que un socio de la UCR les sugiere que el Gobierno debería salir a denunciar a viva voz los números de la pesada herencia kirchnerista.
Insinuaciones por el estilo circularon por los jardines de Olivos, durante el agasajo de Mauricio Macri a los legisladores de Cambiemos, el jueves. Entre canapés y choripanes estilo PRO (chorizo bombón y una sola tapa de pan), radicales y macristas trataban de despejar incógnitas sobre el tono del mensaje presidencial en la apertura de sesiones ordinarias, el 1° de marzo. Y si incorporaría una mirada al pasado.
Con su fino humor cordobés, el radical Mario Negri , jefe del flamante interbloque de diputados, advirtió que “no vaya a ser que los kirchneristas nos quieran hacer creer que con ellos hubo deflación y la inflación es invento nuestro”. También exhortó a generar “confianza”, palabra que mencionó tres veces. Fue el que abrió la breve lista de oradores que continuó el senador Angel Rozas, también de la UCR, y cerró Macri. En veinte minutos habló de unidad, también de cierta molestia porque los propios no lo defendieron lo suficiente en la polémica por la suba de precios, y terminó admitiendo que “cada puerta que abrís, se te cae un problema o una deuda”.
Para algunos de los radicales presentes sonó a un posible cambio en la estrategia oficial. Rara coincidencia, entre tanto tironeo interno, los dirigentes de esa fuerza cierran filas detrás de la idea de fijar en la sociedad la idea de que buena parte de los obstáculos que afronta el Gobierno vienen de atrás. Además, todos creen que el partido debe ser más escuchado en la Casa Rosada. Difieren en los modos.
El jefe del Comité Nacional, José Corral, llevó la idea de hablar de la herencia K a las habituales tertulias de los martes en la Casa Rosada, a la que concurre junto a Negri y Rozas. Según comentan fuentes del radicalismo, sus interlocutores (Marcos Peña, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó) reaccionan distinto cuando aparece el tema.
Al jefe de Gabinete se le adjudica la mayor resistencia a mirar hacia atrás. Lo ha comentado también entre su propia tropa, que cada vez cuenta con más adeptos a incorprar el tema de la herencia en el discurso oficial. Peña coincidiría con el gurú ecuatoriano, Jaime Durán Barba, en que la gente no quiere oír sobre temas conflictivos y prefiere que le hablen del futuro. Además, creen que mirar atrás podría tocarles el callo a algunos gobernadores o legisladores del FpV a los que buscan captar como aliados.
Con todo, no está dicha la última palabra. Hasta autoridades parlamentarias del PRO dudan de la conveniencia de seguir perdonándoles “errores” a Cristina, Kicillof y compañía. En la Asamblea Legislativa se verá si Macri sube el tono.
fuente CLARÍN