Esta es la transcripción de la llamada entre Rousseff y Lula, divulgada por el programa Globonews:
Dilma Rousseff. Hola
Lula da Silva. Hola.
D. R. Lula, deja que te diga una cosa.
L. S. Dime, querida.
D. R. Lo siguiente. Estoy mandando a Bessias junto con el papel para que lo tengamos. Úsalo solo en caso de necesidad. Es el acta [de ministro], ¿vale?
L. S. Ah. Está bien, está bien.
D. R. Solo eso. Tú espera, que está yendo.
L. S. Está bien, yo estoy aquí, espero.
D. R. Vale?
L. S. Está bien.
D. R. Chao.
L. S. Chao, querida.
«Impeachment ya». Esta pancarta gigante, verde y amarilla, volvió a ocupar la Avenida Paulista (São Paulo) solo tres días después de salir en las multitudinarias marchas del domingo, las mayores de la democracia, que pidieron el fin de la corrupción, la salida del poder de la presidenta Dilma Rousseff y la prisión del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva
Miles de brasileños salieron de nuevo a manifestarse la noche del miércoles contra el nombramiento de Lula como ministro de la Casa Civil (una especie de puesto de primer ministro). Los ánimos de los manifestantes, ya caldeados por la prolongada crisis política que atraviesa el país, se encendieron al conocer el nuevo cargo del expresidente, sobre el que pesan acusaciones de corrupción y una petición de prisión preventiva. Pero la gota que colmó el vaso fue la filtración de una conversación entre Rousseff y Lula en la que la presidenta avisa a su predecesor del envío de un acta de ministro para firmar «en caso de necesidad». Los investigadores ven indicios de que la presidenta intentaba así ayudar a su compañero de partido, en caso de que el juez Sérgio Moro ordenase su prisión. La Presidencia de la República, por el contrario, dice que se trataba de una llamada puramente burocrática. Que Rousseff le mandó el documento a Lula para que lo firmase por si éste no podía estar presente en la toma de posesión de los nuevos ministros, programada para el jueves por la mañana en Brasilia.
Como ministro, Lula está aforado y no responde ante la Justicia común, sino ante el Supremo Tribunal Federal. La oposición al Gobierno interpreta su entrada en el Gobierno como una estrategia para huir de la investigación del caso Petrobras, liderada por el juez Sérgio Moro.
El abogado de Lula da Silva acusa a los investigadores responsables por filtrar la conversación con Rousseff de provocar una «convulsión social» en Brasil. Las protestas del miércoles arrancaron con unos cientos de personas en Brasilia y São Paulo la tarde del miércoles, pero fueron creciendo a medida que pasaban las horas. A las diez de la noche, ya eran miles. En Brasilia, se concentraron alrededor del Palacio do Planalto, sede del Ejecutivo brasileño. En São Paulo, cortaron la céntrica Avenida Paulista. En varios lugares, los manifestantes se asomaron a los balcones para golpear cacerolas al grito de «Fuera Dilma», «Fuera PT [Partido de los Trabajadores]». Algunos simpatizantes del PT se concentraron, a su vez, al grito de «¡No habrá golpe!».
fuente EL PAÍS
fotos LA NACIÓN